Capítulo Once.

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''...Entonces'' - habló Sebastián - ''¿Como estás?''.

Tomé un trago de café y lo miré.

''Quiero matar a tu hermano''.

Admití y el rió.

''No has cambiado nada''.

Él me sonrió y odie que su sonrisa fuera igual a la de su gemelo.

''¿Cómo está mi prima?''.

Le pregunté.

''Hermosa, como siempre''.

No me pasa.

Negué sonriendo y tome más de mi café.

''¿Vas a estudiar aquí?'' - él asintió - ''¿Cómo se puso cuando supo que la ibas a dejar?''.

''Triste, pero lo entendió, además iré a Italia dos veces por mes.'' - se encogió de hombros - ''Seguro le pondrá feliz saber que te tiene a ti para que me vigiles''.

Yo me reí y negué.

''Tú te cuidas sólo, si le haces algo a ella, yo meto las manos''.

Estuvimos como tres horas en Starbucks y luego nos fuimos a un parque cerca.

''Sam, deberías hablar con Julio, yo lo veo arrepentido'' - ambos suspiramos - ''Él estuvo mal mucho tiempo''.

''No se, Seb. Yo también estuve mal mucho tiempo'' - miré a Sebastián y le di una sonrisa pequeña - ''Voy a pensarlo, ¿Si?''.

Él asintió y luego sonrió.

''Ahora nos vas a tener en tu Universidad, vas a tener bastante tiempo para decidir''.

Giré los ojos.

''Wuuu, que alegría''.

Festeje falsamente y él me empujó, pero cuando vio que casi me caigo me agarró y quedé pegada a su pecho, pero en vez de incomodarnos o algo, nos reímos.

Pero mi suerte es brutal, y mami me mandó a bautizar con agua de playa, so.

Tyler nos estaba viendo.

''¡Tyler!''- corrí hacía el, pero se montó en su carro y se fue - ''¡PUTA MADRE!'' - grité y me alborote el cabello de la frustración - ''¿Porque soy tan salada, Diosito?''.

Hablé mirando al cielo y Sebastián se rió.

''Tu sal no te abandona, Sam'' - el maldito se reía a carcajadas - ''Vamos, te voy a llevar a tu casa''.

Me jaló mientras yo seguía quejandome de la mala suerte que tengo.

°°°

Jueves

Al final Sebastián se quedó en mi casa porque nos quedamos hasta tarde hablando con mi prima, Beatrice.

Si yo me hubiera tomado un shot por cada vez que dije o pensé ''no me pasa'' tuviera una pea encima.

Pero bueno, me levanté, puse Kiwi a todo volumen en la sala porque Sebastián estaba durmiendo en el mueble y se paró alarmado.

''Buenos días, tenemos universidad. Arriba''.

Por suerte en su carro el man tenía cepillo de diente, y muda de ropa. Un hombre preparado, déjenme decirles.

A Venezuelan In The University.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora