Capítulo Tres.

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Un Mes Después.

Yo estaba durmiendo plácidamente cuando escuchó un teléfono, pero no era el mío, el mío no suena así.

''El coño e' su madre''. - susurré y me levanté. Era el teléfono al que llaman los vigilantes cuando viene una visita - ''Diga''.

Mi voz sonó super ronca.

''Señorita Bracco, un joven llamado Tyler Scott vino, ¿Lo dejó pasar?''.

El sueño se me quito del tiro.

''Si, es un amigo''.

Me encogí de hombros no sabía si podía decirle así, pero valió verga.

Luego recordé que yo estaba en pijama, sin sostén y mi ''pijama'' básicamente era algún suéter o camisa grande con un chaquetero.

Corrí al cuarto y luego vi la hora, también era tarde para ir a la Universidad.

Cuando apenas me pude poner un sostén bajo la camisa, tocaron la puerta.

''Voy'' - respondí y fui a abrir - ''Hola Tyler, pasa'' - lo dejé entrar y corrí a mi cuarto otra vez.

''Hola Sam'' - gritó desde la sala y escuché como se acercaba - ''¿Porque tan apurada?''.

''Es super tarde'' - él se rió - ''No te rías, ni siquiera sé qué haces aquí''.

''Sam, hoy es día libre porque el decano está de cumpleaños, te venía a visitar nada más'' - me dejé caer en la cama - ''Te recuerdo que vivo en el edificio de al lado''.

Siguió hablando, aún afuera de mi cuarto. Salí, así como estaba y fui a la cocina con el siguiéndome.

''¿Quieres café?''.

Le ofrecí.

''No, gracias''.

Asentí y puse a hacer para mí, no me gusta el café puro, lo mío es el café con leche.

''¿Puedes abrir? Por favor''.

Alguien había venido y estaban tocando, Tyler se pasó a abrir y escuché la voz de Alejandro.

''¡Samantha!''.

Esto es malo, esto es muy malo. Ese man a mí nunca me dice mi nombre completo, algo paso.

''En la cocina''.

Respondí con miedo y a los segundos aparecieron en mi campo visual, Tyler y Alejandro.

''¿Qué hace él aquí?'' - sonreí inocente - ''No me parece gracioso, Samantha''.

Giré los ojos y empezó a sermonearme en español mientras yo tomaba mi café.

Por suerte Tyler se había ido apenas Alejandro llegó.

El gringo no era estúpido.

''¡Mira como estas vestida! Cualquiera creería que tiraron'' - salí de la cocina para buscar mi teléfono - ''No me ignores cuando te hablo, no puedes tener a tipos con hormonas alborotadas aquí''.

Me empecé a reír.

''Entiendo tu regaño y puedo soportarlo, pero no vas a darme órdenes. Este lugar sigue siendo mi casa y si quiero puede meter aquí a quien quiera''.

''¡Samantha!''.

''¡No! Nada de ''Samantha'''' - lo remede - ''Yo no voy a tener pelos en la lengua para decirte las vergas como son''.

''Tyler es buena persona, lo conozco, pero no quiero que te lastimen''.

Iba a bufar, pero yo conocía a mi amigo.

A Venezuelan In The University.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora