Diario De Una Alma Suicida.

Orquesta A La Media Noche

Al terminar el día, me sentía demasiado cansado. No podía creer lo que había pasado y aun mas, haber tenido tantas respuestas de un golpe. Me mire en el espejo, y me di cuenta de que todavía tenía la mano de Elisza en mi mejilla. Me reí un poco, y me desvestí para darme un baño y relajarme.

Mientras me bañaba pensaba en el día. Y sentía como algunas partes de mi memoria comenzaban a tener sentido, solo me faltaba encontrar a Steph y saber que son los secretos del diario, aunque me siento satisfecho con lo que ha sucedido. Quería las respuestas faltantes.

Al terminar de bañarme me puse mi pijama. Y Salí con mis papas a la cocina para cenar con ellos. Y decirles lo que había recordado. Aunque estaban felices de que hubiera recuperado algunos recuerdos, pero al saber que ella había venido su cara no era de mucho agrado. Aunque yo estaba cómodo y eso era lo importante.

Era la media noche, estaba a punto de quedarme dormido cuando escuche unos golpecitos en mi ventana, me asome a ella. Y vi a una chica. Abrí la ventana y la mire de arriba abajo.

—Hola, buenas noches—. No conocía a la chica, así que pensé que podría buscar a mi hermano.
—hola, veo que ya no hay nadie. Verdad—.
—no, si buscas a mi hermano. Este dormido, tendrías que venir mañana—. En mi mente trataba de saber quién era. Pero no podía reconocerla.
—Haszazel, no me recuerdas verdad—. Su voz era tímida. Estaba realmente extraña
—disculpa, pero no. No sé quién eres—. Cada que alguien me dice eso, es alguien importante. Pero porque siempre hacen eso de preguntar. Mejor digan quien son y ya.
—eh, soy Steph. Me alegro que estés bien—.

Al ver a la chica frente a mí, no podía creerlo. El diario y la última hoja estaban aquí.
—ah, hola. Este es inesperado verte a esta hora. Pero espérame. Deja cambiarme. Es que estoy en pijama—.
—sí, te espero—.

Me vestí con algo abrigador. Y en una mochila saque una manta por cualquier cosa. Salí lo más callado y sin hacer ruido. Y abracé a Steph. Alegrándome de verla. Ella me devolvió el abrazo y me miro fijamente. Y me robo un beso, se separó rápidamente. Y vi su cara completamente roja.

—disculpa. Eso fue...—
—perdón. Solo fue un impulso—.
—está bien, y dime. De que querías hablar—.
Temía que no haya traído el diario. Y tuviera que esperar más tiempo.
—me dijo Elisza que hablaron—.

Vaya, que Elisza era rápida para algunas cosas.
—sí, hoy estuvo aquí. Y también me dijo que tú tenías su diario—.
—sí, de hecho me pidió que te lo entregara, pero antes de eso. Tengo que confesarte algunas cosas—.

Su voz se tornó seria y fría. Aún más que la noche,
—yo fui quien le dijo mentiras a Elisza, pero no pensé que dañaría tanto a la persona que amo—.

Las palabras de Steph. Y que me amaba era algo nuevo. Simplemente no sabía que decir. Me acerque a ella y tome su mano, —te entiendo. Pero de alguna manera quien ahora buscas ya no está. Solo existe este cuerpo. Y más allá de buscarte a ti. Estuvo buscándola a ella—. Creí que estaba haciendo bien buscando a Elisza. Cuando era a Steph a quien debía de buscar.
—lo sé, y lo entiendo. Por eso. Es que te entrego esto—.

Era el diario de Elisza. Al momento de tomarlo. Mi cabeza comenzó a dar vueltas. Supuse que era porque ya era noche y estaba cansado.
—gracias, mañana podemos vernos y hablar. Hoy es un poco tarde para eso—.
—lo siento, yo saldré del país en unas horas. Solo vine a darte el diario. Y desearte una mejor vida—. Se acercó una vez y beso mi mejilla. Se dio media vuelta y se fue.

Cuando entre a casa. El dolor de cabeza era aún peor. No entendí que paso. Pero en un momento a otro me caí al suelo. Y me di un golpe en la cabeza. Lo último que vi, fue mucha sangre. Y un recuerdo antes de perder la conciencia.

—Haszael, esta semana nos toca intercambiar el diario. Pero lo eh olvidado. Puedo entregártelo después—.
—sí, claro. Amor, ¿puedo preguntarte algo?—
—claro amor, dime....—
—alguien me dijo, que me fuiste infiel. ¿es cierto esto?—