Poesía para pensar.

10 de febrero.

La muerte...
El inevitable
destino de la vida.

Todo tiene un fin;
todo lo que se crea, muere.
Tarde o temprano...

Y así fue
como lo perdi.

Y finalmente valore
todo lo que con el pase,

todos los valores
qué el me enseñó.

Por eso este 10
de febrero,

dedico este poema,
a quien fue mí
gran apreciado
abuelo.

Qué desde hoy
y para siempre
vivirá en mis recuerdos.

Tu muerte no fue en vano,
ya que muchas enseñanzas
has dejado.

Y estoy orgulloso
de lo que una vez
fue mí abuelo.

Que ahora
ya no sufre más,

Qué ahora
en la eternidad,

después de un
largo trabajo
puede descansar.