~Capitulo 1~

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Jimin estaba asustado. Podía oír los golpes secos de su padre directamente en su puerta. Sabía que en cuanto entrara lo golpearía. Y eso le asustaba. Nadie podía ayudarlo.

Se tapó las orejas con fuerza, como si así los golpes dejaran de retumbar, pero no lo harían. Su padre nunca se rendía.

Esta vez si había sido culpa del chico pelinegro. Había dejado caer un vaso de vidrio mientras lavaba los platos. Adam, su padre, lo había visto y eso lo había enfurecido. Jimin corrió a esconderse en su cuarto, más precisamente en su closet, rogando que nadie pudiese encontrarlo, pero era utópico. De pronto la puerta se abrió de golpe, y todo oscureció para el muchachito de los ojos negros. Una vez más, su padre lo machacaría.

Jimin vivía en Londres con su pequeña familia. Su madre, Yang mi, su padre Adam y su pequeña hermanita, Ha-neul.

A él le gustaba pintar, leer y también le gustaba sentarse en el pasto y admirar las nubes, pero jamás podía hacerlo, siempre tenía trabajo o estaba golpeado como para aguantar algo de acción por el día.

Yang mi era una buena mujer, pero el alcoholismo y el tabaco la habían llevado a ser sumisa. Ella jamás estaba sobria totalmente, así que su hijo mayor era el que debía lavar, limpiar, cocinar y hacer el resto de las cosas en la cama. Adam no era su padre. Mejor dicho, su era su padrastro, pero la única vez que se atrevió a decírselo, el tipo le dejó al pelinegro un ojo morado.

Jimin no quería seguir viviendo, eso era obvio. Al menos no en esas condiciones, pero esa era su vida, debía continuar por Ha-neul, la pequeña niña de 10 años.

La noche se hizo presente con rapidez y luego de unos retoques con maquillaje del color de su piel, Jimin estaba listo para ir a trabajar. Listo para convertirse en Lester, el precioso chico que vendía amor.

~~~

JIMIN:

No me gustaba tener secretos. No me gustaba porque no sabía guardarlos y porque con los secretos venían muchas responsabilidades y perdidas de posibilidades, como por ejemplo estudiar. Había dejado la escuela hace un año. Debía hacerlo, no quería, de hecho era bueno estudiando, me gustaba. Pero me tenía que concentrar en una sola cosa. En escapar. Y esta era mi única salida. ¿Qué más podía hacer un chico sin recursos, experiencia ni mayoría de edad? Nada. Así que a esto me dedicaba.

Me pagaban una suma alta de dinero por acostarse conmigo. El mundo de la prostitución no era divertido, pero era mi mundo. Era lo que debía hacer.

Jamás lo disfrutaba. Era asqueroso y me hacía odiarme. Pero... ¿acaso tenía otra opción?

Suspiré profundamente y me acosté en la vieja cama del motel más barato de la ciudad. El último cliente se había ido y no había durado nada. Veinte minutos y el idiota había alquilado el cuarto para cuarenta. Así que allí estaba yo, fumándome un cigarrillo, desnudo y con olor a sexo. De pronto una lágrima calló por mi mejilla y me la sequé con rapidez. Conocía esa mierda, si empezaba no podría parar más.

Me llamaban lester. Jamás decía mi nombre, no era necesario y debía mantener un cierto incognito. Me di la vuelta y comencé a levantar mi ropa del suelo mientras me vestía lentamente, sintiéndome asqueroso. Sucio.

Me odiaba.

YOONGI

Era tarde, la noche estaba en su plenitud y Nam no se apuraba con sus asuntos. Solo quería irme de la jodida oficina, quería beber un poco y perderme. No deseaba volver a casa, estaba algo aburrido de Irene y sus anécdotas de shopping y de sus amigas o de su madre. No me interesaba realmente.

Guilty Pleasure ++RESUBIENDO+++Where stories live. Discover now