Amores Candentes (ZoRobin)

Partida

Narradora

Zoro y Law llegaron al lugar indicado en la carta; cuando se vieron no dijeron nada, sólo se veían de forma asesina, con un aura demoniaca.

Momentos después llegó Robin, vestida con un lindo vestido de color lila y una capa blanca. Los dos hombres no pudieron evitar abrir la boca con sobresaliente asombro.

- Zoro: Robin te vez... - empezó Zoro.

- Law: bellísima... - terminó Law.

- Robin: Gracias chicos... Pero, quería hablarles de algo muy importante; como ustedes seguro sabrán, a mis hermanos les ofrecieron nuevos servicios en el reino de Akagami Shanks, por lo tanto se irán por un tiempo indeterminado... - explicó la mujer.

- Law: si, lo sabemos, hace unos días Luffy fue a despedirse de mi...

- Zoro: y el Rey Akagami Shanks fue al palacio para hablar de eso con mi padre... Pero, ¿Qué tiene que ver eso contigo y nosotros?

- Robin: mi llamado a sido con motivos de despedida, pues, yo acompañaré a mis hermanos en su viaje, no los abandonaría jamás, y está... No será la esepción. - concluyó la morena.

Zoro y Law sintieron como su mundo se venía abajo, no esperaban eso, por eso no le dieron importancia a la partida de los jóvenes, pero saber que su amada también se iba... era horrible.

- Zoro: ¿Estás segura? No juegues...

- Robin: Completamente.

- Law: en ese caso, no me queda de otra más que desearte suerte... Y decirte que el amor que siento por ti nunca fue mi es falso. - aclaró Law mientras besaba su mano.

Robin lo abrazo muy fuerte, si es cierto que ya no sentía lo mismo por él, el cariño que le tuvo tampoco fue falso.

- Zoro: Robin... Creo que te a quedado más que claro que me interesaste desde que te conocí, que me gustaste desde el momento en que te ví contando frutas en los campos. Si es cierto que nuestro primer encuentro no fue el más apropiado, pero me diste la oportunidad para conocerte y yo a ti, que es cierto que llegue a amarte como nunca lo había hecho; que me demostraste que las personas pueden ser distintas entre sí, y que no hay flor más bella que tú... Maldita mujer, rompiste mis murallas. Espero volver a verte... Nico Robin.

La mujer dejó caer unas silenciosas lágrimas, para después abrazar a su amado.

- Robin: nunca voy a olvidarlos...

Y con estas palabras, se fue, dejando atrás a sus dos grandes amores; los cuales con sus corseles la siguieron aún después de subir al carruaje, donde partió hacia el reino desconocido para muchos, pero común para otros; donde nuevos sueños se abren paso para aquellos valientes que se atreven a caminarlos.

Donde aquella mujer, se perdería para siempre...

Fin.

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Ya solo falta el epílogo!