Cuando la aguja finalmente tocó la gran y blanca E, Phoenix no pudo evitar sollozar un poco.
Durante los últimos... ¿minutos?... ¿horas?..., el abogado sólo tuvo el pequeño medidor colocado frente a su rostro como compañía. Había visto como la aguja, iluminada por una pequeña linterna escondida en algún lugar cerca de su mano izquierda, se alejaba de la F y caía lenta e inexorablemente hacia la E. Y mientras veía, había esperado. Esperado a que alguien lo encontrara y lo sacara de esta pesadilla, o que pudiera despertar de ella. Pero ahora que el medidor le había informado que el tanque de oxígeno finalmente estaba vacío, la salvación parecía estar a años luz de distancia.
Phoenix continuó con sus sollozos, dejando escapar pequeñas respiraciones entrecortadas que se convertían en niebla opaca. Lágrimas salieron de sus ojos, las cuales se sentían calientes en comparación a su helada piel. Sabía que podía parar de llorar y tratar de guardar el poco aire que le quedaba en ese pequeño espacio, pero no podía evitarlo. Todo el tiempo había intentado mantenerse tranquilo, pero ahora le era imposible. Había aceptado el hecho de que nadie iba a salvarlo. De que iba a morir.
Pero entonces, hubo un ruido sordo, seguido de lo que parecían voces. Phoenix guardó silencio para intentar seguir escuchando, aunque probablemente no era nada. Había escuchado en algún lado que la falta de oxígeno causaba alucinaciones. Su mente probablemente estaba imaginando todo en un intento por darse una última esperanza antes de que...
—¡Señor! ¡Tenemos algo!
Escuchó decir a una voz, justo afuera.
Otra voz, un poco más lejana, pero reconocible, respondió.
—Ábralo ahora, Detective.
Hubo una pausa, y luego, hubo luz. Phoenix apartó la vista, pues sus ojos ya se habían acostumbrado desde hace tiempo a la tenue luz de la linterna. Sin tener ahora la puerta como soporte, Phoenix salió de su prisión. Pudo haber caído al suelo, de no haber sido por unos fuertes brazos que atraparon su débil cuerpo.
Estaba cálido. Finalmente sintió calor. El cuerpo de Phoenix comenzó a temblar, dándose cuenta de qué tan frío estaba en realidad. Los temblores que sacudieron su cuerpo hicieron que pareciera que estaba teniendo una pequeña convulsión. Pero esos brazos todavía estaban a su alrededor, y ellos estabilizaron su cuerpo y se aseguraron de que no se lastimara mientras se sacudía.
—Dios, Wright —esa voz, que le seguía siendo familiar, ahora le hablaba desde algún lugar por encima de su tembloroso cuerpo— ¿Qué te ocurrió?
Phoenix permaneció en silencio, incapaz de procesar correctamente lo que le acababan de decir. Solo podía temblar y aferrarse débilmente al cálido cuerpo que lo sostenía.
—Llame a una ambulancia, Detective.
—¡En seguida, Sr. Edgeworth!
Así que era él. Abriendo lentamente sus ojos, los cuales había cerrado con fuerza ante la repentina presencia de luz, Phoenix vio que la persona que lo sostenía era, en efecto, Miles Edgeworth. El fiscal se veía inusualmente preocupado.
—E-Edgeworth... —La voz de Phoenix se escuchaba demasiado entrecortada y débil, incluso para sus propios oídos.
—Shush, Wright —dijo Edgeworth— No te esfuerces hablando. Sólo quédate quieto hasta que lleguen los paramédicos.
Phoenix guardó silencio, no sólo porque le habían dicho que lo hiciera, sino también porque su intento anterior de hablar lo había cansado de una manera increíble. Comenzó a tener sueño, pero sabía que quedarse dormido cuando tenía frío era malo, posiblemente mortal. Pero ahora estaba bien, ¿verdad? Estaba en el calor de nuevo. No podría ser tan malo como para... para...
Con un pequeño y tembloroso suspiro, Phoenix inconscientemente se acurrucó más en Edgeworth y durmió, dejándose sumergir en la oscura comodidad que el sueño le brindaba.
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Congelado [WrightWorth / Narumitsu]
FanfictionLuego de que Phoenix fuera víctima de un misterioso secuestro, Edgeworth comienza una ardua investigación para saber quiénes fueron los responsables de tan atroz crimen y hacer lo posible para darles el castigo que se merecen. Créditos: Ace Attorney...