Marcos emprendió su camino, y decidió ir a Salamanca, ya que era la ciudad más próxima que tenía el chico, Marcos García también pensó en trabajar y conseguir dinero de camino a la ciudad del interior de Castilla y León. La primera parada que hizo fue bastante lejana a la de su punto de partida ya que quería alejarse de esas tierras para siempre. Odiaba ese latifundio, no quería volver jamás, bajo ninguna circunstancia, le venían recuerdos mientras andaba, de su hermano fallecido, de sus padres y hermanos, de Clara. No tenía ningún motivo por el que volver, si volvía recibiría el castigo eterno de sus padres y el doble de castigo por dejar embarazada a una chica sin contraer matrimonio ante los ojos de Dios y su padre le haría trabajar de por vida sin poder cumplir aquel sueño con Pedro.
La situación del país estaba igual de compleja y embarullada que su cabeza, con la segunda guerra carlista en su fin, los 16 gobiernos e 10 años gobernando los moderados, en un sistema que aun habiendo sufragio censitario, aun había manipulación electoral y un gran autoritarismo, es decir, un gran abuso de poder, y una reina que tiene más de un pie y medio fuera de España que dentro de esta.
Después de varios días caminando consiguió encontrar un minifundio de un dueño llamado Rodrigo, Rodrigo Gutiérrez era un hombre de buena figura, castaño con ojos marrones y bien fornido de trabajar su tierra, él era dueño de su tierra y el mismo la trabaja, algo impensable para la época, ya que aún existen zonas con el antiguo régimen instaurado y con las relaciones de vasallaje. Tenía unos ideales muy avanzados a su época muy a favor de la república federal y partidario de Francisco Pi y Margall, al cual Marcos dijo que no conocía quien era.
Rodrigo tenía una esposa llamada Catalina, mujer de una belleza despampanante, de cabellos negros y labios carnosos con unos pómulos muy coloridos. Y también tenía una hija de 15 años llamada María, del cual Marcos quedo asombrado por ella. María se autodenominaba María maravilla por su personalidad valiente y atrevida, por su carácter arrogante y ambicioso, y con un toque de egocentrismo.
Marcos le explico su situación y sus planes de futuro, a lo que Rodrigo le ofreció trabajar en su campo a cambio de comida, alojamiento y una paga en metálico. Sería la primera vez que Marcos vería el dinero en moneda, en metal, ya que ese dinero solo lo tenían la burguesía, ahí se dio cuenta de que estaba haciendo bien las cosas, que conseguiría cumplir su sueño.
Marcos empezó a trabajar allí, se llevaba muy bien con toda la familia Gutiérrez, pero en especial, con María, esa chica llevaba loco a Marcos, que este empezó a sentir como mariposas dentro de su estómago cada vez que estaba con ella, cada vez que la veía sonreír, cada vez que se cruzaban sus miradas, cada vez que sus manos se rozaban. Al mismo tiempo María también empezó a sentir algo por el chico que vino de San Miguel de Valero, hasta el punto que se enamoraron perdidamente uno del otro. Se veían a escondidas por las noches, para darse besos y abrazos, para ahogarse de amor.
Pasaron las semanas y los meses, y su amor no disminuía, sino que aumentaba, en sus escondidas hablaban de una vida juntos, en la ciudad, con sus hijos y para siempre.
Marcos estuvo allí durante 1 año y medio cuando decidió que ya era hora de irse y le pregunto a Rodrigo si se podía llevar a su única hija, a María con él, a lo que Rodrigo miro al chico y reconoció esa mirada, era la misma que la suya cada vez que ve a Catalina, y con sus ideales revolucionarios, no vio problema en que María se fuera con él. Rodrigo les proporciono comida, agua, vino; un carro con un caballo y tres bolsas de monedas de oro.
En su partida, Marcos le quiso preguntar una cosa a Rodrigo, le dijo que si tenía tantas monedas y tanto dinero en metálico, por que no se iba a vivir a la ciudad, a lo que este respondió, "Este sitio me recuerda de dónde vengo, quien era antes yo antes de tener dinero, quien era, me hace no perder la cabeza y mantenerla fría, me recuerda que tengo que ahorra para cuando haya malas cosechas, este lugar es todo para mí y nunca me iré de aquí", a lo que marcos afirmo con la cabeza.
Y se despedían María y Marcos de los padres de María, subidos en su carro mientras María bebía un poco de agua y pensó que ella empezaría una nueva vida, al lado de lo que más quiere en este mundo, sonriendo mientras le mira.