Philip
Mentía, ¿Quién era aquella chica? ¿Quién se creía para decirme que no e ignorarme de esa forma tan totalmente brusca?
Podía tener a una Martha, a una Emily, a una Louisa pero no me importaba si no era aquella chica castaña, ¿Por qué me sentía así? ¡Claro!, Nadie nunca me había dicho que no.
Podía ver a mi hermana más pequeña en la cuna, con el mismo nombre que mi madre, la misma sonrisa, los mismos ojos brillantes e incluso la misma risa.
Era apenas de unos meses pero podía notarse la similitud con varios integrantes de la familia, yo... Solo no me parecía precisamente a alguno, siempre veía los puntos en mi rostro, mis amigos decían que cada punto en mi cara era cada chica que conquistaría en mi vida, y cada punto en mi cuerpo a cuántas haría que se enamorara realmente de mí.
Yo cuando era más pequeño pensaba que tal vez tenían razón pero sentía que cada una de esas marcas en mi piel serían cada corazón roto que haría o a la inversa, cada vez que me romperían.
Algo absurdo, lo sé, además de que a mí nadie me había roto el corazón, había empezado a creer que la palabra verdadero amor no existía en mi vocabulario, mis padres habían quedado enamorados a primera vista, pero tampoco creía en esas cosas, sin embargo aquella chica invadía mis pensamientos, era una sensación realmente extraña pero jamás me había pasado.
Lancé el libro que tenía en mis manos.
- ¡¿A quién engaño?! Esas cosas no existen.
El bebé empezó a llorar y me fui refunfuñando del cuarto, un ama de llaves corrió a atender al bebé, mi madre me regañaría por eso, no me importaba, y tampoco me importaban las cosas que había roto.
Creo que esa clase de amor sólo no existía para mí, mejor me encargaría de seguir metiéndome con chicas, era divertido cuando eran tan inocentes que ni siquiera sabían dar un beso, yo me encargaba de enseñarles.
Salí al patio y pude ver los restos de mi sangre derramada ahí, aún no era limpiada, me pareció tan extraño me acerque a la mancha y la toqué, todo se volvió de un color negro a mi alrededor como si las cosas cambiarán de golpe.
¿Dónde carajos estaba?
Estaba en la misma casa que antes, pero está, estaba bastante dañada, con pedazos quemados y paredes caídas.
¿Que debía de hacer en ese momento?
Theodosia
Al parecer había una habitación hecha especialmente para mí en el pasado, mi mente aún trataba de digerir todo lo sucedido...
Simplemente era muy extraño, no sabía muy bien que hacer ahí, tener la presencia de mi madre solo me daba escalofríos.
- ¿Por qué estamos en el pasado o por qué crecí en el futuro?
- Porque no podía llevarme a tu madre a el futuro, lo intente tantas veces, pero fue inútil, mientras era muy poco conveniente que tú crecieras aquí.
- ¿Por qué?
- Por las pestes...
Dijo mi madre viendo a la nada.
- ¿Por qué te pusiste tan seria?
- Theodosia, yo era del futuro, pero ya no pude regresar nunca... Nací para morir aquí mismo.
- ¿Qué quieres decir?
- Si no venía aquí a morir, haría un problema de tiempo y continuidad cambiando todo por completo, desde que tu papá y yo fabricamos la máquina del tiempo sabíamos cómo moriríamos, cuando...
- ¿Cuánto tiempo te queda?
- Un mes...
Dijo mi madre empezando a acariciar mi cabello, ¿Cómo era posible que apenas podía conocerla y moriría en tan poco tiempo?
Sentí un agujero en mi estómago como si algo fuera a dañarme en aquel momento.
- M-mamá...
Se sentía tan raro decirlo, había dicho aquella palabra veces tan contadas que tal vez podía contarlas con los dedos de una mano.
- ¿Si?
- ¿Puedo abrazarte?
- No me preguntes pues eso, solo hazlo mi niña hermosa...
Ella misma me abrazó, se sentía tan irreal, como aquellos sueños que siempre me acompañaban en la noche sobre mi madre. Pero al mismo tiempo se sentía real, la sensación, me hacía creer que en serio estaba en el pasado.
Escondí mi cabeza entre sus brazos, aquellos brazos que me habían faltado por tantísimo tiempo.
- Siempre te he amado Theo...
Mi padre se unió al abrazo pero no dijo nada.
- Tu padre siempre me traía fotografías tuyas del futuro, las teníamos que quemar para que no alterará este pasado pero siempre estuve ahí contigo amor...
Asentí al sentir las lágrimas en mis ojos, ella limpió aquella lágrima que se desplomó de mi mejilla.
- ¿Por qué crearon la máquina?
- No la creamos como tal, solo ayudamos a su invención.
- ¿Quién la creo?
- Eaker...
- Pero es muy joven.
- Es porque viene del pasado.
Fruncí el ceño, algo no estaba bien en aquel chico, pero no era el momento, me mantuve abrazada a mi mamá, como si al despegarme podría dejar de verla.
- Estamos bien mi niña.
Mi padre aclaró, asentí.
- Te llevaremos a tu cuarto.
Y así fue, me llevaron a un cuarto pintado de blanco con muchos detalles rosados, supongo que esperaban a una hija además de mí, o tal vez en esa habitación habría crecido de no ser que no hubiera vivido en el futuro, era una extraña sensación, todo era tan distinto aquí que incluso asustaba.
Para alguna chica de mi edad tal vez solo esperaba un auto nuevo, un teléfono, un novio, un nuevo look o algo similar.
Pero yo solo quería volver a casa con mi madre, así tal vez no moriría.
- ¿Por qué no puedes viajar al futuro?
- No lo sabemos... Tu padre y yo viajábamos a diario al pasado, pero un día solo yo ya no pude regresar mientras que tú padre sí, nos dimos cuenta de que al buscar en internet nuestros nombres, nuestra historia ya estaba escrita, debíamos hacerle caso si no todo el futuro cambiaría.
- Incluso mientras tú crecías, por las noches viajaba a la guerra y peleaba por ella.
- ¿Según todos donde he estado todo este tiempo?
- En un reformatorio en Virginia.
- ¿Y qué vamos a hacer?
- Vamos a enseñarte los modales de la época y fingiremos tu regreso.
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Más allá del tiempo (Phildosia)
AdventureTheodosia Burr y Philip Hamilton nacieron siendo el uno para el otro. El único problema es que Theodosia nació 250 años después de lo que debía.