Comienzo de la maldición

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Este era una mañana tranquila de otoño, Rosario estaba recién despertando, después de haber dormido sólo un par de horas, se dispone a levantarse al no poder dormir durante la noche, al pensar en su discusión contra su madre el día de anterior.

Se levanta, se mete a la ducha y al salir se dispone a desayunar, se prepara unas tostadas y un jugo de naranja, revisa las noticias y en aquellas se encuentra una de un cuerpo sin vida a un lado de la carretera, pero lo que le llama la atención es que estaba cerca de donde vivía hace años con sus padres antes de mudarse, cuando termina de desayunar apaga la televisión y se levanta a lavar lo que ensucio, luego de eso se da cuenta de que tiene un mensaje en el celular, era de su amiga quien le había dado los buenos días, ella responde el mensaje mientras se acuesta en el sillón.

Abre la conversación.

- ¿Cómo estás? – Dice su amiga.

- Bien y ¿tu como dormiste?- Le responde.

- Bien, y ¿Cómo te sientes? , ayer solo me dijiste que discutiste con tu madre, pero nada más.

- Disculpa por eso es que simplemente no me sentía bien con eso, pero no te preocupes descansar me hizo.

- Eso es lo bueno, ¿iras a verlos?

- Pues tengo que hacerlo para disculparme debidamente – en eso le llega un mensaje de su padre – oye te hablo en un rato más, llamare a mi padre.

- Okay, cuídate, me avisas cuando llegues.

Cierra la conversación.

En ese momento le llega la llamada de su padre.

- Hola hija, ¿Pudiste dormir?

- Intente pero no pude, estuve toda la noche pensando en eso.

- Que mal, ¿vendrás hoy?

- Si así puedo hablar con ella y disculparme por lo de ayer.

- Bueno aquí te espero, ella igual está esperando poder disculparse, porque cree que se le paso la mano con los de ayer.

- Mira me cambio y voy para allá.

- Okay, aquí te espero, te amo.

- Yo igual te amo papá.

Ella al terminar la llamada va a su habitación para colocarse unos jeans, y una camisa blanca, cuando se termina de alistar para salir saca la bicicleta del garaje, y sale en dirección a la casa de sus padres, en eso ve un camión de mudanza estacionado justo al lado de su casa no le presta atención y sigue de largo, cuando llega a la casa de sus padres ve que su madre estaba sentada en la terraza, cuando ve que su hija se baja de la bicicleta se dan un abrazo entre lágrimas.

Una tarde llena de disculpa por parte de ambas, pasó tan rápido ya que cuando se dieron cuenta ya era bastante tarde y Rosario tendría que irse a casa, casi cayendo el sol por completo se dispone a ir a su casa, cuando llega a esta se da cuenta que la casa de al lado de ella tenía luz, siendo que hace unos días esa casa estaba completamente vacía y callada.

Entrando a la casa ve que tiene un paquete justo en la entrada, cuando lo revisa se da cuenta de que no salía quien lo había enviado, cuando ya deja la bicicleta en el garaje toma el paquete de la entrada y lo coloca sobre la mesa del comedor y va a la cocina por un vaso de agua, en eso escucha un ruido en el comedor, el paquete que se supone que estaba encima de la mesa estaba tirado en el piso.

Lo recoge y lo coloca sobre la mesa dejando al lado el vaso de agua ve a su habitación y saca un cúter para luego volver y ver que el vaso de agua estaba intacto pero el agua estaba evaporada por lo que le da más curiosidad lo que está dentro del paquete comienza a abrirlo, cuando revisa el interior se encuentra un diario de vida que tenía cosas extrañas en la portada.

Cuando lo revisa se da cuenta de que pertenecía a un tal Emiliano Cortés, quien narra el día a día de su vida, no le encuentra mayor sentido y lo deja en la mesa para luego tomar una ducha para relajar el cuerpo.

Cuando llega a su habitación se da cuenta de que el diario que dejó encima de la mesa estaba en el velador al costado de su cama, pensó que estaba muy cansada por lo que estaba viendo cosas así que tomó una toalla y se fue a dar una ducha.

Cuando vuelve el diario ya no está sobre el velador, pensó que era porque tenía demasiado cansancio que lo vio hay en primer lugar, se viste y baja a la sala de estar prendiendo la televisión.

Pasaron unos cuantos minutos y comienza a sentir pasos en el segundo piso, asustada le sube el volumen al televisor y ve que en las noticias un hombre apareció muerto, cuando escucho el nombre de aquel fallecido sintió un escalofrío por todo su cuerpo, porque el nombre del difunto era nada más ni nada menos que Emiliano Cortés.

Por lo que se levanta rápido y toma en sus manos el diario que estaba en el comedor y lee bien el nombre del dueño que decía:- Emiliano Cortés.

La Maldición del diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora