CAPÍTULO 1.

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—Por favor.

Dios, no se por qué hice esto, ¡aún ni siquiera se su nombre!

—Me llamo Yoongi, ¿cuál es tu nombre?

Y como si me hubiera leído la mente me dijo su nombre, uno bastante lindo en realidad, como él.

—Me llamo Jimin, Park Jimin.

—Min.

—Lindo nombre.

—Gracias, ¿estás listo para que nos vayamos?

Asentí no muy seguro y me abrió la puerta del copiloto, entré al auto y lo primero que pude notar fue lo cálido que se encontraba ahí dentro, ahora entiendo porque no llevaba abrigo.

—¿Está bien así o subo la calefacción?

—Está perfecto, gracias.

Asintió y me dio una pequeña sonrisa, supongo que intentaba ser amable para no asustarme, y lo logró. Ya no me sentía tan desconfiado.

—¿A dónde quieres que te lleve?

—Al edificio donde estoy viviendo por favor, es a unos dos kilómetros de aquí tomando la ruta dos.

—Umh, Jimin. ¿Acaso no has visto las noticias? —Negué con la cabeza y él continuó hablando con una mueca en su rostro. —La ruta dos está cerrada por la nieve, no se puede pasar por ahí.

¿Acaso había estado nevando? No me sorprendía ya que habian unos veinte grados bajo cero, pero no me había percatado de la nieve. Viré mi cabeza y miré el pavimento a través de la ventana, efectivamente había estado nevando y no me había enterado. ¡¿Dónde tienes la cabeza, Jimin?!

—Rayos.

Yoongi chasqueó la lengua y se quedó pensando un momentó antes de encender el motor del auto.

—Te llevaré a mi casa, ¿está bien?

—Oh, no, no. Por favor, no quiero causarte problemas.

—Jimin, no te dejaré solo en la calle con este frío. —Se quedó mirándome a los ojos, serio. Oh, estaba hablando en serio.

Negué con la cabeza una vez más y él suspiró.

—No es problema, en verdad.

Lo pensé durante unos minutos, ¿seria buena idea ir a la casa de un completo desconocido a altas horas de la noche? Para nada. Pero yo nunca le hago caso al sentido común.

—Bien, pero no quiero molestar.

—No me molesta.

Asentí con la cabeza y él se abrochó su cinturón dándome una mirada para que yo hiciera lo mismo, lo cual hice.

Estuvimos viajando durante unos treinta o cuarenta minutos, no hablamos mucho, aunque Yoongi había puesto un poco de música durante el viaje para ligerar el ambiente, lo cual funcionó.

El auto se detuvo frente a una casa de dos pisos con un hermoso y gran jardín delantero, sonreí inconscientemente al verla, era simplemente hermosa.

Se bajó del auto y rápidamente caminó hasta mi lado y me abrió la puerta.

—No era necesario, pero gracias.

Sonrió en respuesta y me llevó hasta la entrada de la casa, podía verlo temblar, y es que simplemente llevaba una camisa blanca, ¡se iba a congelar!

Me saqué mi abrigo y se lo tendí a él, sinceramente no importaba mucho ya que yo tenia otro abajo, aunque el frío si se coló rápidamente en mis huesos. Dudó en aceptarlo, aunque al final lo tomó y rápidamente se lo puso, lo cual me alivió un poco.

Rápidamente se dirigió a buscar las llaves de la casa en los bolsillos de su pantalón, y en cuanto las encontró corrió a abrir la puerta como si su vida dependiera de ello. Lo entiendo, nos estábamos congelando.

—Por favor, pasa.

Asentí y le di una pequeña reverencia a medida que entraba a la casa, me saqué mis zapatos y él hizo lo mismo. Él se apresuró a llegar a la mesa que había en la sala y tomar el control del aire acondicionado, el cual fue encendido minutos después.

—¿Qué haces parado en la entrada? Por favor, pasa. No tengas vergüenza, Jimin. Yo te invité.

—Gracias. —respondí nervioso adentrandome a la sala, la cual tenia paredes blancas, pisos de madera y unos preciosos sillones negros detrás de una pequeña mesa de pino.

En las paredes habían unos pocos cuadros y un reloj negro en grande, también se podían apreciar pequeñas rayas pintadas de plateado en ellas, lo cual le daba un muy buen toque al lugar.

Todo se veía muy lindo, en verdad.

—Linda casa, Yoongi.

—Muchas gracias, me mudé aquí hace unos tres meses.

—Me gusta mucho.

Sonrió en respuesta y se acercó más a mí, tomó mis hombros y lentamente me sacó mi abrigo, ¿pero qu-

—Ya no hace tanto frío, ¿no crees? Umh, Jimin. ¿Quieres un café?

Asentí tímido y él se dirigió a un perchero que se encontraba al lado de los sillones donde cuidadosamente dejó mi abrigo.

—Estará listo en un par de minutos, si quieres puedes prender la televisión, el control se encuentra en la mesa, es el negro.

—Estoy bien así, muchas gracias.

—No hay de que.

No volví a oírlo en unos diez minutos, hasta que llegó con dos tazas de café en una bandeja junto a un plato con galletitas.

—Por favor, come.

—Oh, Yoongi. No hacía falta, en serio.

—Descuida, no hay problema.

—Gracias, en verdad.

Yoongi tomó su taza y bebió un poco, luego tomó una galletita y comió un pedazo, por lo cual yo hice lo mismo. Definitivamente no me estaba envenenando.

—Muy rico, muchas gracias.

—¿Cuántas veces me has agradecido en la ultima hora?

—Umh, no lo se. Nunca llevo la cuenta.

Él se rió bajo y negó con la cabeza, luego me miró y lentamente se acercó un poco más a mí para que pudiera escuchar su susurro.

—Jimin, eres todo un caso.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2018 ⏰

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