Capitulo 3: licenciatura en Marketing

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Día 4: Jueves por la mañana.

Justin estaba presidiendo un consejo de administración cuando _____ entró en la planta de presidencia.

Nerviosa como una gata sobre un tejado caliente, pasó algún tiempo organizando el pequeño despacho que le había sido asignado hasta que, por fin, sonó el teléfono y fue requerida en la sala de juntas. 

Justin Bieber se puso de pie y todos los ejecutivos imitaron el gesto de cortesía, provocando un estruendo de sillas contra el suelo.

—La señorita _____ tiene una licenciatura en marketing y además habla francés e ingles —dijo Justin, desconcertando a _____ con tal presentación—. ¿Alguien puede decirme qué estaba haciendo en la recepción?

Sorprendidos, los miembros del consejo de administración se miraron unos a otros sin saber qué contestar.

—Una empresa que falla colocando al personal más prometedor en puestos de importancia es una empresa que pierde dinero —siguió Justin— Y también he tomado nota del hecho de que no haya mujeres en puestos directivos, algo sorprendente en una empresa de este tamaño.

Dejando aquel comentario colgando en el aire, Justin dio por terminada la reunión. Y, de repente, _____ entendió que no había nada personal en la decisión de ascenderla de categoría. Simplemente, la había usado como ejemplo para su sermón sobre igualdad de oportunidades en la empresa. Una confusa mezcla de admiración, dolor y resentimiento la asaltó entonces.

Justin, el colmo de la masculina sofisticación con un soberbio traje gris de raya diplomática, acompañó a _____ a su despacho.

—Veo que estás muy interesado en la posición que ocupan tus empleadas —murmuró ella, incómoda.

—El año pasado, Sistemas Devlin tuvo que resolver dos querellas por discriminación sexual fuera de los tribunales. Y no estoy dispuesto a que haya una tercera.

—Creí que no aprobabas que las mujeres trabajasen.

Justin levantó una ceja.

—Tú fuiste la primera mujer trabajadora que me llevé a la cama y solías estar siempre ocupada cuando te necesitaba -afirmó, mirándola de arriba abajo-. Lo que busco para mi propia satisfacción en la vida privada no tiene relación con mis opiniones como presidente de una empresa.

_____ se ruborizó ante la ruda clarificación y tuvo que apartar la mirada, lamentando su propio comentario. Solo había trabajado para Justin durante tres días antes de que empezara su apasionada aventura y había sido ella quien tomó la decisión de pedir el traslado a otra sucursal.

—Tengo una larga lista de tareas para ti —continuó Justin un segundo después, sin que, aparentemente, el pesado silencio lo molestara en absoluto.

Pero eso no debía pillarla por sorpresa. _____ sabía que Justin Bieber no tenía un gramo de sensibilidad en todo su cuerpo y estaba dejando claro que ella no había sido más que un simple revolcón. A pesar de todo, _____ sintió un nudo en la garganta.

Justin le dio entonces una cinta de audio.

—Todo está aquí. Primero, tienes que enviar las invitaciones para la fiesta. Después, puedes pasarte por Tiffanys y elegir una pulsera para Brigitte. Yo escribiré la tarjeta...

Con un terrible sentimiento de humillación y dolor, ella levantó la cabeza, con los ojos verdes brillantes de indignación.

—¿Me estás pidiendo que elija joyas para una amante? —exclamó, tirando la cinta sobre la mesa. 

—Yo no...

—¿A eso lo llamas trabajar? Yo lo llamo venganza. ¡Vete al infierno, Justin! —exclamó _____. Él la estudió con expresión incrédula—. Te odio. Te odio con todo mi corazón. Tú eres el mayor error que he cometido en toda mi vida.

Después de aquella amarga declaración, _____ salió del despacho...

Él hijo del Canadiense©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora