hay murmullos
en la otra habitación
las palabras se agitan
como abejas encendidas
ya no los soporto
son carne putrefacta
de una mentira
mil veces dicha
las luces se convierten en llanto
el viejo ya no habla
la sal cubre con su manto
el calor que se espanta
las meninas no hablan
las musas no me miran
las telarañas se alargan
los rugidos se estiran
en el viejo armario
se siguen acumulando
recuerdos de boticario
y búhos ululando
los recuerdos son ya ratones muertos
que apestan a cucaracha
vagan los mil puertos de mi cabeza de malaracha
