Finders, keepers

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La Vinculadora de Almas era una persona de muchos años de edad. A pesar de ser parte de una raza que literalmente era eterna, ella sentía cada día terminar con sollozos o con unas incontables vueltas en su cama intentando dormir... Para nunca lograrlo.

Era común verla dormida en alguna banqueta de Ventormenta, a veces trabajaba días completos y no se la veía dormir seguido, al menos hasta que tenía un descanso y se iba allí, a perderse en sus pensamientos... Acostarse... Y dormirse...

Dormir por varias horas, y llegaba cierto punto donde la gente había comprendido su situación, no habia pasado en esa enorme metrópolis más de unos 4 o 5 meses que ya se había dado el título de "Bella durmiente" por los que eran nativos de ese lugar, una durmiente que solo lo hacía en lugares públicos.

Más de uno se le acercaba aveces porque sentían que estaba incómoda, o para ponerle alguna cobija encima... La mujer estaba sola en ese lugar, buscaba solo dos cosas... A su hija, que había viajado a esa enorme ciudad en busca de trabajo, y la segunda... A su otro hijo.

Tras muchas personas verla dormir esa noche fría, lo que la despertó no fue alguien sino algo.

Jaella, la 'Bella Durmiente', era una persona de edad muy avanzada, a pesar de que su cuerpo aún se mantuviera con una figura adulta y cuidada, ella comenzaba a tener síntomas de vejez, de efectos causados por el tiempo y el deterioro.

A pesar de todos los miles de años de vida que tenía, aún se despertaba con algunos ruidos mínimos, y lo que ella escuchaba a la distancia, era un chapoteo de algo. Era milagroso de alguna manera, ella estaba teniendo un sueño bastante tenso en su letargo, lo que había sido interrumpido por ese extraño sonido de algo jugar en el agua... Y la única fuente de agua que tenía cerca era, precisamente, una fuente en el medio de la Plazoleta de Ventormenta.

Ella se levantó, frotándose los ojos, era de madrugada, y las únicas personas que caminaban cerca eran unos guardias que circulaban y patrullaban al rededor, más no parecían darle importancia a la recién despierta Jaella.

La mujer se levantó y caminó un poco tambaleante, dejando que la sangre se distribuyera por un momento a través de todo su cuerpo, de manera que recuperara el equilibrio y sintiera la fuerza volver a sus piernas. Tras unos segundos de sujetarse la cabeza, ella seguía escuchando ese sonido, al cual se acercó casi hipnotizada como una polilla hacia el fuego mismo.

Al caminar, se tropezó de repente, cayendo entre los arbustos que rodeaban a la fuente. El pequeño escalón que separaba la senda de los arbustos era mínimo, casi no se veía, y siendo que ella estaba distraída y dormida... Era obvio que se iba a tropezar, sin embargo, con suficiente determinación pudo levantarse y hacerse paso a través de las zarsas, casi gateado como un bebé, para llegar a la fuente, mientras más se acercaba, más fuerte escuchaba el chapoteo, y tras mirar en la fuente que tanto le recordaba a Karabor en su máxima belleza, en el reflejo, ella veía una luz, que reía como un niño jugando, que jugaba en el agua constantemente como si fuera el único lugar donde podía entretenerse.

Jaella acercó su temblorosa mano hacia esta fuente de luz, y al tocarla, en su cabeza parecía sentirse aliviada, como si lo que ella esperaba encontrar estaba allí, lo que la hacía esbozar una sonrisa honesta y que la invitaba a sentirse feliz. Más los ruidos de su estómago crujir, de sus temblores constantes, no solo por el frío, sino también por el hambre que tenía.

En su cabeza, de manera imperciptible se escuchaba a ese niño reír de manera gentil, como si su madre estuviera jugando con él en el agua, traía más felicidad al rostro de la gentil mujer, que pasado unos segundos se acercó más, para con sus manos agarrar una figura en el agua y acercarla a su pecho, como si fuera un bebé en sus brazos que buscaba refugio, y ella no alzaba y lo cubría con su rostro del frío de la noche, a pesar de ella tener frío, mucho más que el de ese niño.

Pasados unos momentos, Jaella comenzó a sentir los pasos de que alguien se acercaba a ella, algo que instantáneamente la hizo dar vuelta con el 'niño' en brazos, para darse cuenta que era una de las tantas recién llegadas a la Alianza, otra draenei, pero sus ojos brillaban en dorado, era de esas tantas bendecidas por la Luz... Pero ella sentía, aunque tenuemente, que su aura no era tan fuerte como el de la mayoría que tenían tal bendición.

La Draenei simplemente se encontraba parada frente a ella mirándola con cierta expresión de curiosidad, Jaella por su lado, comenzó a acurrucar a su bebé en brazos contra su pecho, para cubrirlo tenuemente del frío.

"Buenas noches" Pronunció la Vinculadora de Almas hacia la extraña.

La extraña extendió su abrigo hacia los lados mientras daba una leve reverencia ante ella, continuado de un fiel "Buenas noches".

"¿Cómo te llamas?" Preguntó la Vinculadora, aún levemente dormida, su rostro demostraba algo de lentitud al hablar, pero no quería ser descortés, por alguna razón esa persona estaba allí, los colores de su abrigo, su expresión de curiosidad... Parecía jóven seguramente... En este punto Jaella parecía más intrigada que la extraña.

"Hesetra, ¿Y usted?" preguntó, extendiendo una mano del abrigo, haciendo una leve indicación de que era su turno de responder.

"Jaella..." Al final de decir su nombre, Jaella dejó salir un bostezo, movió su rostro a un lado para no bostezar en el rostro de la extraña, luego se disculpó ante ella.

" No es un problema. ¿Qué hace afuera a estas horas?" Preguntó la extraña a la Vinculadora, sus ojos se dirigieron a sus brazos un momento y a lo que sostenía.

"Descansando un momento" Respondió la Vinculadora vagamente. Suponía ella que la extraña no sabía que usualmente dormía en banquetas cuando la noche era lo suficientemente amigable en temperaturas. "¿Y tú?"

" ¿Yo? Bueno... Estirando las piernas un momento... Me gusta caminar en noches así, cuando todo está calmado..." Dijo de manera fluída la elegante mujer, mirando a los alrededores, al poco tránsito que había, si es que siquiera había alguno.

"¿Día atareado?" Preguntó la vinculadora.

"No del todo, simplemente caminar de un lugar a otro... Quiero aunque sea disfrutar un poco la luz de la Luna... Es bonita." Dijo la extraña mirando un poco a la Luna en el cielo oscurecido. Se detuvo un momento y retornó su mirada a la Vinculadora, que también había revisado el cielo por unos segundos.

"Sí que es bonita..." Dijo la vinculadora.

"Disculpa, ¿Te puedo hacer una pregunta?" Dijo Hesetra de repente.

" Sí, adelante..." Respondió de repente Jaella, con una expresión de sorpresa.

"¿A qué te dedicas?"

" Yo soy... Una Vinculadora de Almas." Respondió Jaella, le tomó un momento formular toda la frase.

"Debe ser un trabajo cansador, ¿No?" Preguntó Hesetra.

"Tiene sus días. ¿Y tú a qué te dedicas?"

"Vindicadora, a su servicio, Vinculadora." Dijo Hesetra haciendo una leve reverencia.

"¿Vindicadora? Es un gusto conocerla, mi hermana era una Vindicadora también." Dijo Jaella con un toque de nostalgia en su cabeza.

"¿Era? ¿Le sucedió algo?" Preguntó de repente Hesetra con una expresión de intriga.

"Murió en la revolución en Argus." Dijo Jaella, no parecía sentirse muy afectada por ello ahora mismo, quizá más de diez mil años hacían que uno se acostumbrara a ese pensar.

"Comprendo... Mis condolencias." dijo Hesetra bajando la cabeza tenuemente.

La vinculadora por su lado le agradeció, sin embargo aseguró que las perdidas que se dieron en ese lugar no son ya motivo para llorar, sino para recordar, mientras estén con la Luz, ellos estarían bien.

La Vindicadora por su lado se sintió sorprendida por esa idea, en Argus había visto miles caer en las filas que retenían a la Legión, ¿Quizá estaban en paz? ¿Quizá no? De eso no estaba segura, sin embargo agradeció las palabras, pues debía irse. Ambas se saludaron y la Vindicadora siguió caminando, mientras la Vinduladora jugaba un poco con el niño que tenía en brazos, pues se había portado bien, no había llorado, más la Vinculadora se preguntaba por un momento por qué ni siquiera reaccionó ante la extraña... Quizá por no haberla visto, tal vez...

Shadowmoon [Español]Where stories live. Discover now