Capitulo 52

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Christian

Han pasado varias semanas desde el secuestró de Ana, para mi, a sido un infierno ella es mi bálsamo, la necesito conmigo, me siento solo apesar de tener a mis hijos y tener el apoyo de mi familia, Ana me dio razones para luchar, ser feliz, sin ella nada es igual.
Taylor no a podido encontrar ninguna pista en estas semanas, ha hecho de todo para encontrarla pero apesar de su esfuerzo parece que es inútil seguir buscando, mis hijos buscan a Ana, Ted no deja de llorar en las noches, phoebe llora todo el día y que puedo decir de los bebés la necesitan más que nunca, y yo... La necesito más que a nada en el mundo, vivo en una oscuridad desde que ella se fue, es mi luz, mi felicidad.
Me encuentro en mi despacho parado mirando por la ventana, no he dormido ni comido, solo quiero encontrarla y hacer pagar al hijo de puta que la alejado de mi, lo voy a encontrar, lo mataré con mis propias manos, aún no tenemos idea de como pudo fingir su muerte, Taylor sospecha que hay alguien más detrás de todo esto le doy la razón ya que el no podría hacer nada solo, me siento impotente al no poder encontrarla ni hacer nada.
Aun recuerdo todo lo que pase con ella nuestras primera veces, su belleza y inocencia, sonrio al recordar todos nuestros momentos, el nacimiento de nuestros hijos.... Un golpe me saca de mis pensamientos, me doy la vuelta y veo a Taylor su mirada no dice nada, por un momento me imagino lo peor pero su rostro no revela nada, puedo sentir un nudo en la garganta, después de un momento sumergido en la desesperación Taylor parece dar un respiro.
— Señor la encontramos — no puedo creer lo que acaba de decir, después de tanto tiempo, de pasar mis noches solo con su recuerdo — estaba en una bodega a las afueras de Seattle cuando nos dirigimos hacia el lugar vimos una camioneta alejarse, le pedí a los demás que la siguieran en lo que Saywer y yo revisabamos la zona, al entrar notamos que la señora Grey había estado ahí, encontramos esto — en eso estira su mano y me da una hoja algo maltratada.
— ¿Que es esto? — digo algo confundido.
— Es para usted señor es de la señora Grey.
— ¿Cómo saben que es de ella?.
— Va dirigida a usted, aparte está la pulsera que le regaló en su luna de miel.— Taylor me la entrega, dudó en tomarla pero lo hago.
— Déjenme solo — Digo en susurro, inmediatamente Taylor se retira sin decir nada, escucho que cierra la puerta doy un respiro profundo, con manos temblorosas extiendo la hoja, al abrirla se puede apreciar su letra, es de ella de Ana.
"Christian no sé dónde estoy, pero tengo algo que decirte Jack está vivo fingió su muerte, recordé el rastreador de la pulsera de nuestra luna de miel con eso pude decirle a Taylor donde estaba pero Jack lo descubrió antes de que Taylor llegará, quiere irse, solo puedo escribirte esto, no sé si llegará a ti, espero que sí, te necesito mucho, no sé a dónde me llevará ahora, cuida mucho a nuestros hijos, no dejes que Jack se les acerque, recuerda que te amo. Anastasia Grey "
Al terminar de leerla siento tanto enojo al no hacer nada, ese hijo de puta la tiene!! Lo voy a encontrar y pagará por todo, voy a encontrar a Ana y salvarla de ese maldito, trato de calmarme y me concentro, tengo que salvarla para eso necesitaré todos los recursos posibles, camino hacia mi escritorio y tomo el teléfono, marco el número y espero unos segundos hasta que responde.
— Necesito tu ayuda — digo sin más.
— Dime ¿Qué necesitas?.
— Necesito que hagas algo por mi......

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Anastasia

Han pasado varios días desde que ese maldito me secuestro, he pensado en cómo salir de aquí pero no veo salida, no hay ventanas y esa puerta solo se abre desde fuera, me abrazó asi misma, veo la pulsera que Christian me regaló en nuestra luna de miel, esos son recuerdos muy hermosos, a pesar de todo Christian sé a ganado mi corazón, lo amo demasiado, solo desearía poderle decir dónde estoy, suspiro con melancolía mientras veo cada figura de la pulsera, el helado, París.... espera me dice mi subconsciente, Christian siempre tiene el control de todo e hizo que instalarán un rastreador en la pulsera, sonrió al recordarlo, amo a ese maniático del control, ahora solo tengo que activarlo y listo, le doy vuelta a la pulsera pero no logro saber cómo hacerlo, después de varios intentos, veo que una pequeña luz se enciende, vamos muy pronto veré a Christian y a mis hijos, escucho que la puerta se abre de golpe, es el y está molesto, no se ve nada bien, trato de ocultar la pulsera.
— ¿Dónde está? Maldita perra — dice enojado.
—¿ Dónde está que?— Digo algo nerviosa.
— El maldito rastreador — Mierda como lo supo.
— No se de lo que hablas.
— No te hagas la estúpida y dámelo.
— Darte que sí no tengo nada — digo en voz alta.
— Se muy bien que lo tienes, hay una señal que proviene de aquí así que sé que eres tú, ahora dámelo por las buenas — Dice enojado, saca su arma y me apunta. — Te dije que me lo des ahora!!, Dámelo!!! — Con manos temblorosas me quitó la pulsera y se la doy, me la arrebata y la tira al suelo para luego pisar la y destruirla, sentía mis lágrimas, cómo fui tan estupida.— muy bien Anastasia ahora debemos irnos — sale de la habitación enojado, azota la puerta, me abrazó a mi misma era la única manera de que Christian me encontrara y ahora lo he hechado a perder, no es momento de llorar me dice mi subconsciente, debo hacer algo y rápido, tomo una hoja de las que están tiradas por todo el suelo y ahora me falta una pluma, me levanto y busco por la habitación, después de recorrer toda la habitación encuentro una, no tiene mucha tinta pero servirá, comienzo a escribir lo más rápido posible después de unos minutos oigo las pisadas acercarse, termino de escribirla y la dejo abajo del colchón para que no la vea, termino de guardarla cuando entra.
— Ahora si es momento de irnos, y te aseguro Anastasia que esto lo vas a pagar — sonríe y se acerca — Iremos a un lugar que te va a gustar mucho de hecho lo conoces muy bien — me levanta a la fuerza y trata de besarme, lo empujó con las fuerzas que me quedan.
— No!! — digo enojada, el solo sonríe y me da golpea en la mejilla.
— Maldita perra!! — caigo en el suelo y solo puedo oír su voz a lo lejos mientras comienzo a ver todo nublado.

Christian y Anastasia GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora