Love Slave [NamJin]

Heaven

Jin

La alarma de mi teléfono sonó y desperté lentamente con una sensación de calidez que, luego me di cuenta, que provenía del cuerpo que estaba a mi lado. Apagué el sonido para que no molestara su descanso.

Recordé lo maravilloso de anoche y sonreí, finalmente después de tanto soñar con esto pude despertar a su lado. Lo mejor era que se veía tal cual me lo imaginaba. Sus labios abultados, su expresión serena, un poco de su cabello en su frente y sus fornidos brazos abrazándose a la almohada. 

Simplemente perfecto.

Suavemente extendí mi mano para poder tocarlo, todavía no podía creer que fuera acaricié su mejilla y él la apoyó en mi mano como un pequeño gatito buscando cariño. Nunca vi algo tan tierno en mi vida.

Recordé que debía apresurarme para ir a la universidad así que dispuse a levantarme para hacer el desayuno y finalmente despertarlo a él. 

Cuando quise dar el primer paso tomó mi brazo y me tiró nuevamente a la cama atrapándome entre sus brazos y pasando su mano por mi rostro, mirándome a los ojos. 

Definitivamente, si algo faltaba para que cayera ante él, esto había sido todo. 

-Nam, se nos hace tarde para ir a la Universidad, tengo que hacer el desayuno.

-Puedo comprar café para llevar, quédate un rato más así conmigo, por favor.

Aunque soy muy ansioso, mandé todo al diablo y me acerqué aún mas. Apoyé mi cabeza sobre su hombro haciendo que me abrace. Podía sentir el olor de su piel, su respiración. El momento de paz y calma más grande que sentí alguna vez estaba aquí, a su lado. 

Acariciaba mi brazo con sus dedos y volvió a cerrar sus ojos, al parecer él se sentía igual que yo. La tranquilidad y el silencio reinó por unos largos minutos, donde sólo se escuchaba nuestra respiración y latidos, casi al unísono. 

No quiero separarme de ti jamás.

Finalmente entre quejas y berrinches fuimos a tomar una ducha juntos, la mejor de mi vida debo decir.

El agua tibia resbalando por nuestros cuerpos, ambos abrazados y robándonos besos y sonrisas. Era todo menos lujurioso, simple amor que brotaba por nuestros poros con cada toque, con cada caricia. 

Luego de secarnos bien le presté unos jeans y una camiseta. Era muy gracioso porque usábamos casi la misma talla. 

Ya limpios y vestidos decidimos salir, aunque cuando iba por las llaves de mi auto Nam me tomó de la cadera por detrás y me susurró suavemente

-Jinnie, vamos en mi auto

-Namjoonie, te desocupas una hora antes que yo, además no sé si quieras irte a descansar.

Soltó una risa en mi cuello y lo besó. Tomé sus manos entre las mías y las acaricié cerrando los ojos por un momento.

 -Sabes, eres el amo más amable que he tenido. El único de hecho. Iremos en mi coche y punto final, luego de clases voy a esperarte e iremos a almorzar donde tú quieras. Cuando digo que eres mi príncipe es porque así te veo, y así voy a tratarte hasta que te hartes de mi.

Decidí hacerle caso. Tomé mi bolso y bajamos para ir en su automóvil. Una vez que lo puso en marcha me sentí más tranquilo. Paró para bajarnos a recoger nuestros cafés y seguimos viaje. 

Mientras iba en el asiento del copiloto posó su mano libre en mi muslo acariciándolo lentamente. Cada toque de él me prende enseguida.

-Nam, no me hagas eso, tenemos que bajarnos en cinco minutos y no puedo andar con una erección por todo el campus.