Narra Alice
Una de mis cosas favoritas es la naturaleza así que decidí que lo que primero iba a ver era el jardín ya que desde afuera se veía demasiado grande.
Mientras caminaba por el jardín escucho como algo se rompe y me doy cuenta de que acabo de pisar algo, cuando me agacho para verlo más de cerca veo que es un collar y que dentro de el hay 2 fotos, en una hay un niño y en la otra una niña y los dos se parecen bastante así que deduzco que son hermanos. Supongo que se le habrá quedado al dueño anterior así que lo guardaré y le diré a mi madre que se lo entregue.
Cuando me levanto para seguir caminando escucho los pasos de alguien, pienso que lo mejor es esconderme detrás de uno de los arbustos para ver quién se ha metido a nuestra casa. Es un chico, no logro ver su rostro por que está de espaldas pero lo que sí noto es que está buscando algo y como justamente lo está buscando en el mismo lugar en el que estaba el collar supongo que será de el.
-¿Buscas algo?-El chico se tensó de inmediato y como veo que no me responde decido preguntarle si el collar es de él .-¿Este collar es tuyo?-En ese momento el chico se giro de inmediato y puedo jurar que mi corazón casi se sale de mi pecho.-Tú.
-¿Yo?
-Nos conocemos.
-No.
-Pero...Yo te he visto antes.
Narra Ross
-No nos conocemos, créeme.
-Pero...
-Pero nada, dame mi maldito collar y terminemos está conversación.
-Ey, calma tus humos, no sé si lo sabes pero te podría denunciar por allanamiento de morada así que si yo fuera tu me calmaría.-Maldición tenía razón, mejor voy a respirar profundo para evitar problemas.
-Mira, lo lamento, dame mi collar.
-Me encantaría dártelo, pero ambos sabemos que esa disculpa no fue nada sincera, que lastima por que es un colgante muy lindo, tal vez me lo quedé yo.-En menos de un minuto a sobrepasado mi paciencia, no voy a permitirle que juegue con el collar de mi hermana y mucho menos voy a dejar que se lo ponga.
-A ver si me explico, por que veo que tu pequeño e insignificante cerebro de niña rica no te deja pensar, ese colgante es mío, así que o me lo das o te vas a meter en problemas.
Narra Alice
Odio tener que admitirlo, pero lo que me acaba de decir me hirió, no pensé que la persona que en sueños me pedía ayuda fuera así en la vida real, seguramente ni siquiera es el y mis ansias por saber si ese chico misterioso existe me hacen pensar cosas que son, pero tampoco voy a permitir que me trate así y mucho menos que me juzgue sin conocerme.
-Así que en problemas.
-Exacto y si no quieres saber lo que puedo hacerte cuando me enfado lo mejor es que me des el colgante.
-No, por favor, ilumíname, tengo mucha curiosidad sobre lo que piensas hacerme, a parte que estoy segura de que a la policía también le puede interesar.-Cuando nombré a la policía se puso aún más rígido de lo que estaba y me miró con más odio del que ya tenía.-Así que te da miedo la policía, voy a suponer que eres un chico que tiene problemas con la ley y por eso no quieres que llame a la policía, que pena que me interese muy poco lo que te pueda pasar en una cárcel.
-¡Mira!
-¡Ey! cuidado en como me hablas, te recuerdo que el que puede ir a la cárcel eres tú y no yo.
El chico se quedó callado por unos segundos hasta que de un momento a otro se acercó a mi rápidamente y me acorraló contra uno de los árboles acercándose a mi oreja para hablarme.
-Mira, te lo voy a decir despacio y muy cerca para que lo entiendas.-Esto había pasado de ser gracioso a incomodo, estaba tan cerca de mi oreja que era capaz de oír su respiración agitada.-Ese colgante es mío, no voy a permitir que una princesa antipática juegue con el, no me importa si me meto en problemas por intentar recuperarlo, por ese collar soy capaz de matar.
Sé que no es momento para pensar en estás cosas, pero su voz estaba sonando demasiado bien, lo cual es estúpido por que me está amenazando, pero créeme que si estuvieras en mí lugar pensarías igual que yo...O tal vez no, me da igual.
-Tus amenazas me traen sin cuidado.-Eso no es verdad, estaba tan acojonada como embobada por su voz, pero eso el no tenía por que saberlo.
-¿Segura? Por que tu expresión me está diciendo lo contrarío.
-¿Ahora resulta que te gusta analizar a las personas?
-Cuando quieres cazar a tu presa necesitas analizarla para luego atacar.-¿Qué tan normal puede ser que me compare con una presa?
-Vaya, ahora resulta que soy tu presa.-Justo ahora me está mirando a los ojos, y te juro que me daría igual si no fuera por que son asquerosamente aterradores y hermosos.
-No, o por lo menos no si me devuelves el colgante.-Se está acercando más, si es que eso es posible pues está tan cerca que si moviera mi rostro perfectamente podría tocar sus labios...Bastante tentador.
-Vaya, una amenaza muy tentadora.-Quiero que sepas que estoy totalmente acojonada y tenerlo tan cerca no me ayuda a controlarme así que estoy utilizando la táctica de "No me da miedo nada y menos un chico que está asquerosamente bueno pero que me acaba de amenazar."
-No quieres comprobar lo que le hago a mis presas.-Okey, eso fue muy descarado.
-Creo que me hago una idea y no necesito detalles por tu parte, y como está conversación está dejando de ser divertida para mí te voy a dar tu estúpido colgante, ya me aburriste.-No sé que le descolocó más, si el hecho de que dije que su colgante era estúpido o que le haya dicho que me aburría, con chicos tan egocéntricos como él nunca se sabe.
El chico cogió su colgante y dio media vuelta, ni siquiera fue capaz de agradecerme el hecho de que no lo haya denunciado.
-¡Ey! No piensas darme las gracias.-El paró en seco y se giró hacia mí, en su rostro tenía una expresión de burla, como si lo que le acabara de decir fuera una completa estupidez.
-No.-Y luego la antipática era yo cuando el ni siquiera es capaz de darme las gracias, ahora que lo pienso, no me ha dicho su nombre, y no es que me interese pero tengo la mala costumbre de querer ponerle nombre a las caras y el lastimosamente no era la excepción.
-¿Cómo te llamas?
-No te interesa mi nombre, y tengo prisa así que me voy, hasta nunca, princesa antipática.
-Está bien no me digas tu nombre, me lo inventaré yo, tienes cara de...Rodolfo, eso es, te voy a llamar Rodolfo.
-Llámame como quieras, de todos modos no nos volveremos a ver, pero déjame decirte algo, ese nombre te pega más a ti, al fin y al cabo eras tú la que tenía la nariz roja cuando me acerqué a tu rostro...Aunque pensándolo bien eso no era lo único que tenías rojo.-Lo odio, definitivamente lo odio a el y a mi rostro.
Después de eso se volvió a girar pero está vez no le grité, supongo que esta será la ultima vez que nos veamos Rodolfo.
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Marcados
Teen FictionAlice Cooper, una chica de 17 años, alta, intimidante, arriesgada, una chica libre y decidida, que no le tiene miedo ni a la mismísima muerte y que sobre todo no cree en nada ni nadie. O eso podíamos decir antes de que quedará en coma, antes de que...