– ¿Estás bien, JeongHan? –El mayor seguía con sus manos cerca de su pecho, con el rostro ya húmedo por las lágrimas que continuamente salían de sus ojos–. Si necesitas desahogarte, puedes hacerlo. No tienes que callarte las cosas. –Dijo el menor bajando su mirada–. Sinceramente, me cuesta imaginar que ya no estarás...
Su mención fue clara y triste aludiendo a la expulsión del mayor. Eso bastó para que JeongHan volviera en sí y comenzase a secar sus lágrimas.
– SeungKwan, gracias por animarme. –El brillo de los ojos del mayor, regresó junto a sus palabras–. Aún hay mucho que debo hacer.
– No termino de entender nada, pero parece que ya estás mejor. –El menor mostró su mejor sonrisa–. Volviste a ser el de siempre.
Ya llegado a casa, con sus ojos ligeramente rojos por el llanto que se echó en la salida, JeongHan pudo abrir paso nuevamente al pensamiento.
Esto es amor.
Pensó armándose de valor y volviendo a ponerse el uniforme de la academia para emprender camino una vez más a la lujosa casa del director y abuelo de JiSoo.
Me da igual el estatus...
No consiguió nada, no lo dejaron entrar. Optó por ir al instituto y colarse.
... O el que dirán. Tengo que aclarar lo que siento.
Su paso era firme a lo largo de los pasillos. Su objetivo era uno solo, hablar con el director.
¡No volveré a huir!
– ¡Permiso! –La imagen que el mayor encontró tras la puerta, derrumbó toda su determinación.
El anciano estaba en el piso, a un lado de su escritorio, tosiendo y prácticamente arrastrándose en medio de unos cuantos papeles esparcidos. JeongHan se acercó temeroso y preocupado. No lo dudó dos veces y contactó a emergencias.
Un agitado y preocupado JiSoo hizo ingreso a la sala dónde tenían a su abuelo bajo cuidado médico. Su respiración se oía alterada.
– ¡Abuelo! –Alzó su voz, la enfermera junto a la camilla donde yacía un dormido director, hizo el ademán de que bajara el tono.
– Está durmiendo. –Señaló la mujer. JiSoo se sintió fatal; aún así siguió a la enfermera fuera de la sala para recibir respuestas–. Un chico de tu edad con el cabello teñido reaccionó muy bien. Incluso lo acompañó hasta que se estabilizó. –Agregó la enfermera con ánimo–. No dejaba de insistir en que contactáramos a su nieto. –JiSoo no era capaz de decir nada, sabía de quién se trataba–. Menos mal que lo encontró.
Los ojos de JeongHan se abrieron de pronto, no estaba en su casa y reconocía la incomodidad en su espalda. Seguía en el hospital, la sala de espera.
– Demonios, me quedé dormido. –En cuanto le fue posible se puso de pie y entre bostezo dio marcha a la sala del anciano–. ¿Abuelo? –Su mirada todavía estaba media ida, por lo que tardó en ver a JiSoo en medio de la poca luz. El menor volteó a verlo de inmediato–. ¡Perdón! Ya me voy.
– Espera. –Lo detuvo poniéndose de pie e impidiendo que saliera. Juntos salieron a uno de los pisos más altos del edificio, una especie de azotea. Ninguno decía nada. JiSoo miraba a la ciudad y JeongHan le daba la espalda a ésta.
Demonios. No puedo ni mirarlo... Tengo que decir algo.
Sus dedos se entrelazaron en una señal de nervios, miró sus manos incapaz de alzar siquiera la mirada.
Si cruzamos miradas, no creo que pueda hablarle como antes. Pero ya es suficiente... ¡Decidí que no iba a huir más!
– ¡Yo...!
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Cítrico - JiHan | ADAPTACIÓN |
FanfictionYoon JeongHan que tras el reciente matrimonio de su madre, debe mudarse y junto con ello, asistir a una nueva escuela. Preocupado sobre lucir bien y conseguir una novia en su primer día, JeongHan se entera de que es una conservadora academia sólo pa...