Capítulo 33

1.6K 104 11
                                    

Connor Hale

Ella se está peinando en el espejo mientras yo me subo los pantalones. Tuvimos bastante suerte, en nuestro momento solo entró un chico, o al menos supongo que era un chico. Demasiado ocupado para distracciones, demasiados recuerdos de por medio. Por una parte no se como ha vuelto a pasar esto. Por otra, me alegro de que se repitiera, gracias a ello me he dado cuenta que he superado tanto a Angela como a Emily.

Ya no me duele tanto. El recuerdo de Angela ya es algo muy lejano. Mientras lo hacíamos no sentía el cariño que sentí una vez, no pensaba en su comodez. Y sobre Emily, puede ser que no estuviese tan enamorado como pensaba. Esta noche lo poco que he pensado en ella fue en relación en fingir delante de Angela que aún tenía una novia. Aunque ahora que recuerdo, lo que me contó su amiga me extrañó mucho. ¿Se habrá ido de casa realmente? Que me haya dado cuenta que no este tan enamorado de ella como creía no quita que esté preocupada. Emily, al verla parece una chica frágil, con sus lentes, y sus trenzas. Pero es una chica con carácter. Aunque por muy fuerte que sea,... Decidido, tengo que saber que le pasa. Que no esté enamorado, no quiere decir que no me importe. Mañana iré a verla, de momento solo me queda escaparme del baño.

Realmente me sorprendo cuando veo que Angela saca un espejo del bolso, pero conociéndola no debería. Ella siempre ha sido así, presumida, cuidando su imagen, cuidando la mía pero en su beneficio. Realmente nunca le importé, y ahora a mi tampoco. Lo siguiente que haré es irme y no mirar atrás, esta ha sido la última vez. Lo siguiente que saca de su bolso es algo de maquillaje, y yo no pienso quedarme a ver como intenta disimular lo que pasó.

—Adiós. —le digo, dejándola atrás.

Ella intenta articular alguna palabra, pero tanto es lo que me importa que cierro la puerta mientras va por la segunda sílaba de quedate. Que me quede, después de romperme el corazón es lo que le dije yo. Si ella pudo irse como si nada, sin importarle todo lo que pasó ese día, yo también puedo. Puedo olvidarla a ella, y no volver a recaer.

Busco a Marcos por la sala, aunque tengo la impresión que de tanto insistirle a la camarera se la consiguió ganar, pero por pesado, para callarle la boca.

Doy dos vueltas al antro pero no está por ninguna parte, así que decido salir fuera para llamarlo. Busco mi móvil en los bolsillos pero no está por ninguna parte, genial. Ni Marcos ni móvil. Igual salgo fuera a tomar el aire, le pediré un móvil a cualquiera para avisar a alguno de mis trabajadores localizar mi móvil o para cancelarlo.

Pasa un chico solo, aunque no parezca de muy buen humor necesito hacer la llamada.

—Perdona, me prestas tu móvil un momento.

El me mira con el ceño fruncido, como si le fuese a robar. Más dinero no me hace falta.

—Si hace falta te pago la llamada, es importante.

El acaba cediendo, aunque también costandome 10 euros. Hay gente muy egoísta, y este es uno de esos especímenes que no saben que es un buen acto.

—Soy Connor, o he perdido o me han robado el teléfono, activen el localitzador y bloqueenlo. —digo y cuelgo

—Que mala suerte

—Y que lo digas, llevo uns noche que ni te imaginas.

Le devuelvo el móvil. El lo toma y lo vuelve a meter en el bolsillo de su chaqueta.

—Yo igual, incluso he perdido el tiempo con una estrecha. Me he quedado hablando mucho tiempo con la chavala, pero no se como hemos acabado hablando de bibliotecas cuando mandé una indirecta.

No me gusta su tono, y aunque a veces haya actuado con peores intenciones que el chico, hoy su actitud me irrita.

—Te habrá rechazado por algo. Pero bueno, así es la vida.

—Y tu que te crees, para hablarme de rechazos ricachon, que vas con ese reloj y ni móvil tienes.

Creo que me estoy metiendo en una pelea. Y no solo voy a creer, necesito liberar tensiones, y que mejor que la cara de este imbècil.

Le doy un puñetazo limpio que le hace perder el equilibrio, seguro que ni se lo esperaba.

—Pobre la chica que te ha tenido que soportar, das asco.

El me agarra de la pierna, pero me adelanto y le doy dos o tres paradas en las costillas. Y realmente tampoco sabe defenderse muy bien, así que me acabo alejando antes de que me echen. Cosa que deberían hacer con ese impresentable, que incluso le tuve que pagar para que me dejase hacer una condenada llamada.

Mañana redireccionaré mensajes, y borraré esta noche y todo lo relacionado con amores fallidos.

Cambio de look.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora