Capítulo 4

7.2K 454 15
                                    

'Emily Brown'

—¿Preparada para irnos?—pregunta Austin

—Mis maletas dicen que si, pero mi corazón está confuso. Por primera vez en su vida piensa igual que mi cerebro.

—Emma, qué poética estás ¿no?—dice mi hermano llamándome Emma. Aunque yo me llame Emily, él és el único que insiste en llamarme así. ¿Cosas de hermanos? Seguramente.

—En el avión, ¿cuál es tu asiento?—pregunto intentando cambiar de tema. La poesía no es lo qué más me importe en estos momentos. Dentro de media hora cogeré un avión a Barcelona, un avión qué me alejará de todos los malos momentos. Si volar te hace libre, quiero volar más a menudo.

—Al lado del tuyo tonta.—dice y a continuación me despeina. ¿Con qué me despeina? No sabe con quién se mete 'Si qué lo sabe, ha estado a tu lado desde qué naciste.' Ese no es el caso. El caso es qué si me despeina le despeino.

—Emily, este no es el momento. —suspira—¿Qué te parece qué en media hora nos veamos aquí?

—Bién.—respondo uniéndome a sus suspiros.

Mi hermano se aleja mientras yo lo único que hago es observar sus pasos, ¿qué se supone qué podría hacer ahora? Busco un sitio para sentarme, un sitio donde poder pensar  todo lo qué ha pasado estos cinco días. Día uno: salgo con mi hermano y me encuentro a mi novio y a mi mejor amiga besándose. Corto con el. Día dos: permanezco en casa. Día tres: me encuentro con ojos azules. Día cuatro: me enfrento a las llamadas. Día cinco: me voy a Madrid.

Suspiro una vez más, ¿estoy exagerando las cosas? River me engañó, ¿pero es normal que me vaya tan lejos para olvidar? ¿Soy una cobarde acaso? Solo tengo una cosa clara, no creo en el amor. ¿Acabar igual? No pienso arriesgarme más, por una vez sentí que me había enamorado. Las lágrimas vuelven a caer. Aunque intente mostrarme fuerte acabo derrumbada. No es normal qué solo con dieciséis años ya me haga tantas ilusiones con un chico, no es normal acabar llorando en el aeropuerto por alejarme del responsable de tus lágrimas

Es el momento de hacerme una promesa a mí misma, pero en voz alta.

—Prometo no enamorarme más.

Me seco las lágrimas, adiós amor.

—Hello, ¿Can you take a photo?—pregunta un hombre de mediana edad acompañado de un chico rubio muy guapo.

—Ok—respondo cogiendo la cámara. Pero cuando me levanto se me cae el móvil.—Joder.

 —¿Hablas español? —pregunta el chico rubio. 

Me fijo en sus ojos color miel, y por un momento se me olvida responder.

—Si, ahora os hago la foto.

Me echo hacía atrás para que quepan en la pantalla, y un click suena. La foto ha quedado muy bién.

—¿Y a donde viajas?—me pregunta mientras mira la foto.

—Madrid—el chico sonríe.

—Yo soy de ahí. ¿Por qué parte de Madrid?—vuelve a hacer una pregunta.

—¿Es normal qué me sienta interrogada?

—Una pregunta no se responde con otra pregunta.—miro sus ojos miel. 

—Que pena, yo lo hago a menudo. ¿Sabes?

—¿El qué?

—Una pregunta no se responde con otra.—sonrío y él tambié.

—Muy inteligente ....—dice lentamente como si fuera a decir algo más. 

—Emily, ¿tú?

—Dylan. Por cierto, bonito nombre.—me sonrojo. Pero en unos segundo mi color vuelve a la normalidad.—Emily, tengo qué volver con mi padre. Gracias por la foto.—dice y escucho un clik. ¿Me ha echo una foto?—Y gracias por esta.

Una vez se ha ido me siento confusa, ¿a qué vino la última foto? Luego las chicas somos complicadas.

Miro mi reloj y ya ha pasado media hora, así que corro para encontrar a mi hermano. Lo veo a lo lejos cerca de donde habíamos quedado comprando dos bebidas para el viaje. Mas le vale qué la otra sea mía. Él levanta la vista y me saluda haciendo un gesto de que ahora vuelve.

 Una vez Austin sale de la tienda nos dirigimos al avión y nos sentamos en nuestros respectivos asientos.  Las azafatas pasan, nos dicen de ponernos los cinturones. Lo típico.

Pasan quince minutos desde que teníamos qué despegar. Y después otros quince. ¿Por qué tanta espera? ¿No habrá algún problema con el motor? ¿O sí?

—Perdone, ¿por qué no hemos despegado aún? —pregunto aprovechando que una azafata pasa por al lado.

—Estamos esperando a alguién.

—¿A quién? ¿Como sabe qué ha venido?

—És un millonario, nos han informado que han llegado pero qué tardarán un poco.—dice sonriendo.—Pero yo no te he dicho nada.—Me guiña el ojo y se va.

Qué amable la chica. Aunque sigo sin entender porqué esperamos a ese multimillonario, ¿solo por qué tiene dinero? Si yo llegara tarde el avión no me esperaría.

Veo como algunas chicas de la parte izquierda se girán, la curiosidad puede conmigo y también me giro. ¿Será el millonario?

~~~~

Hola, me presento soy Brown Eyes, os agradezco a todos los qué os habéis pasado por cambio de look.  Dejen votos y comentarios ;)

Cambio de look.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora