Abrí los ojos lentamente, tampoco es como si eso hiciera diferencia alguna.
Sinceramente, maldito sea el que creador de las escuelas.
Sí, yo era ese típico chico que se quejaba de despertar temprano, pero ¿¡quién no!? Era lunes, primer día de clases luego de las vacaciones de verano y para "mejorar" todo: en una ciudad totalmente nueva.
Mis padres, mis hermanas y yo nos habíamos mudado a Londres hace más o menos un mes. Mi padre había recibido una propuesta de trabajo y teniendo en cuenta mi "condición visual", como a mi madre le gusta decirle, no podíamos rechazarlo. Había tratamientos para hacer y remedios por tomar.
Desde que perdí la vista completamente a los ocho, mis padres habían hecho lo máximo posible con diversos tratamientos y remedios que podrían traer mi vista de nuevo. Ninguno de ellos daba resultado reales, pero yo no podía quitarles las esperanzas, era lo único que tenían.
Me levanté de una vez, tanteando las paredes hasta finalmente encontrar la puerta que me llevaba al pasillo principal de la casa. Ese era mi gran truco para saber ubicarme, paso horas tocando detalladamente cada cosa de ese piso hasta memorizarlo completamente. Una tarea difícil, pero después de todo uno termina acostumbrándose.
En nuestra antigua casa, el baño estaba en el piso de abajo, frente a mi habitación, lo cual facilitaba mucho mi vida. En cambio, en Londres, el baño era la segunda puerta a la derecha del pasillo, si no es que estaba equivocado.
Tanteé la pared hasta encontrar la segunda manija entrando enseguida. Agradecí mentalmente por haber acertado de habitación y empecé a desvestirme para tomar mi baño. Mi madre es quien me deja un cambio de ropa encima del lavabo todos los días.
Apagué el agua soltando un suspiro, me cambié y luego salí del baño. Tomé mi Bastón de Hoover, o como la mayoría de la gente llama; bastón para ciegos, y caminé hasta la cocina.
Desde el pasillo ya se podía sentir el olor de los famosos panqueques de Jay.
— Buen día, mamá—hablé entrando y tomando asiento de inmediato.
— Buen día, querido, ¿ansioso para hoy?—.Ella probablemente estaba sonriendo y saltando por la cocina, ese es uno de los recuerdos más fuertes que tengo de cuando podía ver.
— Ah, seguro, estoy muy ansioso de escuchar con mi super audición igual a la de Matt Murdock* los comentarios sobre el nuevo chico de la escuela.
— Louis...—mi madre comenzó en un tono tranquilo.
— Está bien, ya me acostumbré a eso.
Decidí comer mi desayuno rápidamente y pronto ya estaba en el coche con mi madre. Yo tenía un hábito de contar los minutos siempre que iba a algún lugar, así memorizaba el camino.
De casa hasta la escuela solo fueron 15 minutos.
Mi madre me entregó mis gafas oscuras y yo me los coloqué. Mis ojos, aún sin ver, eran sensibles a la claridad, un efecto del síndrome. Todos los tratamientos serían en vano si yo no utilizaba las gafas.
Apoyé la mochila en un hombro solo, desplegando mi bastón con la otra mano mientras mi madre venía hacia mí. Era una escuela nueva y todavía no sabía cómo moverme solo, por lo que ella me acompañó a la secretaria, lugar donde me dieron mis horarios y me indicaron el aula. Por obvias razones, mi mamá fue quien me llevó hasta el aula.
Me despedí de Jay una vez me dejó en la puerta del aula de Geografía, tan pronto como entré pude sentir muchas miradas en mí, como si me estuvieran quemando la piel. Ignoré cada una de ellas para buscar una silla vacía, suspiré sabiendo que iba a ser un largo día.
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Behind Blue Eyes | Larry
FanficLouis Tomlinson es un chico ciego desde los ocho años de edad. Todo comienza a cambiar a raíz de que se hace amigo de Niall Horan, quien le presentaría a dos chicos que se convertirían en sus mejores amigos. Y a Harry Styles, quien le cambiaría tod...