1- Omega Kappa Beta.

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Me levanté de sopetón, chocando fuertemente mi frente con la litera de arriba.

-¡Joder! –gruñí-. ¡Apaguen esa puta alarma!

-No permitimos groserías aquí, Penny Lane* –habló una voz clara y serena.

Levanté mi vista y me encontré con Nerea, la líder de Delta Kappa, observándome desde la puerta de mi nuevo cuarto.

-Disculpa... Oye, no me llamo Penny Lane -fruncí el entrecejo-. Sólo Penny.

-Me gustaría llamarte Penny Lane.

-Pero ese no es mi nombre...

-¿Cómo has dormido? –cambió de tema rotundamente, con una sonrisa.

-Eh... bien, gracias, cualquier cosa es mejor que dormir en la calle –intenté bromear, pero al parecer, Nerea no entendió el chiste.

-Oh, que terrible, pobrecita –se llevó una mano al pecho con la cara afligida-. Tranquila, ahora estás a salvo.

-Era tan solo una... -bufé, cansada-. Meh, mejor dejémoslo ahí.

-Bueno... El desayuno ya está listo, Penny Lane, baja.

No. Jodas.

-Cabrona –dije entre dientes una vez que se fue del cuarto.

-Te acostumbrarás –se oyó una voz ronca desde la litera de arriba, haciéndome saltar de la sorpresa. Por un momento había olvidado que compartía el cuarto.

-Eh, ¿hola? –pregunté.

De repente, una cabecita se asomó desde la cama de arriba, haciéndome sobresaltar otra vez.

-¡Hola! Oh, lo siento, ¿te asusté? No importa, soy Rose Rush Kabakov, pero puedes llamarme Rush –habló rápidamente la rubia, sonriéndome de oreja a oreja y extendiéndome la mano.

La tomé dudosa, pero finalmente le sonreí.

-Soy Penny...

-Lo sé, mujer, ¿quién en este campus no te conoce? Y eso que soy nueva–comenzó a reír, y de un salto, se bajó de la cama. Tenía un pantalón largo de algodón y un top, dejando ver el tatuaje de una linda mariposa de colores bajo su pecho. Se sentó como indio frente a mí.

-Ahora mismo, no me sirve ser una figura famosa –resoplé-. ¿Qué es esta maldita casa de locos?

-Eso intento averiguar –hizo una mueca extraña, que me causó gracia-. Son algo así como una hermandad zen, tú sabes, los fanáticos de buda y de la paz interior –bufó-. ¡No me mires así, no formo parte de ellos! Tuve que entrar aquí, no tenía otra opción.

-Somos dos –suspiré y me tiré hacia atrás-. Mi casa ha sido invadida por un grupo de "chicos malos".

-Oí de eso... ¿Por eso estás aquí? ¿Porque eres una homeless? –bromeó y comencé a reír.

-Básicamente sí, mis amigos y yo tuvimos que buscar asilo en diferentes fraternidades. No tenemos dinero para rentar un departamento y las casas de nuestras familias están en, literalmente, otros estado –suspiré-. Espero que a ellos les esté yendo mejor que a mí.

-Bah, no te amargues, mujer –me dio una palmada en la frente, sorprendiéndome-. Piensa en algo: esto recién empieza. Y por lo que he oído por ahí tú y tus amigos no son de quedarse de brazos cruzados –alzó ambas cejas con diversión.

Por primera vez desde mi llegada, comencé a sentir que la emoción y la adrenalina invadían mi cuerpo. Exactamente esto necesitaba, que me den un empujón.

Alfa (APUF II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora