Greatfall

No hay sol, sin sombra.

-El sol empieza a salir y Rosmery esta en su cuarto en una de las sillas mecedoras al lado de la ventana, mira al cielo, sabe que su madre se ha ido, pues no la oye cantar en la ducha, no le gusta que su casa este tan silenciosa a si que pone el marcapáginas de una entrada de Mozart en su libro de Shakespeare se levanta y se acerca al mueble que hay al lado de su cama y pone la radio a todo volumen, su cadena preferida, es MusicClas, suelen poner canciones lentas, románticas y clásicas. Pasa casi toda la mañana leyendo "Romeo y Julieta" una de sus obras preferidas, así como escuchando la radio, la mayoría de sus fines de semana son así desde el trágico accidente que sufrió su padre, cuando ella tenía cinco años. Desde aquel entonces su madre y ella habían estado solas, y Rosmery se volvió una chica solitaria y misteriosa pero siempre a disposición de su madre para ayudarle en todo lo que necesita, aunque la mayor parte del tiempo esta absorta en su mundo. Pero no sabe, que esta tarde de sábado las cosas iban a cambiar, para siempre. Elizabeth es la madre de Rosmery, después de la muerte de su marido en vez de quedarse en su habitación llorando por la pérdida, luchó contra ese sentimiento y sacó adelante a su hija, no ha vuelto a estar con nadie, pero no es por que no haya pretendientes si no, porque todavía no está preparada para ello, siente que tiene que estar las veinticuatro horas del día al lado de su hija, aunque su trabajo no se lo permita, es la directora de un banco, por lo que a veces esta muy ocupada y eso le molesta mucho, por eso desde hacía mes y medio, buscó un trabajo no  muy alejado de su casa, y que le permitiera estar más tiempo con su hija. Rosmery, cuando acabo el libro por decimocuarta vez, lo cerró y volvió a meterlo en la estantería junto con sus otros miles de libros más, apago la radio y se puso a hacer la comida, para que cuando su madre llegase, su especialidad eran los espaguetis a la carbonara, también los preferidos de su madre, cada sábado se los preparaba acompañado de una canción nostálgica para ella, que siempre la cantaba su madre cuando ella lloraba por la noches por alguna pesadilla.

A las dos en punto como siempre entró Elizabeth tan guapa como siempre, su pelo rizado, un vestido por encima de las rodillas cogido a la cintura y unos tacones negro con decorados de flores, entró sin hacer ruido y se asomo a la puerta de la cocina, vio a su hija preparando la comida, y escuchando esa canción que tanto le gustaba, cada vez que miraba a su hija veía el espíritu libre de su marido, y eso le hacía muy feliz.

-¿Espaguetis a la carbonara?- Dijo Elizabeth acercándose a ella y dándole un suave beso en la mejilla.

-Son tus preferidos-

-Desde luego, cariño me voy a la ducha ¿Vale?-

-Vale- Le volvió a dar un beso, y subió las escaleras, cambió el rostro a uno más triste, como si no le gustase lo que iba a venir a continuación.

Rosmery dio unos últimos toques a la salsa, y la dejo reposar, se lavó las manos y puso el telediario, a los diez minutos empezó a sonar, el móvil, el suyo no era estaba seguro, no era de las que hacía mucho amigos, así que debería de ser de su madre.

-¡MAAAMAAAA¡ - Grito Rosmery desde el piso de abajo, su madre no respondió, estaba cantando como de costumbre. Rebuscó en su bolso, y encontró el móvil en uno de los bolsillos del interior, era un mensaje de una compañía de traslados. <<Su petición ha sido aceptada, las tres furgonetas que ha alquilado estarán allí el lunes de la semana que viene>>

“El lunes. Eso es dentro de dos días. ¿Por qué habrá pedido furgonetas de traslados?” Su madre y ella se lo contaban todo, pero Rosmery no tenía ni idea de aquello, oyó la puerta de arriba y guardo rápidamente el móvil donde estaba. Su madre bajó con uno de sus camisones de seda rosa que tanto gustaban a Rosmery, envidiaba el pelo de su madre era moreno, más o menos como el de ella, pero le llegaba hasta la cintura, a ella le gustaba pero las veces que había intentado tener el pelo tan largo, siempre se lo volvía a cortar.

-¿Me habías llamado?-

-Sí, tienes un mensaje- Rosmery estaba seria, no se podía creer que su madre le ocultase algo, no después de todo lo que habían vivido juntas.

-Ah, vale después lo veré. ¿Están tus súper espaguetis hechos ya?-

-Sí, bueno pero no me ha dado tiempo a poner la mesa- Puso una sonrisa algo falsa, para que su madre no se preocupase, pero después cuando estuviesen sentadas en la mesa se lo preguntaría.

-¿Estabas otra vez leyendo a Shakespeare?- Rosmery asintió con la cabeza y empezó a poner la mesa. Su madre le ayudo poniendo los cubiertos de plata que tenían para las ocasiones especiales, ahora Rosmery si que se estaba preocupando.

-¿Porqué pones los cubiertos de plata?-

-Tenemos que hablar hija- Elizabeth cambio la expresión de su cara y sentó a Rosmery en la silla al lado suyo.

-Mama, me estas preocupando. ¿Tiene algo que ver el mensaje de tu móvil?, ¿Nos vamos a mudar?-

-No quería que te enterases por un mensaje de texto, pero sí tenemos que mudarnos-

-¿Y cuando has consultado esto conmigo?, y ¿Será dentro de dos días?-

-Espera, déjame explicarte. ¿Vale?, ya te comente lo de buscar un trabajo para poder estar más tiempo contigo…-

-Ya no tengo dos años- Rosmery se cruzo de brazos, su madre vio la expresión de su cara que no era precisamente de felicidad.

-Ya lo sé cariño, déjame seguir, he estado buscando por aquí, pero no he encontrado nada, solo he encontrado un trabajo en un pueblo no muy lejos de aquí-

-¿Qué es cerca para ti?-

-Hay una hora de camino- Rosmery estaba cada vez más angustiada, ya le costó demasiado acostumbrarse a esto como para ahora cambiarse de casa, conocer nueva gente, tener que soportar otro ambiente, esto le superaba.

-¿Y que pueblo es?-

-Greatfall- Rosmery se puso blanca como el papel, no tenía precisamente muy buenos recuerdos de aquel sitio.

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Y aquí teneis una pequeña introducción de mi libro espero que os guste tanto como a mi! Un beso a todos :D Comentad.