Hoy había sido un gran día. Las evaluaciones de física y química que había presentado hoy habían sido sin duda más fáciles de lo que alguna vez esperó, el transporte colectivo siguió su ruta a tiempo y le recogió sin interrupciones y sus compañeros de clase, por primera vez en el año, no parecieron dar problemas a directivos y maestros. Bien, ¿quién molestaría un catorce de febrero teniendo con quien entretenerse a su lado? Por supuesto, la oportunidad de que escogieran lugares libres en el aula les daba a todos la posibilidad de hacerse al lado de su correspondiente pareja, y casi un noventa por ciento de los de su grado ya tenían.
¿Debería sentirse decepcionado porque él era de ese pequeño porcentaje que aún y en último año continuaba soltero?
Él definitivamente no creía necesario tener una pareja; sin embargo, en días como estos, donde su alrededor se pintaba de amor y a cada esquina había una pareja besándose, la idea de tenerla no parecía tan mala después de todo.
Habían sido pocas las veces en las que JungKook se hubiese interesado por alguien en específico. A sus dieciséis años nunca había tenido una pareja oficial, aunque ya había otorgado su ansiado primer beso y había compartido uno que otro toqueteo en el baño con algún chico que había llamado su atención y viceversa.
Su mirada patina por entre los pasillos desolados debido a la finalización de la jornada escolar en ese día, camina con tranquilidad y observando cada pared decorada de anuncios estudiantiles y algunas vitrinas con trofeos otorgados a la institución.
De repente, hebras doradas se pasean delante de sus ojos y JungKook sigue con la mirada aquel joven que ha pasado por su lado silbando alguna canción reconocida entre la marea juvenil. Sus pómulos son espolvoreados por un ligero rosa brillante y juguetea con sus dedos al bajar su mirada avergonzada al reconocer aquella cabellera tan distinguida.
Su labio inferior se alza formando un tierno puchero mientras una vorágine de emociones escondidas revolotea en su vientre, cosquillas naciendo en su interior al inhalar buscando tranquilizar su estado. Sus orbes oscuros observan al mayor caminando tranquilamente; sin embargo, escapan al momento en que nota como el rubio, curioso por la mirada que percibe sobre él, gira su rostro y le observa con aquel par de luceros glaucos que tanto adora JungKook.
—¿Hola? —inquiere el más alto; sin embargo, JungKook no logra responder nada, inseguro por su voz que parece flaquear inclusive cuando ni las palabras han salido de sus cuerdas vocales. —Hey—llama de nuevo. —Pequeño...
JungKook muerde ligeramente su labio inferior al no poder hablar, algunas gotas se acercan entre sus lagrimales y se siente sofocado por la mirada penetrante que dirige el rubio hacia él. Sus manos se aferran a las correas de su mochila y dirige su mirada hacia el suelo debajo de sus pies, como si algo interesante sucediera en él.
—Bien... Si me disculpas, me retiraré—avisa el rubio formal, sus palabras saliendo como una melodía para los oídos enamorados de JungKook. El más alto comienza a girar su cuerpo sobre su eje, sus zapatos resuenan sobre la baldosa y se retira lentamente del lugar.
JungKook observa de nuevo al de glauca mirada, su anatomía alejándose de él y se reprime internamente por actuar tan infantilmente cuando se supone que va en último año, tal y como el chico que se encuentra caminando frente a sus ojos atentos. Desciende sus párpados y suspira animándose, alentando a su cuerpo para responder ante cada latido de su corazón.
Y él lo hace.
Sus hombros deslizan su mochila hasta el suelo, sus dedos revuelven entre ella y buscan un objeto en concreto. Cuando alza su vista, el rubio parece haber doblado la esquina recién y comienza a correr lanzando su bolso de nuevo sobre su hombro de manera despreocupada.
—¡TaeHyung! ¡TaeHyung! —exclama desesperado, sus pasos vertiginosos y su corazón palpitando, guiando cada acción de su cuerpo en aquellos momentos. —¡Hyung! —dice, y el mayor le nota y gira al fin, sus ojos encontrándose con los más oscuros.
—¿Uhm? —cuestiona confundido.
—¡Hyung! —Toma aire cuando llega frente al rubio, algunas hebras rebeldes cayendo sobre su frente y apoya las palmas de sus manos sobre sus rodillas, agotado por esfuerzo empleado en su carrera espontánea por el pasillo. —¡Hyung, esto es para usted! —informa sonrojado, sus ojos mirando fijamente a los más claros.
—Oh, JungKookie–ah—dice sonriente, —¡gracias!
JungKook asiente devolviéndole la sonrisa, feliz porque su detalle no ha sido ignorado nefastamente y por el contrario a sus miedos, ha sido recibido alegremente. —Hyung, espero que sean de su agrado.
—Sabes que me gustan demasiado los chocolates.
Y JungKook sonríe. Él lo sabe, é sabe todo de su mejor amigo. Sabe sus más anheladas metas, sus peores pesadillas y hasta cuáles son sus zapatos preferidos para salir en cada cambio de estación.
Y es por ello mismo que él ha caído tan profundamente enamorado.
Sus defectos, sus lágrimas, sus sonrisas, cada cosa de él habían cautivado el pequeño corazón inocente de JungKook, quien cocinó por él mismo aquellos chocolates en forma de corazón para Kim TaeHyung.
Después de todo, San Valentín había sido diseñado para dar amor a quienes más quieres de aquella forma tan romántica, ¿no?
⌊ By KookieMar ⌉
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About love, About you ✧ Jjk
FanfictionEn cada día existe un buen momento para derretir tu corazón de ternura y mimar a un dulce ángel, por eso el Soft JK Squad quiere invitarte a éste pequeño mundo acaramelado y disfrutar las cortas historias que tiene para ofrecerte ❤ ✦ Colección de dr...