Peligroso para el sentimiento

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Jungkook había ingresado a la facultad que quería y por eso ahora tenía menos tiempo de verse con Seokjin, pero eso no desalentaba al menor, a pesar de que sus mensajes siempre eran respondido con un tiempo considerado, sequedad o breves sílabas, lo ponían de un humor insoportable para cualquiera que se le acercara, por eso sus amigos trataban de esquivarlo cuando se encontraba así.

Hacía casi un año que estaba saliendo con el mayor, consiguiendo lo que se había propuesto desde el primer día que lo conoció y sintió su corazón removerse de una forma inquieta, traduciendo aquello como afecto incompresible pero bien aceptado; no era el primer hombre que le gustaba pero se empezaba a sentir extraño cuando recaía en la cuenta de que podría ser el último o hasta el único.

Se estaba encaminando hacia los veinte años, y aunque fuese e hiciese todo lo que sus padres le ordenaban, no se sentía bajo ninguna presión, sin embargo tampoco se creía con el derecho de romper sus expectativas de un hijo ideal y educado correctamente en la ingeniería electrónica, que es a lo que se dedicaba su familia, su padre más específicamente.

Las materias en la universidad estaban siendo un poco pesadas, pero se alegraba de poder contar con tiempo suficiente para enviar, cuando menos, un mensaje a Seokjin; ya que no quería que su novio estuviese perdiendo los ojos en otro trasero que no fuese el suyo. Esto sin contar lo posesivo que podía llegar a ser Jungkook, lo mimado que se hacía con Jin, y lo caprichoso que se tornaba cuando no hacía lo que pedía; a veces era un poco mucho absorbente pero no podía evitarlo, tenían buen sexo con Jin y la pasaban excelente juntos, pero el mayor no estaba con él todo el tiempo y eso le hacía dudar de él en repetidas ocasiones.

Lo amaba demasiado como para compartirlo siquiera con aquel molesto hermano, que Jin aseguró por su vida en repetidas ocasiones que no eran amantes ni nada de ello, pero se enfadaba como el infierno si Jungkook decía algo de más sobre el tal Taehyung.

¿Cómo podía creer Jungkook en algo como eso, si Seokjin no quería presentarle a su familia?

Trató de disipar sus pensamientos y retomó aquel horrible libro de álgebra, dedicando una mirada de exasperación cuando tuvo que elegir entre "arquitectura de computadores" o ésta mierda que estaba leyendo ahora, para comenzar con uno de sus estúpidos trabajos para corregir en clases de forma grupal, que pasaría desapercibido si lo dejaba para luego, pero el profesor lo tenía entre cejas y seguro le preguntaría a él alguna mierda de la cátedra por culpa de su maldito nombre con influencia.

Odiaba tener que ser el sabelotodo menor de la clase, cuando él sólo quería divertirse cinco minutos más.

Su celular lo sacó del aprieto tras cuatro párrafos y respondió mucho más que feliz, tras notar que en la pantalla rezaba el nombre de Seokjin.

— ¿Hola? - tiró lejos el libro.

— Buenas noches, Kook - Tan maduro como siempre, pensó el menor - Tengo malas noticias.

— Y así de pronto lo bajaba de su nube.

— ¿Qué sucede?

— La cita del Domingo, luego de que vayas de tu familia. No voy a poder, cariño.

A pesar del apelativo, Jungkook notaba el poco entusiasmo en la voz de su amante, queriendo aportar algo a la conversación porque genuina mente extrañaba escuchar la voz de Jin; pero sinceramente esto le había quitado demasiado ánimo a sus mejores intentos por terminar todos sus trabajos para dedicarle el tiempo a él.

Mordisqueó sus labios antes de soltar un desganado.

— No hay problema, amor... Segurament...

Get away! [JinKook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora