Soy Ginebra (Relato erótico, +18)

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Mi vida comenzo como la de cualquier otro, saliendo de mi madre, pero a medida que el tiempo pasaba, y cumplia años, la relación se rompio, me fui muy joven a vivir sola mi propia vida, y hoy estoy aquí, contandoles "mis juegos".

Vivo en un pequeño piso en una gran ciudad, trabajo en una triste fabrica donde monto, oh si, "eroticas" cajas, por suerte eso me da dinero y tiempo para vivir, y eso me lleva a mi casa de nuevo, odio esas tareas, asi que contrate un chico para que limpiara por mi, pero cuando viene eso de limpiar, parece que pasa a segundo plano.

Le vamos a llamar "Matt", es un chico grandote, de pelo oscuro y ojos claros, no puedo evitar sentirme atraida por sus ojos, son como agua marina, te pierdes en ellos.
Este muchachote se supone que viene a limpiar la casa, y eso hacia las primeras veces, limpiaba, ordenaba, y se marchaba. Pero me di cuenta que algunas prendas de ropa interior desaparecian, asi que le hice una trampa, por si era él.
Deje mi portatil con la cam encendida hacia mi cajonera, y lo vi claramente, asi que enfada lo fui a encarar desde la cafeteria donde estaba espiandolo con el movil, pero mientras llegaba a casa lo vi sentado en mi cama, de primer plano, como si una peli porno fuera, se estaba masturbando con mi ropa, oliendo mi almohada, eso me produjo una extraña sensación.

Cuando subia por el ascensor, senti como mi corazon se aceleraba, y deseaba pillarlo infraganti, pero un pequeño atisvo de verguenza aparecio en mi, no... no era verguenza por lo que él hacia, si no por lo que yo estaba pensando hacer con él.

Una vez delante de mi puerta me notaba un tanto, "nerviosa", me mordi el labio y entre de golpe. Le increpe que demonios hacia, pero al tenerlo delante, con su cara de susto, verguenza, y... bueno, excitación, me senté a su lado, lo mire a esos ojos y bueno, que demonios, no pude evitar besar sus labios, primero fue algo suave, un pico para quitarle el susto, sonrei, me parecia que estaba tan desorientado que me eche a reir.

Nos reimos nerviosos unos segundos, el seguia con los pantalones por las rodillas, mire su entrepierna, levante una ceja mirandolo, - creo que llevas mucha ropa nene-, él sonrio, yo sonrei, y volvimos a besarnos, él era muy suave, sus besos lentos y mojados me pusieron a mil, yo por el contrario mordia sus tiernos labios siempre que podia, hasta que baje a su cuello, a morderle, besarle y lamerlo, su oreja era tan suave, no me cansaba de morderla.

Los juegos habian comenzado, le quite la ropa que aún le quedaba, sorprendentemente su piel era tan suave y caliente, yo me quite mi parte de arriba, y el sujetador, dejando mis pechos al aire, Matt los acariciaba suave, y pellizcaba los pezones, no podia evitar soltar algun gemido, adoro que me hagan eso, hasta que parece que se animo y decidio usar su boca, lamia, mordia, ya no existia la verguenza, notaba su polla dura entre mis piernas, estaba tan mojada ya, solo queria que entrara, pero queria castigarlo por robarme mi ropa.

Le arranque los pantalones, sus boxer se fueron al suelo, estaba dispuesto para mi, para que hiciera lo que me apeteciera con él.
Lo mire seria, me subi a la cama a su lado, de pie, mirandolo desde arriba, me quite los pantalones y deje que Matt me quitara el tanga, estaba desnuda ante él, sobre él, le invite a incorporarse suavemente, su cara quedaba justo entre mis piernas, como chico obediente empezo a lamer, a sorber suave mi clitoris, parecia que sabia exactamente que queria, su lengua se movia agil, de arriba a bajo, tocando tambien al entrada de mi vagina, estaba tan mojada, subio una de sus manos acariciando mi muslo, hasta que llego hasta mis labios, los masajeo abriendolos con dos dedos, lamio y metio uno de sus dedos, era obvio lo facil que entro, luego llego el segundo, me masturbo durante unos segundos, y ya no podia más, le perdono las bragas robadas, lo empuje sobre la cama, el sonreia de un modo un tanto pervertido, -asi que somos iguales, eh Matt, pensé -, su pene estaba tan duro, lamí la punta, estaba caliente, pero hoy no vamos a jugar a eso, con su polla en la mano la acompañe hasta la entrada de mi vagina, rozando mi clitoris, y deje que entrara lenta, notando su tamaño como entraba hasta el fondo de mi vagina, como palpitaba, como encajaban perfectamente.

Y el resto lo pueden imaginar, quizas en el proximo os explique algo más, pero aún nos estamos conociendo.

Ginebra.


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