Desaparecido

II

-¿Quieres más huevos revueltos Jos?

-No, gracias así estoy bien.

-¡Oh! Entonces me los comeré yo.

-Bueno Ana tengo que ir a trabajar, Te amo –Se despidió con un beso en la frente y se fue-

Ana empezó a fregar, mientras lavaba el último plato y lo dejaba tan limpio y reluciente al buen estilo de Ana Walker, escuchó un ruido como pegajoso y goteante proveniente del segundo piso, miles de suposiciones se le vinieron a la mente. Pensó que podría ser la televisión que estaba encendida, o un grifo que pudo quedar abierto. Subió al segundo piso poder averiguar que hacía ese ruido, cruzo el pasillo de las habitaciones hasta llegar al final del mismo y ahí se encontraba la fría y blanca puerta de la habitación de Dayann, no había entrado ahí desde que él despareció sin dejar rastro, sin saber a dónde fue o a que fue. Claramente el ruido provenía de aquella habitación. Ana abrió lentamente la puerta, su vista se distorsionó un poco y empezó a venirle a mente el sueño de anoche, aquel raro y espantoso sueño. Espantada trató de calmarse pero no lo consiguió, una sensación de calor le recorría por todo el cuerpo, respiró profundo y sin rodeos giró la manilla de la puerta, pensó en detenerse pero no lo hizo y con un poco de miedo entre los dientes abrió lentamente la puerta de aquella habitación. Un frío viento susurró por la pequeña apertura de la puerta, al abrirla totalmente Ana quedó atónita con una pequeña sensación de nostalgia. La habitación no se encontraba desordenada como en el sueño, con algo de polvo pero todo en su lugar. Entró lentamente y miró a su alrededor como si estuviera en exposición de cuadros famosos, aún se encontraba en perfectas condiciones un poster de su banda de rock favorita, empezó a recordar la primera vez que le compró un disco de aquella banda, en aquella portada de disco (se apreciaba una pareja cerca de darse un beso y manchados de sangre y detrás de ellos un fondo negro con unas secciones rasgadas) eso le pareció perturbador a Ana pero era el cumpleaños #11 de su hijo y le gustaba tanto esa banda que como regalo de cumpleaños quería aquel disco y Ana como la buena madre que era le compró lo que quería a su niño único y mimado.

Se acercó al poster y vio a cinco hombres, en el centro un hombre con una mirada fría y seria con cabello corto blanco, vestía un pantalón negro acompañado de unos zapatos negros, con una chaqueta negra con rayas paralelas de color blanco.

Recordó que Dayann quería ser como él, en su cabeza se escuchó la voz emocionada de Dayann que sucedió aquella tarde de vacaciones de verano. <<Ana se encontraba en su cuarto cuando escuchó llegar a Dayann -¡Mamá! ¡Mamá! Mira que me hice en el cabello. Ana bajo las escaleras y observo a su hijo.

-¿¡Qué locura te hiciste!?

-Me corte el pelo y lo teñí de blanco. ¿Qué te parece mamá? ¿Me veo bien?

-¡Dayann David Walker! ¡Estas castigado, Ve a tu cuarto ahora mismo! (Pensó en decirle que no se veía bien, pero no fue tan cruel)

-¡Pero mamá! son vacaciones

-Nada de vacaciones, no vas a salir así con ese cabello teñido de blanco y te quedas castigado hasta el final de vacaciones.

Y así fue>>.

Al recordar eso, una pequeña y muy forzada sonrisa fue dibujada en el bello y algo arrugado rostro de Ana. Le pareció divertido ese momento con el pasar de tiempo. El recuerdo se desvaneció al oír nuevamente el pegajoso goteo, inspeccionó la habitación como un detective como si de un caso criminal se tratase la mujer que juega a ser detective Ana encontraría la respuesta de qué lugar provenía ese ruido y llegó a la conclusión de que el ruido provenía del baño ¡la detective Ana ha resuelto el caso!

Vio con algo de recelo y terror la puerta del baño, la abrió lentamente al observar dentro se encontró con algo que la dejó paralizada por unos segundos, tanto así que lo que vio la hizo desmayar, con una lentitud fue cayendo hasta aterrizar sobre su espalda y golpearse fuertemente la cabeza contra el suelo.

Pasaron unas horas y escuchó otro ruido (Beep, Beep, Beep, Beep) y con ello una voz grave que decía: está despertando acompañados de murmullos que se oían a los lejos.