Capítulo 1

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-Ya vale mamá,voy a estar bien-¿Cuántas veces habíamos tenido esta conversación durante las últimas 3 semanas?Ya había perdido la cuenta- Llevo todo.

-¿No te olvidas de algo?A ver, revisa todo por favor, no quiero ni pensar si se te olvida el pasaporte o cualquier cosa así.¿Seguro que no quieres quedarte un poco más y organizarlo más tranquilamente?

-Mamá,ya lo he revisado 100 veces- Le sonreí y las arrugas de su frente se debilitaron- Voy a estar perfectamente.

En la estación de tren soplaba el aire pero los restos del sol veraniego daban calor. Los ojos de mi madre relucieron como el ámbar al pasar el sol tras ellos, una de las pocas cosas que había heredado de ella. Nadie pensaría que tendríamos alguna clase de parentesco al vernos; mi madre era baja con un hermoso rizado pelo negro, yo ya le sacaba cabeza y media, con un pelo marrón claro y más liso de lo que me gustaría. Las arrugas cubrían su rostro que antaño mostraba una belleza incomparable yo tiraba más a una cara simple con facciones aburridamente comunes.

El tren llegó enunciando su llegada con un silbido, la poca gente que había se revoloteo y se colocó sus abrigos como gallinas.

-En fin, mamá...

-Ay hija, no hagas nada estúpido por favor, y come bien y llámame cuando llegues ¿vale?- Me interrumpió y unas lágrimas amenazaron con salirse de sus ojos.

-Claro ,mamá- Le respondí serena. Me abrazó fuertemente.- Adiós,mamá. -Me despedí para que me soltara de ese largo abrazo. Caminé hacia el andén con paso seguro, un paso más hacia el futuro.

-Adiós cielo.- Se despidió con la mano,con lágrimas incontrolables corriendo por sus mejillas.

Subí al tren que ya anunciaba su salida. El verano se había ido tan rápido como había venido, iba a echar de meno esos baños en las frías aguas del río, los paseos nocturnos bajo el cielo plagado de estrellas,las comidas por el campo y las risas; el verano.

Conforme el tren avanzaba veía como mi madre se iba haciendo más pequeña hasta quedar en una hormiga, aún quedaban unas 3 horas por delante, no quería ni pensarlo. Coloqué mi pequeña maleta y me acomodé en el asiento, dejé que la música fluyera y me dejé llevar los brazos de Morfeo.

-Hey, perdone.-Sentí una pequeña sacudida en mi brazo. Intenté abrir los ojos mientras me incorporaba. Miré el reloj, solo habían pasado 30 minutos. A mi lado había una señora que me sacudía- Perdone señorita.

-¿Sí?-Le respondí con voz raposa. Tenía unas grandes gafas que le cubrían toda la cara,parecía un búho.

-El señor te está pidiendo el billete.-Me giré y vi a un gran hombre con un con uniforme azul y cara enfadada.

-Claro-Parpadee varias veces y le di mi billete. El hombre lo cogió sin miramientos y me lo devolvió con cara enfadada diciéndome que había desperdiciado su preciado tiempo-De nada.-Murmuré mientras se iba. La anciana de mi lado se rió.

-Siento haberte despertado, pero ese hombre te miraba realmente mal- Me sonrió y yo le correspondí -Me llamo Jane por cierto.

-Yo soy Laia.    

Lost in the cityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora