I don't regret it

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—¿¡Por qué demoraste tanto, TaeHyung!?— exclamó el entrenador al verlo llegar.

—Disculpe, entrenador, tuve un percance antes de llegar— habló el castaño con algo de miedo en sus ojos.

—Eso no es excusa aquí, muchacho— bramó el hombre, cruzando los brazos por sobre su pecho, proyectando así una imagen imponente—. Es primera vez que llegas tarde desde que empezaste en el equipo, pero debes tener claro que no puedo dejarlo pasar.

—Pero, entrenador...

—Sabes que se castiga aquél que llega tarde. Por eso te tendré que quitar del próximo partido— en respuesta, los ojos del chico se mostraron sorprendidos.

—No, por favor, haré lo que sea. Limpiaré la bodega, llevaré los uniformes a la lavandería, cualquier cosa, pero no me quite del juego— solicitó, sin titubeos, tratando de convencer a la roca que tenía por entrenador.

—Lo siento, Tae, eres el capitán y por ello debes dar el ejemplo, así que te sustituirá Jay por unos días. Ahora, puedes retirarte— se encogió de hombros, algo decepcionado, a la vez que hacía sonar su silbato.

Todos se juntaron en un círculo en medio de la cancha mientras el entrenador dejaba al castaño para ir a dar órdenes. TaeHyung no podía creerlo, jamás se había perdido un partido, menos uno tan importante como lo era este; quería culpar al chico nuevo, sin embargo no pudo, no era la culpa del pelinegro, era suya. Él y su complejo de héroe, salvándole el culo a todos, pero a qué costo. No debió haberse siquiera acercado, de haber sido así... No. Lo hecho, hecho está. Deja de torturarte solo, pensó.

Caminó hasta sentarse en el césped junto a un árbol grande, dándole así parcialmente sombra, donde la temperatura era la precisa.

Estuvo allí, terminando su tarea atrasada, hasta que la campana sonó indicando que la hora de descanso había comenzado. No se movió, sin embargo, sólo cerró los ojos y descansó unos minutos antes de que alguien interrumpiera a su lado. Volteó a ver de quién se trataba para poder echarlo no tan amablemente pero rápidamente se percató de que era el chico nuevo, por ello dejó contuvo la respiración un segundo, dispersando el insulto que tenía en la punta de la lengua. Ni siquiera podía sentirse molesto con él, su rostro daba lástima pura.

—Hola— Jeongguk se sentía nervioso a su lado, no sabía cómo empezar aún cuando había preparado sus palabras antes de acercarse, además la culpa hacía a su cerebro sobrepensar lo que iba a decir, sintiendo que cualquier cosa que dijera podría sonar insensible.

—Hola— murmuró el castaño, sin poder evitar fijar su mirada en los ojos del otro ligeramente sorprendido porque estos eran oscuros como su cabello, pero a la vez llamativos al ser su tono de piel muy claro ¿Habrá sido eso lo que mantuvo su atención tanto tiempo?

—¿Interrumpo algo?— la voz del pelinegro le devolvió a la realidad.

—No— respondió con un encogimiento de hombros.

—Ah, bueno, en ese caso yo... venía a disculparme— bajó la mirada.

—¿Qué, por qué?

—Me enteré de lo que le sucedió por llegar tarde, y asumo la culpa— aún cabizbajo hizo una mueca—, supongo que de usted haber seguido su camino seguiría en el plan para el partido del jueves. Por favor, no se preocupe por mí, esto me pasa más seguido de lo que se piensa, estoy acostumbrado.

TaeHyung se había quedado anonadado, ¿por qué sentía la necesidad de consolarle? ¿Será por su expresión tan vulnerable?—. ¿Huh? Tú no te preocupes, no es culpa de nadie más que de los imbéciles que te estaban molestando, juro que entre todos no hacen ni uno.

—De cualquier manera quería disculparme. Sé lo importante que era este evento para usted.

Al momento en el que el castaño iba a decir algo, un chico pasó gritando "¡Miren, ahora es marica!". Si ya de por sí la frase sentaba mal, Jeongguk se sintió peor al escuchar las carcajadas de los estudiantes alrededor. TaeHyung se removió intranquilo en su lugar, tenía la necesidad de protegerlo, aún si era en vano.

—¿En serio, en pleno siglo XXI?— bufó por lo bajo.

—Perdone lo intrusivo, pero tengo una duda— habló el pelinegro, ignorando lo de hace unos segundos y llamando inmediatamente la atención del contrario—, ¿por qué va a entrenar en horas de biología

—Estoy en biología avanzada, que es los viernes.

—Oh, eso lo explica— se miraron fijamente antes de que Jeongguk hablara—. Gracias. Por todo.

Ninguno parecía tener la intención de irse, el sentimiento era esclarecedor. Así mismo, tampoco sabían porqué era tan difícil dejar de verse. No fue hasta que el castaño sacudió la cabeza y desvió su mirada hacia otro lado, bastante sonrojado a decir verdad..

—Creo que... d-debería irme, no quiero llegar tarde a la próxima clase— habló el pelinegro, levantándose para luego despedirse de TaeHyung con una pequeña reverencia.

—¡Espera!— el mayor gritó haciendo que el chico se detuviese y diera media vuelta curioso—. Imagino que no tienes a alguien con quién sentarte en el almuerzo, ¿te... te gustaría almorzar conmigo?

—Sí quiero, pero ¿está seguro?

—Sí, ¿por qué no lo estaría?

—Bueno, no sé, usted parece alguien popular, ¿no sería extraño para sus amigos vernos juntos? Además, no necesita sentir lástima por mí, puede decirme con total libertad si se arrepiente de haber-

—¡No, claro que no me arrepiento!— desconcertado sacudió la cabeza en forma de negación—. Y mis amigos no me van a extrañar ni un poco, créeme.

Aquella reacción le tomó por sorpresa, pero recompuso su postura en seguida para contestar—Está bien, si usted no tiene problema— se encogió de hombros, con una sonrisa traicionera surcando sus labios.

—Entonces, te veo en el almuerzo.



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