Capítulo Dos: Sentimientos por Aclarar

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[...]

—Hija mía, acércate

—Claro padre... —se acercó diligente y luego abrió grandes los ojos al ver a los invitados a su lado. —Eugeo, Kirito... ¿Son ustedes?... Pensé que no vendrían.

—Per... —Trató de hablar Kirito, pero Eugeo se adelantó.

—¿Pero cómo te atreves a pensar eso? estoy feliz de encontrarnos de nuevo —Tomó su mano, y la besó, mientras su hermano menor, sentía la impotencia de su menor rango precediéndolo.

—Gracias Eugeo, —lo reverenció. —¡Kirito! —Corrió acercándose a él —Espero que no te hayas metido en más problemas pequeño diablillo. —Sonrió con dulzura.

—Asuna... —sorprendido por su reacción en un principio, se dio cuenta que ella... su amada amiga de la infancia no había cambiado. Por lo que decidió contestar de la misma forma. —¡Sigue soñando!

Su comentario estremeció a la princesa... Él seguía siendo el mismo...

—Gracias por haber venido a festejar mi cumpleaños, fue un gran detalle, es un reencuentro hermoso —los miró ilusionada a ambos.

—No sólo han venido a eso hija... —pronunció con voz queda el rey.

Fue en ese momento, al ver la expresión sorprendida de la princesa que se dieron cuenta... que ella no tenía idea... que pronto desposaría a uno de los dos.

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— ¿Padre?—con angustia alguna miró Asuna a su padre, ella realmente no sabía lo que ocurría, la curiosidad se apoderó de ella.

—Hija mía—antes de comenzar a hablar, el soberano tomó un respiro profundo— tú sabes que nuestros reinos están en peligro y si no llevamos a cabo una boda lo más antes posible, zenda y Aincrad ya no existirán-

— ¡B-Boda?! ¡No entiendo padre, explícate por favor!—

Un silencio largo se estabilizó en la sala, los presentes, estaban incómodos por la situación. Kirito, prestaba mucha atención a las expresiones de la princesa, mientras Eugeo, estaba sereno, tranquilo y con una seriedad en su rostro.

—Acordamos una unión entre el Príncipe Eugeo y tú, hija mía—

Las pupilas de la princesa se distanciaron al oír tal atrocidad. No podía creer lo que pasaba, en su mente, solo vagos recuerdos fluían sin cesar. Parecía que lo que estaba ocurriendo era un sueño, y deseaba que fuera un sueño.

—¿Qué?! ¡No se te ha pasado por la cabeza lo que yo quiero o siento!-Asuna se desesperó en ese preciso instante. Realmente, ella no era ese tipo de mujeres que le gusta que escojan las decisiones que le corresponden, y más cuando es algo para toda la vida. Aunque, un inmenso nudo en su garganta comenzó a agobiarla, estaba siendo egoísta, al solo mirar por ella y no por su reino, Tenía que tomar las responsabilidades, ya no vivir para ella misma, si no, para todo un reino entero. Tomó aire y con una voz casi ronca, dijo—dame tiempo para pensar bien las cosas

El pelinegro estaba destrozado, todas sus esperanzas huérfanas parecían desaparecer aunque su mente ya había aceptado el hecho de no poder tener a Asuna, su corazón no se daba por vencido. Pero él trataba de disimular, para no hacer notar su inmensa tristeza.

—Claro, como desees hija— Balthazar, se levantó de su trono en dirección de su hija. El aire paternal se podía admirar en la sala. Su padre la abrazaba con sentimiento. Mientras dejaba ir, una leve disculpa.

Mi Princesa Prohibida  [Kiriasu]Where stories live. Discover now