experimento 1

el verdadero stephen

Hay personas que lo que más quieren en la vida es olvidar, pero lo único que logran es superar, esto trae un gran cambio en la vida sea para bien o para mal, depende de cómo se supere. Este no es mi caso, lo que me pasa es totalmente diferente pero similar al mismo tiempo. YO INTENTO RECORDAR EN VEZ DE OLVIDAR, talvez esta sea una de tantas razones por la que una persona es rara claro en este punto de vista (intento olvidar en vez de recordar), pero a mí me inunda las razones.

Talvez todo sea una ilusión o simple sueño pero todo parece tan real que no cabe duda que es la realidad.

–Joder–lo digo gritándolo a los cuatro vientos y levantándome del sillón. Al no ver nada estoy en un círculo muy angosto en el que siento que voy a explotar si no salgo de ese círculo lo más pronto posible. Helen se quedó pasmada al verme estallar de la rabia. Agarro lo primero que encuentra mis manos, un florero que me imagino que es de mi madre y lo tiro lo más fuerte que puedo hacia la escaleras.

–bien!!!, ahora tienes que limpiar este desastre–dice Maicol entrando por la puerta. No oí su moto llegar, estaba muy concentrado como para escucharlo. – ya no podré dejarte ningún momento a solas. Toma la medicina, es lo único que pude encontrar– le extiendo la mano para que me diera la medicina.

–Gracias– le digo

–es un reactine levocabastina, funciona para la conjutivitis y se añade por goteo. Seguro funcionará– me dice Maicol, su voz se notaba muy confiada.

–esto no funcionará ningún poco, ¿han visto cómo se apaga un edificio en llamas? – les digo, añadiéndome tres gotas en cada ojo del medicamento, esperaba algo mucho más fuerte, porque este dolor que tengo es como cuando tu piel esta recién quemada con agua caliente.

– ¿con mucha agua? – dice Helen tratando de comprender. Era una pregunta muy simple, seguro se estaban preguntado ¿por qué jay hace una pregunta tan fácil?

–Exacto, ¿saben porque les digo esto?– les digo. No sé ni lo que voy a decir, solo digo lo que mi cabeza está pensando.

–No te entiendo, deja de ser preguntas y habla de una vez por todas– dice Maicol confundido e intrigado.

–Está bien, donde está mi mochila– les digo, buscando mi mochila por el sillón–

–Toma– me dice Helen, poniendo la mochila en mis manos.

–gracias, síganme– les digo yendo a la mesa que estaba en la cocina, y definitivamente tenía que usar mis manos para guiarme, me siento y saco todos los cuadernos que iba a dar hoy, también todos mis bolígrafos y lápices.

–Bien–digo agarrando un cuaderno y un lápiz. Abro el cuaderno y busco la parte del centro del cuaderno.

–espera, ¿ese no es la tarea de la siguiente semana? – dice Maicol con un tono de sorpresa en su voz.

–creo que si– le digo a Maicol. Logro ver las hojas blancas y empiezo a dibujar tres veces el fuego, un fuego normal, otro con un circulo sobre el fuego y por último el agua intentando apagar el fuego. Mis ojos es el fuego pero ni la falta de oxígeno y abundante agua puede apagarlo porque mis ojos se habían convertido en totalmente dióxido de carbono.

–Te acuerdas Maicol– le digo, más o menos para confirmar lo que había oído cuando desperté.

–Qué cosa– dice Maicol, tratando de guardar la cordura.

–Que le dijiste a Helen que mis ojos estaban peor cuando me encontraste– le digo aclarando, y para que me respondiera mi duda. Si mis ojos estaban peor y cuando luché con Lucas se me estaba quemando los ojos, mis ojos tendrían que estar totalmente quemados