Capítulo 8

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Sebastián.
Me alejo de Leah, saludo a mi primo, que trabaja de guardia en esa discoteca y salgo del local no sin antes girarme y mirar en direción a mi mariposilla. Me gusta, demasiado, pero no puedo hacerle eso a esa chica. ¿y si la enamoro? Luego ella dependería de mi y de una felicidad que yo no le podré dar. Saco la llave de mi coche del bolsillo de detrás para abrir. Oigo unos gritos a mi espalda, hay dos chavales peleandose, me acerco corriendo para separarlos y que no se hagan daño, uno de ellos está encima del otro, ambos reciben puñetazos a partes iguales, agarro al que está encima y le arrastro en direción a mi coche, está sangrando, huele a alcohol. Cuando por fin se da cuenta de que ya no está peleándose me mira a la cara y empieza a llorar, me quedi petrificado, nunca había consolado a un hombre, le abrazo sin saber que otra cosa hacer.
-se ha quedado con mi chica y todo por yo ser estúpido, no la quise querer, me quise olvidar de ella y pasar por miedo a hacerla sufrir y ahora está con otro que solo se la quiere follar. ¡Joder! Eso no puede ser así, ¡yo tengo que amarla y hacerle el amor a diario! ¡No ese gilipollas que se estaba riendo con sus amigos de como tiene las tetas!-empieza a gritar el chico.
-pues ve con ella, que se de cuenta de que tu estás dispuesto a amarla y a enamorarla antes de que sea tarde y se enamore de un cretino.-le digo al chico con intención de ayudarle. No me doy cuenta de que yo debería seguir ese consejo, pero conozco a mi mariposilla, es demasiado lista como para enamorarse de un idota. El chaval me mira 1, 2, 3 segundo, lugo sale corriendo en direción al local. Se que va hacer, va a intentar conquistar a la muchacha. Cuando voy a volver a intentar irme alguien me agarra del hombro y empieza a gritar cosas que no entiendo. Me giro y veo a la amiga de Leah. Está histérica, mueve los brazos en todas las direciones. Yo agarro sus brazos para tranquilizarla y le digo:
-Tranquila ¿Qué ha pasado?
Ella traga, me mira, suspira y dice:
-Leah se ha desmayado en el servicio.
Sus palabras hacen que me mareé. La suelto y entro corriendo en el local, entro a empujones por la gente, me caen algunos golpes pero nada hace que me pare. Siento como el sudor rebala por mi frente, cuando no consigo abrime paso siento un pinhazo en el estómago, necesito llegar hasta donde está Leah, cuando por fin llego al servicio abro lentamente para no asustar a Leah, voy de servicio en servicio y todo están cerrados. Corro hacía la puerta para ir al de chicos cuando oigo un grito:
-¡no te muevas puta!-dice una voz roncha y borracha. Un mal sentimiento se apodera de mi, ¿qué hago? ¿voy en busca de Leah y dejo a esa chica en manos de aquel hombre o la ayudo y lugo busco a Leah? Opto por la primera opción, lo de Leah es más urgente, pero oir al hombre soltar algunos gritos e insultos no me deja avanzar, decidi hacerlo rápido cojer a la chica y sacarla de ahí para poder ir a por Leah, abro la puerta del baño y veo a un hombre de hombros muy anchos encima de una chica de la que veo la cabellera castaña casi rubia, no le veo la cara ya que está encima de ellla forzándola a besarle, agarro al chico por el cuello de la camisa y le empujo hacía atrás, agarro sin pensarlo dos veces a la chica y la saco del baño, cuando por fin puedo verla mi cara es un poema, es Leah. La rabia se apodera de mi, siento que voy a explotar, apreto los puños y entro al baño, veo al tipo inclinado dobre el lavabo, le empuji y lo estampo contra la pared, no veo la hora de pegarle un puñetazo que le deje la cara morada. Me avalanzo sobre el y empiezo a pegarle, empueza a bañarse el baño de sangre, pronto entra casi todo el local a ver la pelea, todos gritan pero yo solo puedo pensar en romperle las piernas, la cara, las manos,...solo quiero matarle por lo que le ha hecho a Leah. Todos gritan y yo no puedo parar, alguien me agarra por detrás y tira de mi, yo no quiero que me separen, quiero matarle, en décimas de segundo estoy en la calle y puedo respirar aire fresco.
-¿Me sacas a mi de una pelea y te metes tu en otra?-giro mi cabeza en direción de donde proviene la voy, la persona que me ha sacado de la pelea es la misma a la que yo antes saqué de otra-Estamos en paz.
-¡¡¡NICOLAS!!!-grita una voz femenina. Una chica rubia con el pelo rizado se acerca corriendo hacía nosotros y se abraza al chico, esa debe ser la chica que antes me comentó.
-Por cierto esta es Paloma, la chica de la que te hablé, yo soy Nico. ¿Tu?.
-¿de qué hablateis vosotros de mi?-dice con una sonrisa burlona.
-Nada cotilla que todo lo quieres saber-le contesta el sonriendo, le da un beso cariñoso.
Empiezo a reirme porque se han olvidado de la pregunta que ne han hecho.
-Sebastián, me llamo Sebastián.- ellos me miran y sonrien, empezamos a reirnos los tres cuando ellos dos pierden la miraa detrás de mi.
-¡¡¡CUIDADO!!!-grita Nico. Intenta empujarme pero cuando me giro le veo detrás de mi empuñando una navaja, la clava en mi abdomen y yo me siento morir, caigo de rodillas en el suelo, no puedo tragar, no puedo respirar, no puedo hablar.
-¡¡¡UNA AMBULANCIA POR FAVOR!!!-grita Nico, el tipo de la pelea, que es el mimo que el de la puñalada. Nico intenta taparme la herida pero no para de salir, mientras Paloma llama por teléfono a lo que creo que es una ambulancia, intento gritar, hay una persona con la que debería estar ahora mismo, esa es Leah, la quiero llamar pero no puedo, no lo consigo. Oigo la ambulancia y cuando los enfermeron i tentan ayudarme yo me resisto con la poca fuerza que tengo, necesito verla, acaban sedándome, me pesa el cuerpo y no puedo hacer nada, me quedo dormido.

Dime que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora