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-¿a dónde vamos?- pregunto encendiendo el auto

-tú manejas, tú decides-

-bien-

Justo en ese instante recuerdo que hay una feria a las afueras de la ciudad y ¿a quién no le gusta las ferias? Sin decir nada arranco seducida por la extrema velocidad a la que es capaz de llegar este auto

(...)

-¿una feria?- pregunta cono los ojos brillantes, parece que le hubieran regalado 10 litros de su helado favorito

-no es para tanto- rio apagando el auto

-lo es porque de hecho esta es mi primera vez en una feria-

-¿de verdad?- pregunto sorprendida, era obvio que algún día si tuvo alguna novia habían tenido que venir a una feria ¿no?

-sí, de verdad- exclama con una sonrisa

-pues vamos, tu primera vez en una feria debe ser inolvidable-

(...)

Le fascina el algodón de azúcar, lo sé porque apenas lo probo ya va cuatro, yo sostengo mi algodón azul mientras él me coge desprevenida y toma mi mano

¿Debería sentirme bien?

El amor para mí ha quedado en el pasado desde Tyler.

Ja. Fui una estúpida, era demasiado joven y mis sentimientos eran confusos, pero... lo amaba, muchísimo, tanto como para entregarme totalmente a el a mis tempranos 16 años.

Arael ve lo absorta que estoy pensando y se para un segundo.

-¿estás bien?- pregunta un tanto preocupado.

-sí, lo siento- me disculpo con una sonrisa, una mujer con un niño pequeño pasa por nuestro lado y con una mueca voltea la cara.

A veces pienso en lo estúpida que se ve la gente haciendo eso, ve a las personas como bichos raros, solo porque no son como la sociedad quiere que lo sean.

Él se da cuenta y sonríe aún más.

No sé si es porque es la reacción que le gusta causar a los demás o solo se siente rebelde e importante.

La verdad me da miedo lo mucho que me gusta, no quiero terminar con el corazón roto, justo como lo dejo Tyler, sobretodo porque no tengo el apoyo de mi padre, esa persona en la que podía devolverme la sonrisa en un segundo, solo... ya no está, tengo el apoyo de mi pequeña ratona Iris, pero es demasiado chica como para entender eso, sé que se lo puedo contar y ella hará como si entendiera pero no lo puedo hacer, tiene muchas cosas en que pensar y no quiero que en su colegio se carcoma la cabeza. La última persona pero no menos importante sería Miguel y sé que su solución sería ir a comprar ropa o ir a parques a ver chicos lindos, así que me decido por él.

Arael sigue algo preocupado y con una sonrisa le digo

-¿vamos a la montaña rusa?

-mmm seguro- responde inclinándose para besar mis labios

Nos encaminamos hacia el pheire, la montaña rusa más grande del lugar

Y me pregunto: ¿en qué posición estamos?

Últimamente me ha carcomido mucho la cabeza todo eso

No sé si debería preguntarle pero me está incomodando esto de darnos besos y no saber si somos algo en concreto, además es bastante apresurado todo lo que está pasando entre nosotros, aun cabe la posibilidad de que sea un asesino en serie

-hum... Arael ¿Qué somos?- suelto por fin, y he de decir que me quitado un gran peso de encima

-hum... amigos ¿no?- uh... mierda...


El Amor Por Las Tinieblas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora