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-por qué tan nerviosa chica- pregunta la joven que me recoge en el Uber

-tengo una cita- susurro

-wow, pues que te vaya bien- exclama, su nombre es Zara y trabaja en Uber desde hace dos semanas

-gracias...- mi voz no es tan fuerte como siempre, al contrario se oye más débil y tembleque

-¿sabes? Deberías darme tu número, seguro que nos llevaríamos bien-

-por supuesto- saco un pequeño papel, y lo anoto

La cafetería en la que nos citó Iris no es bastante concurrida por lo que solo se ven una o dos parejas a varias mesas de las que yo estoy

-¿sabes? Pensé que no vendrías- dice una voz a mi espalda

Volteo lentamente mientras lo veo, lleva una camiseta negra ceñida y unos vaqueros parecidos a los de aquel sueño... (Debo dejar de pensar en eso)

-hola- al parecer he recuperado totalmente mi voz normal y suena bien

-hola- se sienta enfrente de mí y me mira con esa sonrisa torcida. ¡Como lo odio! A quien engaño, me está empezando a gustar, y necesito decírselo, así que lo hare pero en otro idioma

-Sie wissen nicht, wie sexy diese Tattoos mit diesem schönen Lächeln aussehen, das Sie haben- (No sabes lo sexy que se ven estos tatuajes con esta hermosa sonrisa que tienes) de nuevo sonríe complacido

-Danke, du hast auch ein schönes Lächeln- (Gracias, también tienes una bonita sonrisa)

Mi sonrisa desaparece y mis mejillas se tornan color carmesí

-demonios- susurro

-descuida, sabes me gustaría un lugar más privado para hablar

-seguro- nos levantamos de la mesa y salimos

Me dirijo para pasar el semáforo pero él me llama, volteo y lo veo junto a un precioso bugatti veyron

-¡tienes una maldito bugatti veyron!- exclamo mientras el ríe ante mi reacción

-sí, sube- abro la dorada puerta y entro, varias personas se quedan admirados por tan impresionante vehículo, arranca el auto con un suave ronroneo y después a toda velocidad, las tiendas pasan por nuestro lado rápidamente mientras él pone los cambios, no puedo alejar los ojos de como sus músculos se tensan ante la presión que hace hacia el volante

-¿te gusta la vista?- pregunta, he decidido jugar a su mismo juego

-sí, bastante- mi respuesta definitivamente lo sorprende mientras suelto una suave risilla

Salimos de la ciudad mientras nos adentramos al bosque

-parece que te fuera a asesinar, relájate- pone una mano un mi muslo y el calor se expande por todo mi cuerpo

-seguro- respondo respirando profundamente

Aparca en una pequeña pradera llena de flores, me siento justo en el centro y lo espero

-si estuve esa noche en tu habitación- suelta

-¿porque?- pregunto

-es complicado- susurra

-lo entenderé-

-soy un ángel enviado por el arcángel Gabriel- empieza- aquello cuentos de hadas que te contaban de niña no son solo cuentos, ¿qué tanto sabes acerca de los vampiros?

-yo... no creo que existan-

-pues estas totalmente equivocada, jamás conociste a tus abuelos paternos ¿no es cierto?

-¿cómo lo sabes?- me cruzo de brazos interrogante

-tu abuela, se llamaba Lilith igual que tu...- Iris había dicho que... Lilith era la madre de los demonios

-la madre los demonios- repito susurrando

-exacto, ella está viva, está en Italia, ella estuvo en una relación con Gabriel, solo quería aniquilar a los ángeles

-¿porque?- pregunto

-poder, supongo. Iris y tú son herederas directas de ciertos poderes, son peligrosas

-wow- demasiada información que procesar- quiero ver tus alas, suelto de repente

-está bien- suspira resignado, se levanta y se quita la camisa, sus tatuajes de pájaros se tornan con un brillo dorado mientras la silueta de unas bellas alas se dibuja en el aire

-increíble- susurro

-no se lo puedes decir a nadie- se acerca amenazante hacia mí

-si, por supuesto- exclamo

Estiro una mano para tocarlas, pero se aleja al instante cono si hubiera querido herirlo

-no las toques- sus ojos verdes se tornan plateados y cambia su gesto por una expresión de furia, pero no me dejo intimidar

-¿¡se puede saber qué demonios te pasa!?- chillo, otra reacción que no esperaba, seguro pensara que soy una enorme caja de sorpresas

-no sé qué eres ni porque puedes ver mis alas pero sería peligroso para los dos que lo hicieras- titubea un momento

-no estás seguro

-no lo estoy pero lo presiento

-llévame a mi casa- gruño

-no lo hare, ahora te iras tu solita- dice mientras empieza a caminar hacia el auto

-¿¡que!? Tú me trajiste aquí- definitivamente está sacándome de mis casillas

-adiós princesita- entra al auto y arranca a toda velocidad

-¡demonios!-grito pateando el suelo



El Amor Por Las Tinieblas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora