Sos todo lo lindo de este mundo - Flozmin

Paseo en bicicleta

Ya han pasado algunos días desde que Jazmín le confesó a Florencia sobre sus sentimientos hacia ella. Ese tema quedó en el tintero pero sin embargo siempre flotaba en el aire.
La conexión entre ellas era cada vez más estrecha y existía siempre cierta tensión.
Y es que cuando de sentimientos se trata, sobre todo si son profundos, no hace falta llevarlo al mundo de las palabras.
Pero Flor tenía muchos temas en su mente que la tenían muy ocupada. Temas que la preocupaban y la hacían sentir perdida. Y no es para menos teniendo en cuenta que estuvo a punto de casarse con quien creía iba a ser el amor de su vida, que su mejor amiga le confesara todo su amor, que había perdido a su padre hacía pocos meses y que se encontrara administrando un hotel con sus hermanas a quienes, salvo a Virginia, prácticamente no conocía. Todo eso sumado a sus inseguridades y a su Tourette, que la hacían sentir más pequeña e indefensa.
Ese día decidió proponerse un nuevo proyecto para mantener su mente ocupada y le propuso a su amiga que la ayudara. Salió a dar un paseo con ella para contárselo.
Caminando por las calles de Buenos Aires y con su bicicleta a cuestas, le cuenta que su nueva idea se trataba de hacer paseos turísticos para los huéspedes del hotel.
Jazmín, que ya la conocía como la palma de su mano, la escuchaba atentamente pero a su vez notaba que Flor estaba sumando otro asunto más a su cabeza que aún seguía muy desordenada, y muestra de esto era que se la notaba muy nerviosa y con demasiadas manifestaciones de Tourette.
Así que buscó las palabras adecuadas y se lo dejó ver, pero al contrario de lo que esperaba, Flor lo tomó a mal y sintió que su amiga estaba prejuzgándola.
En un intento por calmarla, Jazmín le explicó que ella solo la quería ayudar, que ella la quería así, tal cual es. Y Flor no tardó en darse cuenta de su error, y le pidió disculpas por su impulso.

POV Flor

Sabía que tenía muchas preocupaciones en mi mente, pero intentar hacer algo nuevo, algo mío, quizás lograba que ponga mi atención en eso, y lo que no estaba pudiendo resolver, lo haría más adelante.
Necesité contárselo a Jazmín. Ella me iba a entender, me iba a ayudar, y a quien le miento, necesitaba tenerla cerca.
No sé si está bien manejar un vínculo a través de la necesidad. Pero eso me generaba ella. Desde que la conocí, la necesito. Necesito de sus consejos, de sus palabras, y sobre todo de su presencia. Cada día lo tenía más claro, porque incluso estando a metros de distancia yo la necesitaba a ella, y sólo a ella. El por qué de esto estaba guardado en ese lugar de mi mente donde guardo hace tiempo todos esos asuntos pendientes que me dan pánico ver.
Cuando me preguntó cuánto tiempo hacía que no iba a terapia lo sentí como un cachetazo. "Por favor, Jazmín, no te conviertas en una persona más de mi alrededor que me señala y marca mis defectos" pensé. Y ahí estaba ella, dando una explicación desde su corazón, donde me dejaba ver que era ese ser dulce y de alma pura que me quería como nadie en el mundo me quiso.
Cuando me miró con esos ojos llenos de amor y un dejo de culpa, vi como apoyaba su mano sobre el manubrio de mi bicicleta y se acercaba a mí. Quizás era inocente ese acercamiento pero también noté un dejo de picardía y sensualidad cuando me dijo "perdón". Sabía que ella no iba a hacer nada. Pero ese acercamiento fue suficiente para que me cortara el aire. Para que yo viera todo nublado y el corazón me latiera tanto que se escuchaba. Nuestros sentimientos estaban ahí, otra vez enredados unos con otros. Otra vez Jazmín invadía cada parte de mi ser. Quería cortar la distancia que nos unía. Me acerqué para abrazarla pero esta vez no fueron sus brazos lo que busqué, sino que fueron sus labios con mis ojos. Ella lo notó pero no hizo nada. Me respetó como siempre. Y yo tenía muy en claro que tenía ganas de hacerlo. Tenía ganas de probar cómo sería besar a esa persona que no salía de mi mente. Me acerqué tanto que pude ver de cerca sus propios miedos, y noté que no respiraba. Y cuando mi nariz apenas rozó la suya, sentí un mareo enorme y toda mi confusión y miedo me llevaron a apoyar mi cabeza sobre su hombro y abrazarla. Pero ahí, en ese lugar, ambas volvimos a respirar. Ambas sentimos que el tiempo es el que iba a poner nuestra historia en su lugar. Porque de algo estaba segura: ninguna otra historia en mi cabeza tenía más urgencia en escribir que la mía con la persona que me paralizaba todos mis sentidos.

POV Jazmín

Volvimos al hotel, y por la noche, cuando terminé mi turno en la cocina, le propuse a Flor que nos sentáramos en el deck a tomar una copa de vino y a disfrutar del cielo estrellado.
La noté nerviosa y cuando empezó a balbucear algunas palabras intentando explicar la situación que había ocurrido a la tarde, la frené.
Ella suspiró e intentó sacar otro tema, proponiendo un plan para el día siguiente.
Sonreí y entendió que no estaba de acuerdo, pero rápidamente me expliqué:
- Flor, vos siempre estás pensando en lo que va a suceder mañana. ¿Por qué no disfrutás del hoy? Miranos, estamos acá tranquilas, las dos, tomando un vino, mirando las estrellas. Relajate.- le dije mientras nos recostábamos sobre las sillas.
Y así pasaron los minutos. Las dos sin decir ni una palabra. Reinaba un silencio interrumpido por el suspiro de alguna de nosotras. Empecé a jugar con mis dedos sobre la mesa tocando una gota de vino que había caído cuando lo serví, y sucedió algo que hizo que mi corazón se paralizara. Flor me agarró la mano. Ese simple gesto me generó mucho más que cualquier otra demostración de amor. Ahí estaba Flor animándose un poco más a querer. Por suerte mi cara no demostró mi miedo y le devolví el gesto con una sonrisa. Y me animé a apoyar mi cabeza sobre su hombro. Ella seguía tensa pero no se resistió y apoyó su cabeza en la mía. Ya no había silencio, se escuchaban nuestras respiraciones y creo que también nuestras palpitaciones. Pero seguramente coincidíamos en algo. Podríamos quedarnos así por el resto de nuestras vidas.