I: Casualidad

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💛Happy Birthday YokoNarjiv 💙
1/03/2018
















La felicidad es algo que solo a las personas con cierta suerte se les da. Esta puede presentarse de distintas formas, pero para Len, la única que él deseaba además de la salud, era el amor.
Su hermana Rin ya por fin había conseguido a alguien que la amase de verdad: un tal Oliver de un reino lejano, cosa que a los padres de los gemelos encantó, puesto que los Kagamine solo eran familias adineradas, y los Vadencia formaban parte de la aristocracia. Mientras que Len, pues... seguía buscando un amor. Ya iban varias veces que creía que este no era para él, que esas cosas de las medias naranjas o el hijo rojo del destino simplemente no existían. Es que cada vez que creía haber encontrado a alguien, este le era arrebatado por la vida.
Oh, la cruel vida.

Len estaba junto a su hermana, ayudándole a arreglar su vestido junto a su mejor amiga, quien también iba a casarse dentro de una semana al mismo tiempo que Rin. Gumi era una de las chicas que pasaron por la vida de Len, y que le fueron arrebatadas de las manos, aunque ahora ya no le importaba mucho y ni si quiera había conocido muy bien a su familia.
Bueno, estaba apunto de.
Sí, sí, "el amor". Llámenlo como quieran.

—Señorita Rin, ¿Ya está lista para salir? —Dijo una voz femenina de menos de treinta años, siendo escuchada del otro lado de la puerta acompañada del golpe tres veces repentino de esta. Tan pronto como el sonido recorrió los oídos de la peliverde, esta se escondió debajo de la cama. Suerte que aún no estaba vestida de gala.

—¡Claro, Dorothy! —La rubia caminó hacia la puerta para abrirla alzando su largo vestido color azul cielo evitando tropezar con la tela—. Len—Miró a su hermano— cuando salgas, le avisas a Gumi que se apresure, estaré en el centro del salón de baile.

Rin cerró la puerta una vez concluyó su mensaje.
Len creía que su hermana era tan hermosa y divina, claro que por eso hubo alguien que se fijara sinceramente en ella, y él estaba sumamente feliz por eso.
En cuanto pudo y supo que era hora, Gumi salió de sus profundos escondites y se acercó a Len.

—Fiu —suspiró "secándose el sudor de la frente"—. Suerte que no me atraparon.

—Ah no, pero acá quieres estar— Regañó Len con un tono burlón.

—¡Ay, calla!, ¡No digas nada mamá! —Carcajeó Gumi contagiándole la risa a Len, al mismo tiempo que golpeaba el hombro del rubio. Luego, se sentó en la cama, a su lado, tranquilizando su burla y quedando en silencio. Ella notó que Len presentaba a sus párpados muy caídos, una segura expresión de tristeza. Debido a esto, la chica se arrodilló frente a él para quedara a su altura y le murmuró—. Hey, sé que... sé que esto no es lo que tú...

—No te preocupes —Interrumpió posicionando su dedo indicador en los labios de la joven que alguna vez había besado— no es por eso, estoy completamente feliz de que ambas lo sean.

—Lo siento tanto —Sollozó abalanzándose sobre él—. Pero gracias, gracias.

—No tienes nada que agradecer —Le dijo correspondiento el abrazo. Su ex novia se aferraba a él, y solo respondía con una sobada en la espalda—. Ahora, ve a cambiarte, todos te esperan —Le sugirió al separarla de su cuerpo. Después pasó sus dedos pulgares por debajo de los cristalinos ojos de la joven, secando las lágrimas que amenazaban con salir.

Gumi hizo caso a Len y abandonó la habitación.

Por su parte, él solo se quedó pensando por unos minutos mientras terminaba de arreglar su apariencia para la ceremonia, o lo que sea que les fuesen a hacer a esas mujercitas.
Una vez todo listo, desalojó su recámara y caminó en dirección al salón de baile. La música clásica resonaba cada vez más en los oídos de Len, significaba que estaba acercándose al convivio.

• Blinded • 『KaiLen』(HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora