IV : Resaca

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Abriendo sus ojos tan lento como la llegada de los agentes de policía a la escena del crímen, yacía en una habitación obviamente lujosa, cubierto en sábanas blancas y un aire acondicionado que evitaba su sudor.
La cabeza le dolía terrible, y tanto su garganta como sus labios estaban resecos. Pero la habitación ni si quiera era suya, entonces, ¿dónde se encontraba?
Más bien, ¿qué pasó en la noche?

De pronto sintió una fría temperatura de agua en su blanca frente. Apenas hizo un soniso cuando lo detectó.

—Oh, estás despierto —Dijo una voz femenina. Tardó menos de dos segundos en saber que era la voz de Ruby, su prometida—. ¿Te sientes bien?, déjame mojar tus labios.

Kaito volvió a percibir el tacto de una toalla húmeda de tela fina y costosa, pero ahora en sus labios, hidratándolos.
Lo que seguía en el mismo sitio era agua de un vaso de vidrio, la cual bebió con cuidado para no ahogarse. Ahora era capaz de hablar.

—¿En dónde estamos? —Interrogó en lugar de agradecer.

—Ah, este es mi cuarto. Es la una de la tarde, hace seis horas que regresamos de la boda de Rin y Oliver. Venías totalmente ebrio, me fue muy difícil traerte hasta acá sin ayuda.

—Dios... Me siento del asco —Esbozó Kaito sin levantarse de la cama.

—Si prefieres quitarte la ropa, solo déjate una camisa y un bóxer tan si quiera —dijo Ruby—. Por ello te puse el aire acondicionado, si no estarías muy apestoso a sudor —se acercó a la puerta—. Si necesitas algo, estaré en la cocina, ahí te deje los hielos con otra toalla, pastillas y una jarra llena.

—Gracias.

—De nada —Le mostró a Kaito una sonrisa muy encantadora y cerró la puerta de la habitación.

Kaito reflexionó ante la tan amable actitud de la chica mientras tomaba un analgésico para calmar su dolor de cabeza. Luego, cerró los ojos acurrucándose entre las frías sábanas, su cuerpo se sentía realmente débil.
Rato después, Ruby llegó con la comida perfecta para aliviar un poco la cruda de Kaito. Le tocó del brazo y él se dio la vuelta.

—No tenías por qué hacer esto —Dijo él muy sorprendido.

—Es lo menos que puedo hacer por ti ahora mismo —le acercó una bandeja de desayuno con un caldo de pollo recién hecho junto a un vaso de vidrio con agua natural y hielo.

—¿Lo haz cocinado tú?

—Claro, no es algo difícil.

—¿Y Miku?

—Fue a comprar al mercado, la llevó su novia Luka.

—¿¡Son novias!? —Gritó abriendo sus ojos como platos.

—JAJAJAJA, no, yo les digo así —Carcajeó— Eh, ¿me crees tan tonta como para no saber cocinar un caldo de pollo? Qué feo que seas así —decía la morena mientras posicionaba su mano en su frente con dramatismo.

—¡No no no!, para nada. Al contrario, es increíble -sonrió.

—Oh, lo sé —mencionó con orgullo al mismo tiempo que tiraba su cabellera hacia atrás.

Ambos rieron.

—Muchas gracias, de nuevo.

—No hay de qué.

Kaito comenzó a saborear cucharada por cucharada el delicioso manjar que le otorgó Ruby. Siguieron dialogando hasta la última probada, luego, Ruby recogió los trastes que Kaito vacío y le pidió que tomara reposo. Él obedeció. Al parecer Ruby no era una mala chica, se había mostrado muy comprensiba y carismática, pero ninguno tenía intenciones de casarse con el otro.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2018 ⏰

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