JEONBOOTY te enojas si te dedico algo?:c Michu453 también para ti beba ❤
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Los ojos de Jungkook escondían calma.
Por eso mismo era difícil, casi imposible poder enfadarse con él cuando su mirada se tornaba tranquila, cargada de ternura e inocencia. Tenía el iris de un color oscuro, demasiado profundo e infinito, decorado por el brillo de miles de estrellas que podían capturar a cualquiera con una simple mirada. Él era capaz de tanto sólo usando sus ojos, y lo peor es que lo sabía. Era perfectamente consiente del poder que tenía sobre sus hyungs tan sólo por mantener sus ojos abiertos, atentos, cargados de ésa chispa tan atrapante suya.
Namjoon no pudo mantener su ceño fruncido por mucho tiempo cuando esas profundas pupilas se mantuvieron pegadas a las suyas, siendo acompañadas luego por una segunda arma mortal; los pucheros. Jungkook tenía el cabello despeinado, las mejillas sonrosadas y un ligero rastro de baba seca en sus comisuras, pero seguía luciendo como un maldito ángel al abultar sus labios y ensanchar su mirada. La frazada lo envolvía casi por completo, únicamente su rostro y parte de su cabello al descubierto. El líder se encontraba sentado a su lado, relajando sus facciones y bajando la mirada hasta sus pantalones ajustados. A diferencia del maknae, él ya estaba duchado, vestido, peinado y listo para comenzar un nuevo día de trabajo.
—Tenemos que irnos dentro de poco, Gguk —por milésima vez entonces repitió, su tono sonando pausado, intentando hacer a Jungkook entender aquel punto, pero el menor parecía negarse a cooperar cuando sus párpados cayeron suavemente, ocultando la galaxia de su mirada—. Jungkook, es en serio, pasarán por nosotros en menos de treinta minutos para ir a la empresa y...
—Hyung, en serio tengo mucho sueño —la voz adormecida del menor se escuchó, algo ronca debido a la falta de uso, y siendo ligeramente arrastrada, causa de su pereza. Namjoon observó en silencio como Kook volvía a recostarse, envolviéndose cómo una pequeña oruga entre mantas—. ¿Puedo faltar hoy? Mañana prometo ir y avanzar el doble, canciones...bailes...presentaciones, uh —murmuró las últimas palabras sin analizarlas realmente, sintiendose preso del sueño.
Namjoon negó con la cabeza y se levantó, acercándose para acuclillarse justo a la altura de la cabeza de Jeon, intentó mover las mantas que cubrían su rostro y suspiró pesado, sin saber exactamente qué decir o hacer. Si fuese otro de los miembros, Taehyung quizás, él lo regañaría, posiblemente lo subiría a su hombro para meterlo en la regadera, el agua fría corriendo sobre su cuerpo sin siquiera preocuparse de quitarle la ropa, pero era Jungkookie de quién estabamos hablando. Nadie se atrevía nunca a regañarlo, primero porque su expresión ante los regaños era capaz de romper el alma hasta el más duro de los soldados, y segundo porque luego de eso el orgullo consumía al maknae, y ser ignorado por el pequeño conejito...era algo que no se le deseaba a nadie.
