be alone

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Jungkook llevaba minutos, quizás horas, despierto sobre su cama mirando con expresión ausente el techo. Había intentado dormir luego de que Hoseok cerrara la puerta al salir, exclamando un animado "descansa Kookie" antes de que todos subieran a la camioneta y lo dejaran ahí solito, pero la tarea le había resultado imposible. Usualmente no le costaba dormirse sintiéndose cómodo y calentito entre sus sábanas, pero un constante nudo en su pecho y un malestar en su estómago le habían impedido cerrar sus ojos y rendirse a la inconsciencia. No podía describir el malestar que le había atacado minutos después de la partida de sus hyungs, y aunque intentaba ignorar aquello y volver a descansar, era difícil. Su corazón dolía, sus ojos tenían ganas de desbordarse en incontrolables lágrimas que ni siquiera él sabía de donde provenían.

Frotó sus ojos con sus manos, quizás con más brusquedad de lo que le hubiese gustado, pero cumplió con su objetivo de borrar cualquier gota cristalina que intentaba escapar por sus mejillas y luego exhaló entrecortadamente, sacándose las mantas de encima a golpetones. El ambiente dentro del departamento era cálido, la calefacción, se seguro. Agradeció eso en silencio y se bajó de la cama con cuidado, sintiendo el frío bajo la planta de sus pies cuando apoyó sus pies en el suelo. Se calzó unas pantuflas de patito que habían junto a su cama y que apostaba eran de Jimin, y luego se puso sobre su pijama un suéter grueso de lana que se encontraba tendido a los pies de su cama. El malestar en su pecho no se iba, y comenzaba a inquietarse, intentando descartar mentalmente alguna posible enfermedad. Él no podía permitirse padecer de alguna.

Sería decepcionante para sus fans.

Caminó hacia la puerta de la habitación, su mano derecha aferrada al suéter justo sobre el corazón, como si intentase protegerlo de aquella forma. Sintió náuseas y un ligero mareo cuando atravesó el umbral, mas ignoró cualquier sensación para caminar rumbo a la sala en busca de un teléfono. Necesitaba llamar a los chicos, escuchas sus voces de seguro le tranquilizaría, quizás la risa de Jin, o el canto de Jimin. Cualquier cosa él estaba seguro que calmaría esas inminentes ganas de llorar.

Tomó el aparato de sobre la mesa de café y con movimientos torpes marcó primero el número de Yoongi, escuchando repetidos pitidos hasta que finalmente la llamada saltó a buzón de voz. Intentó luego con Hoseok, Jin, Namjoon, Jimin, y con todos fue exactamente el mismo resultado. Creyó que Tae al menos sí le respondería, ellos siempre se respondían las llamadas sin importar que fueran en el momento menos oportuno, pero para su decepción, el teléfono de su hyung menor sonó apagado.

Un sollozo huyó de sus labios sin que pudiese evitarlo a la vez que dejaba caer el teléfono al suelo y se sentaba en el sillón, sus manos presionando su pecho con fuerza intentando apaciguar el dolor que a cada segundo parecía ser más intenso. Su frecuencia cardíaca aumentó, cada latido resonando con fuerza en sus oídos, como un tambor siendo golpeado cada vez con más fuerza, cada vez más intenso.

Las lágrimas continuaron deslizándose, llenas de sentimientos desconocidos que corrían por sus mejillas a la vez que sus sollozos se hacían más audibles. Sus labios rezaron cada nombre de sus hyungs débilmente, llamando por ellos. Los necesitaba, y ni él entendía por qué. Quería tenerlos ahí, que le abrazaran y susurraran en su oído que estaba bien, que el miedo no era real, que él podía vencerlo.

Pero, ¿a qué le tenía miedo? Sus ojos se abrieron abruptamente, la galaxia de su mirada nublada por nubes cargadas de terror.

—Hyung...—susurró, ni él sabiendo a quién se refería. El honorífico se sintió amargo entre sus labios—. Hyung, hyung, ¡hyung!—comenzó a llamar entre gritos desesperados, mezclados entre sus propios sollozos intensos.

—¿Jungkook? ¡Hey!—una voz grave resonó antes que dos delgados brazos lo rodearan. Jungkook sintió el abrazo de Yoongi frío, pero aún así se aferró a su pequeña anatomía casi con desesperación, su rostro escondiéndose en el cuello de su mayor para sentir la calidez y el aroma que desprendía. Sollozó sobre su piel con fuerza, sintiendo los delgados dígitos del pálido acariciando su espalda—. Está bien, está bien —susurró intentando calmarlo. Jungkook se alejó un poco cuando escuchó más pasos acercarse a ellos, los otros cinco chicos mirándolos con preocupación.

You Never Be Alone➵ Jjk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora