Capitulo 1 Syl

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Jessica planeaba llegar al pueblo siguiente al amanecer, decidió viajar de noche ya que así se minimizaban los peligros, la mayoría de las bestias eran diurnas, y los pocos asaltadores de caminos preferían hacerlo de noche, aunque ellos no eran tanto problema. Jessica era inteligente y sabía cómo evadirlos, pero con las bestias no es lo mismo, ellas siguen sus instintos y tienen un mejor olfato, así que no habría forma de evadirlas. Llevaba 1 día viajando por el yermo, y en este mundo llevaba 2 días; si, resulta extraño eso, así que lo explicare lo más breve posible.

La joven se despertó en rincón de una casa abandonada, estaba cubierta de sabanas y escondida detrás de un mueble, no tenía recuerdos de haberse dormido ahí, de hecho no tenía recuerdos de nada, estaba intentando recordar cuando escuchó alguien que hablaba, parecía una mujer hablando con un niño, se asomó por detrás del mueble y los vio, una mujer muy alta de pelo negro, parecía tranquilizar a dos niños idénticos, mientras intentaba escuchar que decían, se apoyó un poco en el mueble tirándolo al suelo y causando un sonido muy fuerte, claramente la habían escuchado.

Los niños se asustaron y se escondieron detrás de la mujer, esta, rápidamente sacó un fusil de percusión algo oxidado y lo apuntó a la cabeza de la joven.

- ¿Quién eres? ¿Qué haces en esta casa?- la mujer miraba fijamente la ropa de la joven, sus ojos mostraban temor y curiosidad al mismo tiempo.

-No tengo idea, n-no lo recuerdo ¡no dispares, por favor!-. Ella era tan solo una niña ¿por qué esta mujer le apuntaba con un arma?

- ¿No sabes quién eres? ¿Por qué traes un uniforme del Nuevo imperio?-. la mujer parecía calmarse e iba bajando el fusil poco a poco, no entendía por qué una niña de unos 13 años estaría en ese lugar.

-No lo sé, no recuerdo ni siquiera haber entrado en este lugar, ni siquiera sé qué es el Nuevo imperio, por favor baja el arma.

La mujer vio el miedo en los ojos de la joven, por lo que bajo el fusil y decidió creerle por el momento, de todas formas no iba a dispararle a una niña, ella no era así.

-De acuerdo niña te creo, pero vas a tener que responder un par de preguntas para mí, para empezar, ¿realmente no recuerdas nada? ¿Qué es lo que haces aquí? ¿Qué hay de tu nombre? al menos deberías ser capaz de saberlo.

Ella no lo sabía, no sabía su nombre y tampoco sabía qué hacía en ese lugar. De la nada, la joven fue bañada con miedo superior al ser disparada, realmente no sabía nada, era terrorífico, como si fuera una recién nacida, solo que le faltaban sus padres; tuvo que hacer un esfuerzo tremendo para no ponerse a llorar en el lugar.

-Yo... no lo sé... no recuerdo mi nombre, quién soy, qué es este lugar o qué hago aquí, por favor... ayúdame.

La mujer vio que la niña estaba al borde de las lagrimas, al parecer lo que decía era cierto, y su blando corazón le decía que debía ayudarla, por lo que decidió que debía compartir con ella lo poco que sabía de ese lugar.

Primero se presentó como Syl, le dijo que los dos niños eran sus hijos, Jarro y Micah, luego le dijo que estaban en Las tierras de la luz, una clase de república en decadencia, donde veneran a un dios raro y casi no tienen poder militar, luego de la guerra que duró 200 y acabó con todos los países, los pocos que quedaban decidieron firmar un tratado de paz y se dividieron las tierras, una porción sería para los seguidores de la luz, otra para La antigua república, la federación, el reino, Albus y por último El nuevo imperio, ninguno de ellos se llevaban bien, y como quedaban muy pocas personas luego de la guerra, decidieron alejarse e intentar revivir la civilización como podían, años más tarde algunos intentaron romper el tratado de paz pero fueron detenidos por los demás, todo eso fue hace unos 50 años, Syl dijo haber nacido en El nuevo imperio, pero decidió huir cuando los soldados intentaron reclutar a sus hijos para el ejercito, como hacen con todos los niños que cumplen 8 años, todos saben que Las tierras de la luz son un lugar pacífico, por esa razón decidió huir ahí.

Las tierras de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora