The Comets

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[Everybody needs someone, but they can't feel like this]
[How can I breath with this burning in my chest?]

Érase una vez, un precioso día soleado, repleto de vida, rozagante y alegre. Feliz de ser el paisaje más bello que se pudiera pedir. Con los detalles precisos, sin más ni menos. Simplemente perfecto para sí mismo.

Érase una vez, una hermosa noche de luna llena, plena, realizada. Con un bello astro dominante y las estrellas luminosas como testigos vivientes del poderío que exudaba, de la perfección de sus rasgos.
Érase una vez, en una de esas noches de placer, un par de cometas que volaban juntos, surcando con su maravillosa y ardiente estela los cielos oscurecido y plagados de estrellas clásicos de Hogwarts.
Pero dichos cometas se desvanecían al amanecer, cubiertos por una capa de copiosa indiferencia y ominoso silencio.
Uno de los cometas se llamaba Harry Potter, y tal como esos días, estaba alegre e inquieto.
El otro, era Severus Snape, y tal como esas noches, se encontraba pleno y poderoso, en el culmen de su felicidad.
Cada noche, los dos amantes se prodigaban sus afectos, reclamaban sus cuerpos, disfrutaban de sus atenciones mutuas.
Se declaraban su amor, y mientras tanto, al culmen de su clímax, volaban sobre ellos una pareja de preciosos astros fugaces, danzando a la par de los labios ansiosos de sus testigos amantes.
Y al llegar sobre ellos la mañana con sus ajetreos, con un último beso, como un pacto sellado en silencio, con sangre y amor, se despedían los dos amantes, bajo la inquebrantable promesa de una próxima reunión.
Harry se iba a quién sabe dónde a seguir con la búsqueda y destrucción de los horribles artefactos que creara Lord Voldemort para resguardar su pútrida alma.
Severus se quedaba allí, en los aposentos privados del Director en la más alta torre del imponente castillo, preparándose para torturar en magnífica actuación a los jóvenes habitantes que yacían, aún dormidos e inocentes de lo que sucedía tras las barreras de Hogwarts, en sus habitaciones compartidas.

El tiempo pasaba.

Se esfumó Enero, dejando el atesorado recuerdo de una noche magnífica para el pocionista, en compañía de su hermoso doncel, cuando ésta último quiso presentarse a sí mismo como obsequio de cumpleaños para el cansado profesor.

Apareció Febrero con las pocas parejitas desafortunadas que tenían aún la esperanza de sobrevivir a la guerra silenciosa que prometía desatarse como un huracán sobre sus sueños.

Pasó Marzo, sin mayor agitación que el acopio de mortífagos y dementores en Hogsmeade. Eso ya era de esperarse.

Llegó Abril.
Abril.
Con sus violetas fragantes y la promesa de una primavera brillante en los despejados jardines de Hogwarts.
Con días casi tan luminosos como el astro viviente que existía con el propósito de brillar con luz propia sobre los agobiantes días del director de la más famosa Escuela de Magia y Hechicería.
Con noches perfectas que incitaban al amor y la lujuria, casi tanto como el poderoso hombre que poseía Harry por amante.
Harry James Potter había encontrado, ‘misteriosamente’ la espada oculta de Gryffindor, y con ella, la forma de destruir un horrocrux más.
Se hizo de la varita de Bellatrix Lestrange y Draco Malfoy.
Se hizo también, inconscientemente, de la poderosa Varita de Saúco.
Y de la copa dorada de Hufflepuff.
Regresó a Hogwarts para destruirlos, y acabó encontrando la diadema de Rowena Ravenclaw.
Se encontró por el camino de regreso al despacho del Director a Luna, quien, en lugar de agobiarlo con preguntas, le indicó un buen atajo.
Mientras tanto, Ron y Hermione destruyeron la copa con la espada y se dieron un tiempo a solas para descubrir sus sentimientos y sus cuerpos, y fundirse en una muy conocida danza a base de movimientos de cadera, jadeos y sudor.
Harry y Severus repitieron esa danza como cada noche, amándose con intensidad, como si cualquiera de esos días pudieran desaparecer.
Y no estaban muy lejos de la realidad.

[I see stars, the way you laugh, is like a heavenly choir]
[You make me feel invincible, when you're with me, I can take own the world]

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N/A:

¡Tenemos nuevo fic!
Lo tenía escrito desde hace algún tiempo y creo que ya es buen momento para publicarlo.

Esta obra está basada (en parte) en una canción llamada Watching For Comets, de la banda Skillet.
Está de más decir que está banda me encanta; uno de esos días de inspiración pura, escuchando esa canción se me ocurrió el final y, volviendo a escucharla, el resto del fic.
Va a ser muy, MUY corto pero, a mi parecer, bastante emocional.

Espero les guste tanto como a mi escribirlo.

Watching for CometsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora