Me gusta perderme en mí. Quedarme quieta mirando a la nada, al techo, a las personas por la calle. Ser consciente de que tan sólo soy un pequeño universo entre millones, sentirme pequeñita en comparación con la inmensidad del cosmos.
Me gusta bucear en mi interior. Analizar mis sentimientos respecto a todo, reflexionar sobre mi y mis amigos. Imaginar que estarán haciendo, o simplemente pensar en ellos y en las cosas que podemos hacer la próxima vez que nos veamos.
Me gusta descifrar a la gente. Observar a personas desconocidas e imaginar sólo con verlas cómo es su vida, cómo se sienten, a dónde van, de donde vienen. Comprender e intentar entrar en el universo que poseen.
Me gustan las cosas raras, los besos en la frente, los abrazos fuertes, los besos en el cuello, los abrazos por la espalda, los besos por que sí. Las sorpresas me encantan, un buen helado en verano me vuelve loca, un chocolate a la taza en invierno me derrite. Un abrazo cuando estoy mal me recompone, un hombro en el que llorar me sostiene, unas palabras bonitas cuando estoy hundida me reflotan.
Me gusta ser diferente, que me llamen loca. Pero que nunca intenten cambiarme, que si me quieren acepten mis locuras y mis arrebatos infantiles y que soporten mis sermones de madre.
