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Leo en redes sociales los textos que la gente publica sobre el verano, sobre los grandes momentos que vivimos con la gente que queremos, en Spotify suena Adele, la melancolía me invade y no puedo evitar ver en mi mente todas las fotos del verano, las robadas a tus amigas, al chico que te gusta, los selfies en la playa y con las amigas, las sesiones de fotos improvisadas, las que nunca saldrán a la luz... Todas ellas son recuerdos, puede que algún día desaparezcan, quién sabe, pero mientras tanto serán el recuerdo de lo que hemos vivido, de lo que nos ha hecho crecer.

Recuerdo con los ojos al borde de las lágrimas ese amor de verano, esas amigas que sólo ves cuatro días al año, los días que llamabas a tu mejor amiga por teléfono y estabas tres horas hablando de nada y de todo, porque no estabais juntas y os extrañabais, de los mensajes a las tantas por la diferencia horaria, de irse de campamentos y ver a los del año anterior y conocer gente nueva y aunque eran desconocidos has estado hasta las tres, las cuatro y las cinco de la mañana en vela con ellos solo por que sí, empezar la noche comiendo en una litera con tus amigas y despertar en tu cama con tu amiga sin saber como has llegado, de las duchas a las tres y media, las lágrimas en la despedida y no saber si vas a volver a verlas al año siguiente, volver a casa y sentir que eres diferente y a la vez que nada a cambiado, volver a juntarte con los de siempre y contarles mil historias.

Pienso en septiembre, ya ha llegado, hace dos días entregaba mi último examen y sin embargo dentro de nada vuelven los madrugones, ver las caras de zombie de tus compañeros, trasnochar para estudiar... Vuelve esa sensación del primer día de clase, volver a ver a la gente con la que has crecido, el nerviosismo de ver si tienes compañeros nuevos y conocerlos, de coger el mejor sitio y sentarte con tus amigas, el miedo de ver que haya gente que se ha ido a otro sitio a estudiar, de que no estés en clase con quién querías. Vuelve la ilusión del primer día, porque aunque al segundo día ya no esté nunca me cansaré de vivir ese primer día de reencuentros, risas y lágrimas de alegría...

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Leedlo escuchando Pàssaro de fogo de Paula Fernandes, está en portugués pero es preciosa

Querido YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora