—Lo siento mucho _______ —repitió el doctor.
Yo estaba sentada con los ojos perdidos, aun no caía en cuenta. No podía creerlo.
—pero, doctor ¿Que fue lo que paso? —le pregunte después de unos minutos de silencio. Estaba confundida.
—es una enfermedad terminal —respondió con la cabeza gacha—no se como fue que la conseguiste, la verdad se han visto pocos casos.
—lo único que me faltaba —me queje para mi misma.—solo yo me puedo contagiar de una enfermedad casi desconocida
—________, es posible que no te hayas contagiado, existe la posibilidad que ya trajeras la enfermedad en tu organismo, de herencia. ¿De que murió tu madre?
—murió en un accidente —hablo Brad por primera vez. El estaba peor que yo.
—oh, lo siento. Pero, te prometo que haré lo que pueda para buscar una cura, pasare día y noche investigando.
Asentí débilmente. Sentía un nudo en la garganta, de esos que te quitan la
voz, mi cara estaba inundada en lagrimas y mi cabeza estaba llena de pensamientos deprimentes.
—¿Que precauciones debe tomar? —pregunto mi hermano. El doctor carraspeo y se acomodo en su silla.
—lo único que se es que tus pulmones se irán debilitando de a poco, así que te recomiendo que no corras, no es que te vayas a quedar sin aire, pero es mejor prevenir que lamentar.
—si, no soy alguien que corra mucho —admití—pero, tengo asma ¿eso podría empeorar?
—no te preocupes, quizás dentro de un mes o mas sentirás la debilidad, la verdad es muy poco lo que se acerca de esto.
—si no hayan la cura—hablo Brad con al voz entrecortada—¿cuanto tiempo podría... Quedarle?
—unos cuantos meses —confeso con dificultad ante la cruel realidad.
Solté un sollozo y me levante a abrazar a Brad. Me tomo fuerte entre sus brazos y me dijo palabras de aliento al oído. Dios, eso no me podía estar pasando a mi.
Me separe débilmente de mi hermano y tome mi bolso.
—creo que es hora de irnos —dije con voz dura. Brad se levanto —doctor...
—si yo me entero de algo nuevo tenlo por seguro que te llamare.
—muchas gracias—agradecí. El se levanto y me dio un fuerte abrazo.
—sabes que haré hasta lo imposible —murmuro
—cuento con eso
Se despidió de Brad con un apretón de manos y nos dirigimos al coche en silencio, cada uno iba perdido en sus propios pensamientos asimilando la fuerte noticia.
Le llame a Marbella, mi mejor amiga y entre llantos le conté todo.
Llegamos a casa y Marbella ya nos esperaba afuera.
Recibió a mi hermano con un beso tierno y un abrazo. Ella lloraba y Brad seguía en shock.
Ese tipo de relación era la que yo siempre había soñado. Ambos se amaban y eso lo sabia de antemano. Brad era 5 años mayor que ella aunque eso no importaba. La respetaba y la quería demasiado. Ambos habían estado enamorados desde hacia como 7 años. Y estaba segura de que algún día se casarían.
Se separo de el y corrió hacia mi. Chocamos con fuerza y nos abrazamos como si fuese a morir mañana.
No era mañana pero si en unos cuantos meses.