3 Canciones

Taiga/Ritsu

.

.

Love is Magic - Taiga/Ritsu

.

"El amor es... Magia"

Cuando Taiga tenía diez años, su adorada abuela paterna le había comentado de repente en una tarde de bocadillos que compartía de vez en cuando con ella, como una costumbre entre ambos. Él a su poca edad no lo comprendió, sin embargo despertó su curiosidad... ¿A qué se habría referido?

Ahora, ya a sus veintitantos, no lograba comprenderlo todavía ¿Qué tenía que ver el amor con la magia? Era confuso. Pero su abuelita era muy sabia, así que algún significado especial debía tener, pues aquella frase se escuchaba bien bonita y todo, pero ¿Sólo eso? ¿Qué habría entre letras?

Veamos, él conoció a Ritsu, rápidamente se encariñó y luego se enamoró. Sabía perfectamente que sus sentimientos eran reales, puros, era sin lugar a dudas amor verdadero. Y, a pesar de todo, todavía no podía dar significado a las palabras de su abuela, aquellas en las que pensaba de vez en cuando.

Y un día, rindiéndose como muy pocas veces hacía, se lo preguntó directamente:

¿Crees en la magia, Taiga?

¡Sí, creía! Había leído un sinfín de libros y estaba consciente de que, si se hablaba de ella, era porque era real.

¿La has presenciado alguna vez? ¿Qué sentiste en ese momento?

De pequeño, cuando Taiga visitó el circo por primera vez, los actos de magia de aquel hombre delgado y alto lo impresionaron un montón. Desde el ave que salió volando de su sombrero, hasta el corte a la mitad de su asistente. Fue sorprendente, tanto que su corazón latió desenfrenadamente como si hubiera participado en un largo maratón ¡Y no podía pararlo! Incluso, estuvo hablando de aquellos actos por días enteros; con su familia, sus compañeritos de escuela y otros conocidos. Podía asegurarlo ahora, esa presentación cambió su vida.

Y, ¿Viste cómo es la magia? ¿De qué color? ¿Qué forma tenía?

Imposible, de la magia sólo podía presenciarse el resultado, no había una representación física de esta.

Y aún dicho todo eso, preguntas que respondía en seguida, Taiga no captaba todavía que tenía que ver con el amor.

Entonces, su abuelita prosiguió:

Es como el amor, crees en él pero no lo ves... Es algo mucho mejor: ¡Lo sientes! ¿No es eso mágico, Taiga?

Con una sonrisa cálida, que sólo su joven abuela podía ofrecerle, Taiga lo entendió por fin.

Y agradeciéndole inmensamente, con un gran abrazo apretado marca Futaba, Taiga dejó el hogar de su abuela (a pesar de ser un poco tarde por la noche) con una sola idea en mente: Tenía que ver a Ritsu, y así comprobar por sí mismo las palabras que había escuchado y aclararon sus dudas.

No corrió, pero si fue a prisa. Deteniéndose solamente cuando cruzó una tienda de dulces al ocurrírsele algo. Entró, eligió, pagó y retomó su camino esta vez acompañado de los aperitivos favoritos de quien estaba por ver, dándole más ansias a su cometido.

Cuando estuvo frente a las paredes cubiertas por la hierba bien cortada, su corazón bombardeó más rápido y una sonrisa ancha se dibujó en sus labios. Pasó de largo la puerta principal, y se escabulló por el jardín, como varias veces ya había hecho. Y cuando estuvo frente al balconcito de su destino, llamó fuerte pero discreto:

-¡Ricchan!-

En seguida, la luz de la luna reflejó la silueta de Saotome Ritsu, quien no parecía nada extrañado con su peculiar forma de aparecer. Y con una seña de su parte, Taiga aguardó su llegada hasta él.

-¿Qué haces aquí? Es tarde...-

Ritsu apareció a los pocos minutos, llevando sus finas ropas de dormir (a pesar de que todavía no eran horas de ir a la cama) y luciendo más curioso que molesto, después de todo no era la primera vez que Taiga aparecía de la nada.

Taiga no dijo palabra alguna, dejando la pregunta en el aire, sólo se balanceó al más alto y besó sus labios con cariño y entusiasmo, abrazándolo fuertemente después. Y ahí estaba, la sensación cálida y burbujeante en su pecho que le hacían sentir maravillado, completamente enamorado... La magia del amor.

-Ricchan, ¿Sabías que el amor es magia?-

Su abrazo se deshizo tan sólo un poquito, y quedando frente a frente Taiga soltó con ojitos brillantes, beneficiándose con la luz tenue de la estancia.

Luego de una risita, Ritsu susurró como respuesta:

-Tu amor es magia.-

Y los dulces comprados fueron olvidados en ese momento, al haber encontrado una vez más la dulzura en los labios ajenos.

.

.