ocho

439 54 9
                                        

El caer de las costumbres

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El caer de las costumbres


Coraline era una persona que se esfuerza en lo que le importa. A ella la volvía loca la banda—en todos los sentidos posibles—pero aún así no faltaba a ningún ensayo grupal o reunión. Luego, en la escala de lo importante, estaban sus notas. Eran más buenas de lo que ella esperaba. No tenía ninguna inferior a 8,50. Asistía cada día a clases, sin importar la tormenta que se desatara. Muchos en Gahnder usaban el mal clima como excusa, pero Coraline lo usaba como una razón para asistir. La institución le parecía muy hermosa cuando lucía más solitaria.

Podríamos seguir con la lista pero sería innecesario. Los primeros dos puntos fueron los que flaquearon a partir de ese jueves en el que se declaró a Mae desaparecida, y esto le quitó el equilibrio al resto. Su amistad con Wren se vio afectada. Cuando Coraline tenía problemas solía encerrarse en sí misma hasta que, al final, recurría a él. Esa vez no sucedió así. Pasó una semana completa y Cora seguía evitando a Wren a toda costa.

El viernes de la semana siguiente a la desaparición de Mae se presentó en la escuela luego de haber faltado desde que la noticia salió a la luz. Muchos lo habían notado pero ninguno se atrevía a acercarse a preguntarle cómo se sentía, si necesitaba ayuda o lo que sea. Sin embargo cada uno de nosotros la vio diferente ese viernes. Coraline, como Mae, era muy femenina. Usaba ropa grande pero sin ninguna arruga, con colores claros, el cabello perfectamente peinado en una cola de caballo o suelto.

Ese día todo era un desastre.

La banda se juntaba los jueves de todas las semanas a ensayar. El día de la noticia, Coraline canceló el ensayo. El jueves siguiente no dijo nada. Callada, no se presentó, y sin ella poco podía hacer la banda. El día que por fin volvió a las clases llevaba un pantalón gris de deporte que para nada combinaba con la camiseta amarilla que tenía una mancha de chocolate en la espalda. Además su cabello rubio estaba despeinado, y el cat eye de su ojo izquierdo no era simétrico con el del otro ojo. La muchacha siempre cuidaba con mucho empeño cada detalle, por eso ese mismo viernes lucía como otra persona.

Por si fuera poco, llegó con quince minutos de retraso.

El profesor Hale le permitió entrar a la clase de todas formas. Él no era del todo estricto con sus alumnos cuando sabía que podían estar pasando un mal momento, lo que era evidente en la joven. Se veía cansada. Tenía esas grandes ojeras debajo de ambos ojos que la delataban. Se tambaleó hasta llegar a su pupitre, justo al lado de Dorothea.

Ya te he hablado de Dorothea, estoy seguro de eso. Puede ser que no la reconozcas ahora, pero fue quien habló por primera vez de Mae con Wren. En fin, otra integrante de la banda. Vocalista. Opuesta en muchos sentidos a Coraline, pero aún así se entendían más que bien.

—Te ves muy mal—fue lo primero que le dijo Dorothea al ver a su amiga—. Sabes que sigues viva, ¿verdad?

La muchacha con el septum y que, para todos, era considerada una persona muy inteligente, tampoco tenía idea de que Coraline y Mae tenían historia. Lo hago parecer como si nadie supiese nada, pero no es mi culpa que Madeleine Sharyn haya sepultado su amistad con Coraline sólo porque ella tuviera sus kilos de más.

Dulce disposiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora