"¿Tú eres mi Savah?"

59 5 3
                                    

13 de Octubre, de 1998.

(2018)

La lluvia picaba en el paraguas sobre mi cabeza. Mis botas azules escurrían las gotas de lluvia y sin pensar en que alguien pudiera verme, tomé impulso y salté sobre un charco de agua.

Comencé a reírme de mi misma y continúe mi camino de regreso a casa. Ya estaba oscureciendo, pero ésta noche era especial y perfecta para mí. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo o paranoia, no debía estar observando por encima de mi hombro si había alguien al acecho. Hoy el miedo se había marchado, se había ido lejos en busca de una nueva víctima y a mí me había abandonado.

Hubiera deseado poder estar un tiempo más junto a él, porque para ser sincera me había acostumbrado a que me siguiera a todas partes. Hoy regresaba sola a casa y no sabía cómo afrontar mi nueva rutina solitaria.

Un relámpago iluminó el cielo, dejándolo de color rojo y más allá del rojo, habían destellos del cielo estrellado. Entre la lluvia que comenzaba a hacerse más fuerte, pude divisar una figura oscura que caía hacia el suelo en caída libre. Lo más alarmante no fue pensar en qué podría ser, lo peor de todo es que venía justo hacia mí.

El viento y el agua que corría por la calle como un río furioso, me jugaron una mala pasada, haciendo que callera de rodillas en el suelo y fuera arrastrada calle abajo por el agua.

Mi paraguas salió despedido de mis manos, flotando varios segundos por el aire, hasta chocar con una pared invisible a mitad de calle. Pronto vi como el paraguas volvía a su posición vertical, comenzando a dirigirse hacia mí con una lentitud aterrorizante.

Intenté ponerme de pie, pero mis manos se deslizaban sobre el pavimento, lo único que se me ocurrió hacer, fue anclar mis codos sobre éste y tomar impulso con mis piernas flexionadas hacia arriba. Así fue como logré ponerme de pie, pero en cuanto mi rostro se elevó, el paraguas ya estaba cubriendo mi cuerpo empapado.

Silencio.

-¿Me extrañaste, Cielo?- Aquélla voz, aquél acento, aquélla profundidad y aquél modo en que mi nombre sonaba de sus labios. Todo aquéllo, detuvo la marcha acelerada de mi corazón.

El aire que mis pulmones retenían, abandonó mis labios con suavidad. Mis ojos comenzaron a ver su cilueta materializarse, hasta quedar de frente con su imponente cuerpo alto.

Sus ojos azules se fijaron en mi, tenía una sonrisa dibujada en sus delicados labios y el cabello cepillado hacia el lado izquierdo de su cabeza. Su mandíbula angulosa, su piel pálida y aquél arito plateado en su nariz, todo lo hacía ver espectacularmente hermoso. Llevaba un traje oscuro puesto, típico de un ángel protector o custodio. Era mucho más alto que yo, por lo que mi cabeza tenía que subir para mirarle directo a los ojos.

El agua de la lluvia parecía no afectarle en lo más mínimo, mientras que a mí, me escurría agua hasta por los oídos.

- ¿Tú eres mi Savah?- Mi voz salió en un susurro casi inaudible. No podía creer que lo estuviera viendo frente a mí. Me parecía estar en medio de un sueño, un sueño más en el que imagino que lo tengo frente a mi.

Mi corazón comienza a latir con fuerza contra mis costillas, mis manos pican por la mera necesidad de colocar una mano sobre su mejilla y comprobar si realmente es él. Necesito saber si es él mi Savah.

Una de mis manos, temblorosa y ansiosa por tocar finalmente su delicada piel, va a medio camino de su destino.

Como si hubiera rozado mis dedos en cables pelados, tocar su piel fue electrizante y aunque me estaba ahogando no lo solté, porque había deseado tanto tenerlo otra vez así de cerca, como para soltarlo a la mínima descarga de energía. Dio un paso más en mi dirección, abrumado por que aún no lo soltaba. Su ceño estaba fruncido, hasta se le había formado una arruga entre las cejas y su color de ojos pasó de ser azul a celeste.

Ahora habían sólo centímetros entre nuestros cuerpos. Su esencia me tenía embriagada y el calor de su cuerpo abrumada. Cada vez que inhalaba, sentía que él se hundía un poco más en mi interior. Recorriendo cada rincón de mi alma, cada espacio oculto, espiando en aquéllo recuerdo que creía olvidados. Dejándome a su merced.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo con lentitud, como si me estuviera envolviendo una manta el cuerpo completo. ¿Qué me estaba haciendo?

- Sí, ése soy yo. ¿Y tú? ¿Eres mi Cielo?- Me preguntó, dejándome sentir su aliento fresco chocar contra mi frente.

Mi corazón tomó más fuerza, dejándome sin aire, impidiendo que pudiera formular palabra alguna. Abrí la boca para responderle, pero no encontré mi voz. La cerré y traté de pasar saliva, pero había un nudo repleto de sentimientos encontrados ajustado en mi garganta.

"Tranquila Cielo, no estés tan asustada." Lo miré sin poder creer lo que acababa de hacer. ¿Había sido capaz de leer mis pensamientos?

Aunque todo dentro de mí era una revolución de ideas y sentimientos encontrados, espabile mi mente y sonreí separando mis labios con timidez.

- Sí, yo soy tú Cielo.- Mi voz salió en un susurro, pero muy segura de sí misma.

Su sonrisa se ensancha, dejándome ver su blanca y brillante sonrisa. Había hecho acelerar mi corazón con el mero gesto. Pero aún así le sonreí de igual manera, permitiéndole a mis ojos observarlo unos instantes más, antes de que fuera a desaparecer.

-¿Por qué crees éso?- Me preguntó curioso, yo sólo negué y sonreí con tristeza.

-Porque sé que te volverás a ir, dejándome aquí sola.- Mis ojos brillaron, sabía que las lágrimas iban a dejar mis ojos en cualquier, pero no me importó en lo más mínimo.

-No me iré Cielo, porque tú hoy decidiste quedarte a mi lado, aquí, en éste mi mundo.- No comprendí lo que me acababa de decir, pero entonces todo tuvo sentido para mi.

Nunca podría a verle tocado, de a ver estado con vida me lo habría impedido. De a ver estado con vida, jamás lo habría visto. De a ver estado con vida, yo jamás lo habría podido sentir.

Entonces intenté recordar, había hecho un pacto, un sacrificio de vida para estar a su lado. Quería estar junto a la única persona que me hacía felíz. Que me hacía sentir importante y valiosa. Le prometí que estaríamos juntos, cuando ya no pudiera más, cuando el dolor fuera más fuerte que mi voluntad o deber. Y entonces el día finalmente había llegado.

-¿Estaremos juntos otra vez ahora?- Le pregunté después de un breve silencio.

Él agarró mis manos y las junto sobre su pecho, me miró fijamente a los ojos y con seguridad dijo lo siguiente..

-A partir de ahora, tu alma y la mía estarán entrelazadas. Para que nunca te alejes de mi, para que nunca me alejen de ti. En éste mundo, nadie podrá separarte de mi lado- Un par de lágrimas me abandonaron en ése momento, estaría eternamente a su lado. Había soñado durante tantos años con éste momento, pero ninguno se comparaba con vivirlo en la realidad.

Él se había ido desde hacía mucho tiempo de mi lado, ahora volvíamos a estar juntos como se lo había prometido. Tanto tiempo lo lloré en su tumba, tanto tiempo lo llamé por las noches, cuando el dolor de perder el amor de mi vida no me dejaba dormir, cuando el dolor de perder una parte muy importante de mi corazón, me hacía temblar abrazada del peluche que me había regalado alguna vez.

Después de tres años, mi Savah y yo volvíamos a reunirnos. Nuestro amor era mucho más fuerte que la muerte, ella no nos pudo separar, porque fueron nuestras almas las que siempre permanecieron unidas. Él tenía la parte fundamental para que mi corazón funcionara, así que éso fue lo que nos unió, porque aquél pedacito lo atrajo hacia mi. Aquéllo me trajo de regreso a mi único gran amor.

- Te amo Savah..- Me paré sobre las puntas de mis pies y con la ayuda de mis manos, las cuales atrayeron su rostro hacía mi. Sentí que volvía a aquéllos tiempos en donde besarle era algo fundamental en mis días.

-Y yo te amo a ti, Cielo- Sus manos ahuecaron mis mejillas, acabando con el poco espacio que separaba nuestros labios.

Allí estábamos nosotros, juntos después de años. La lluvia caía a nuestro alrededor, el cielo estaba estrellado y ahora estábamos en un hermoso bosque, rodeados de flores amarillas y césped verde.

Bajo tú camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora