Que me digas que no fue real, todo esto que sentí a lo largo del día. La lluvia cae, los ángeles lloran. Ella encontró en los ojos del cielo solaz. Nunca supo por qué las hojas caían hasta que se convirtió en una. Roja como la sangre y amarilla como se ve el sol, caía sin apuro sobre rocas de cartón.
Las rosas rompían en sollozos cuando la veían, no era más que una horrible niña. Creía ser la bestia de la dulce historia, solo que sin el mágico y poderoso hechizo. Caía, prisionera del dolor.
Nunca desapareció, aunque sí lo hicieron sus pequeñas burbujas de esperanza. Fueron eliminadas de su vida como el olor de una flor única. Jamás volvieron a ella los buenos recuerdos. Solamente repetía, una y otra vez en su mente, los malos, los que la hirieron. Su objetivo nunca encontrado era hallar el porqué. Todos los puentes están enamorados de un suicida.
Caída libre sobre las rocas de cartón, roja como la sangre y amarilla como ven al sol.
Soñó que las hojas volaban, eran libres, eso eran cuando caían. Libres pasajeras del viento, con el tiempo a su favor vuelven a nacer, más bellas empiezan desde cero. Sujetas a la vida hasta que llega lo peor, y es ahí cuando vuelan a su libertad. ¿Nacen libres de la vida o presas de su dolor? Caen una vez más. Duro golpe contra las rocas de cartón, fue roja como la sangre y amarilla como todos, menos ella, ven el sol.
Antes que termine el día, dime que no fue real, todo esto que sentí a lo largo de mi vida.
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Antes que termine el día
PoetryEscritos nocturnos sobre una joven desconocida. Nunca me ha resultado sencillo expresar lo que realmente siento. Un mal día, entre tanto silencio y soledad, encontré un viejo cuaderno con sus hojas en blanco. Lo miré fijamente durante unos instante...