Hey, Carl.
Hoy tuve un mal presentimiento, uno horrible y doloroso, corrí hacia Alexandria. La cual no me quedaba tan lejos, pero vi todo lleno de caminantes, los muros destruídos y no te logré distinguir.
Creí que habías muerto.
Es más, todavía lo creo.
Ni siquiera sé el motivo por el cual sigo escribiendo estas estúpidas cartas con mi mala caligrafía por el paso de los años que ha dificultado mi manera de escribir, quizás hasta tenga un error ortográfico, pero te aseguro que lo corregiré con un diccionario que tengo a mano en la casa.
Quizás escribo esto como una manera de distraerme, y de pensar que no estoy sola.
Quizás si éste sola después de todo.
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