-¡Javier! ¡Vamos, apúrate, se va acabar el recreo!- Le digo para que deje de escribir y podamos salir rápido de la sala.
-Ya, espérate... Listo, vamos.- Me dice y antes de que terminara de hablar ya estábamos caminando, rápido para alcanzar a ir al patio en donde están las salas de los cuartos medios.
Caminamos durante un rato hasta que encontramos al grupo de los amigos del Pancho, nos íbamos acercando a ese grupo y siento que alguien me toca los hombros por la espalda y pegue un salto no muy brusco, pero dejando en evidencia que me había asustado, escuche una risa de un hombre, era él.
Me saludó entremedio de sus risas de burla tras asustarme, sonreí, se veía tan lindo hoy, bajo la luz de la mañana y su pelo desordenado, ni tan largo ni tan corto.
-Antes de salir al recreo del almuerzo te mandaré un mensaje, para que actives los datos móviles.- Me dice, con un tono bastante diferente, asentí con la cabeza, estaba tan cohibido.
El tiempo pasaba cada vez más lento, estábamos en clases de historia, suelo siempre participar en la clase y hacer preguntas para comprender mejor los contenidos, pero hoy estoy distinto, solo quiero que acabe esta clase porque después de esta es el recreo del almuerzo y estoy pendiente de mi celular para ver el mensaje que dijo que me enviaría.
Quedando cinco minutos para el recreo siento vibrar mi celular, un mensaje que dice que nos juntemos en el camarín del gimnasio, no lo dice pero es obvio que debo ir solo, no se lo mostré al Javier, quiero mantener esto lo más secreto posible. Pase los próximos cinco minutos imaginando para que quería que fuera a tal lugar, nombrando las sospechas más obvias y las más extrañas también.
No soy una persona que tenga mucho éxito en las relaciones a pesar de que la mayoría de las personas encuentran que mi imagen es muy atractiva, soy un chico de 17 años, delgado y de 1.68 de alto y tengo los ojos de color azul, recibo mucho cariño en ese sentido jamás he tenido problemas de autoestima, a pesar de esto, suele parecer que el físico no es tan importante, ya que jamás he tenido una relación seria en mi vida.
Tocan el timbre, espero un rato, no quiero llegar rápido al lugar que él me dijo, no puedo parecer desesperado ni mucho menos debe creer que me tiene en la palma de su mano, pasan diez segundos y ya no aguanto más, me paré de mi silla y fui intentando caminar lo más lento posible, para finalmente llegar al gimnasio, entrar e ir directamente al camarín donde el mensaje diría que estaría dentro de este.
Cuando abro la puerta, efectivamente, estaba ahí, mi corazón empezó a latir a mil por segundo, me sentía tan cohibido, estábamos solos, nuevamente y nadie podía interrumpirnos, hoy, se veía aun más guapo que ayer y su camisa no era capaz de ocultar los músculos de sus brazos. Sin decirle nada me senté a su lado.
-Viniste.- Dice, silenciosamente, con una voz ronca pero dulce.
-Te dije que lo haría, no podría dejarte plantado.- le respondo, muy tímidamente, es como si fuera otra persona hablando con él, ayer tenía una actitud más extrovertida, hoy los mismos pensamientos me hacen sentir inseguro de mi mismo. No dijimos nada más durante un rato hasta que Francisco, levanto su brazo y lo puso sobre mis hombros, abrazándome, sin pensarlo, me acerqué a él y lo abracé de la misma forma en la que estábamos esa vez, volví a sentir el latir de su corazón en la oreja causando una sensación de paz que nadie más había causado en mi vida.
-No podemos seguir hablando.- Dice, con la voz entre cortada pero fría, la que hizo sentir una presión en mi pecho con corta duración, mi mente se quedó en blanco, no quería preguntar las razones, ni siquiera quería asimilar lo que me había dicho, pero no tenía opción.
-¿P...Porque no? ¿Qué hice?- Le pregunto, quiero sonar tranquilo pero es inevitable, tenía totalmente otra expectativas sobre lo que pasaría en este camarín, estamos solos, abrazados y nadie puede interrumpirnos, sin embargo, no me siento bien.
-El Alonso me dijo lo que vio, nosotros no hicimos nada, solo estábamos hablando de la vida, sin embargo no paraba de decirme comentarios en son de burla, le contó a mis amigos... Ricky no me gustan los hombres, y ayer, desde que sucedió eso no he podido dejar de pensar en ti, me da miedo, no voy a soportar todas las burlas otra vez, no podemos seguir hablando.- Dice, no entiendo nada, en la mañana se acercó a mí con una broma asustándome, estamos solos y abrazados, pero me dice que no podemos volver a juntarnos más, sabía que esto pasaría, pero por alguna razón me duele más que nunca.
-Me gusta sentirte en mi pecho, me gusta escuchar tu voz y verte sonreír, pero será la última vez, no me odies.- me dice mientras me abrazaba más fuerte, pasó su mano por mi cabeza acariciando mi pelo, lo cual solo me hacía sentir más confundido aún. Sonó el timbre y todos debemos volver a la sala, nos paramos, tomo mi mano y así caminamos hasta la puerta del camarín, la abrió y tras soltar mi mano me dice "Cuídate" con su voz tan ronca y los ojos cafés más lindos que había visto en mi vida, yo en shock aún, me cuesta demasiado procesarlo.
Volví a la sala y Javier me pregunta cómo me había ido, le pregunté en que, y me respondió que había oído al Pancho decir que me enviaría un mensaje antes del almuerzo, y que supuso que estaría con él, lo odio por estar tan atento.
-Bien, no pasó nada, solo hablamos.- Le respondo, muy cortante y sin ánimos, sigo en la nada, ni ganas tengo de pensar, pero no puedo sacar de mi cabeza todo lo que me dijo, tengo una mezcla de sentimientos muy grande en mi corazón y el desastre más grande que he tenido en mi mente.
Terminaron las clases, me paré totalmente callado, sin ganas de conversar de nada y como todos los días me vine con Javier a mi lado caminando a nuestras casas, relativamente cerca una de la otra. Cuando llegué, tras despedirme de Javier abrí la puerta y entré, caminé directo a mi habitación, deje la mochila en el suelo y caí casi muerto en la cama, ya solo en la privacidad de mi hogar, la tristeza comenzó a escalar desde mis pies hasta mi cabeza, hasta dejarme ahogado en lágrimas.
Como siempre, algo salió mal.
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A ESCONDIDAS
Teen Fiction"Si no me quieres, dímelo antes de que te transformes en el protagonista de mis sueños durante 6 largos años."